Agricultura regenerativa
La agricultura regenerativa es una metodología agrícola y ganadera, que persigue la sostenibilidad reduciendo el impacto químico e industrial. En su lugar, apuesta por el efecto autoregenerativo de la naturaleza.
El planteamiento principal del modelo de agricultura regenerativa supone aprovechar o re explotar el suelo. Para ello, dotando a este de aquellos componentes que se pierden con la explotación agrícola del mismo. De esta forma, al regenerar las propiedades de la tierra, puede volver a explotarse. También es posible su aplicación metodológica en el aspecto ganadero.
En ese sentido, se presume que los recursos naturales son limitados y escasos. Por este motivo, resulta imprescindible una nueva visión del mundo, más respetuosa y acentuando su carácter cíclico.
Los defensores de estas prácticas plantean que el medioambiente, por sí mismo, es capaz de regenerarse y continuar su ciclo productivo. Todo ello, sin la mano del ser humano y sus técnicas de explotación. Sin embargo, también se ayuda a dicha regeneración, con el cuidado del suelo fértil.
La agricultura regenerativa es, por tanto, un recurso disponible a la hora de frenar el fenómeno del calentamiento global, así como favorecer la estimulación de actividades locales y regionales menos agresivas con el medioambiente.
Planteamientos de la agricultura regenerativa
Esta visión de la actividad y la explotación de tipo agrícola plantea una serie de principios básicos respecto del uso de recursos naturales:
- Reducción máxima de efectos químicos: Los defensores de la metodología regenerativa abogan por la eliminación de recursos químicos artificiales. En este sentido, como estimulantes del cultivo, debido a su toxicidad y agresividad con el planeta.
- Tratamiento carbónico: Aumentando el aprovechamiento del carbono orgánico en los suelos, se suple la acción de productos químicos por la mano orgánica y natural. Al mismo tiempo, se evita la emisión de CO2 contaminante.
- Uso menor de tecnología: La regeneración supone un menor uso de tecnología y maquinaria, la cual puede considerarse invasiva o agresiva para el entorno natural. En ese punto, se recurre a mano de obra humana, así como el empleo de animales como en cultivos tradicionales.
- Apuesta por las energías renovables: Con el menor uso de bienes tecnológicos, también se persigue la reducción del consumo de recursos fósiles y de alto nivel contaminante.
- Democratización del producto obtenido: En ocasiones, la práctica regenerativa supone costes de producción más altos, lo que encarece los productos obtenidos. Es un objetivo de esta, no obstante, la reducción de precios de frutas, hortalizas y otros resultantes para su mayor extensión en los mercados.
- Papel social y colaborativo: Este tipo de agricultura estimula el desarrollo de economías en el ámbito local y de menores cadenas de suministro, las cuales favorecen la sostenibilidad.
Acciones destacadas de la agricultura regenerativa
Pese a ser un movimiento agrícola muy extendido con el paso del tiempo, son numerosos los proyectos y planteamientos a los que ha podido dar lugar.
Especialmente, estos han sido desarrollados en países de occidente, en muchos puntos de América (tanto norte como sur con su gran diversidad) o Europa (destacando zonas mediterráneas como España e Italia).
Así, destacan algunos lugares de Estados Unidos (principalmente en la costa oeste, con extensiones de terreno como las del estado de California), donde esta metodología se ha aplicado en cooperativas y reservas naturales.
En ese sentido, actividades económicas tradicionales como el cultivo de cereal, la explotación puramente orgánica y nuevas formas de pastoreo se han revitalizado aplicando la tesis regenerativa y apostando por el producto “bio”.
Por ello, se considera este tipo de práctica agrícola una pieza clave en la expansión de sistemas de economía circular y verde.