Argumento por analogía
Un argumento por analogía es aquel argumento que se realiza extrapolando la información de un determinado caso a otro diferente. Ello, debido a que comparten numerosas características en común.
El argumento por analogía también es muy común. Su uso es muy frecuente para dar opiniones personales sobre un caso que desconocemos pero que, por compartir una serie de características con otros que sí conocemos, creemos que va a darse de una determinada forma.
¿Por qué se usa en casos desconocidos? Porque al no haber experimentado de primera mano eso a lo que nos referimos, no podemos dar un argumento sólido a través de la experiencia. Por ello, hasta entonces, solo cabe la posibilidad de aplicar nuestras experiencias en casos parecidos. Un ejemplo de ello es la calidad de un nuevo modelo de coches de una marca determinada, ante la imposibilidad de argumentar si es bueno o malo por la falta de análisis al respecto, solo cabe aplicar nuestras experiencias anteriores.
Cabe destacar que cuanta mayor cantidad de casos susceptibles de ser análogos, más peso tendrá el argumento. No es lo mismo conocer un caso, el cual puede ser aislado, que tener el respaldo de muchos de ellos.
Falsa analogía en los argumentos
También hay que tener cuidado con falsas analogías que se convierten en falacias. La analogía no siempre funciona, no es un método argumentativo infalible, aunque pueda estar bien construida.
Las falsas analogías son aquellas que no están bien construidas y que se usan de forma tramposa. El emisor nos muestra los casos como similares, pero realmente son muy distintos, o hay alguna diferencia sustancial, o el caso que intenta extrapolar es una excepción.
Vamos a ver un ejemplo de falsa analogía:
El dirigente del partido X llama a los ciudadanos a consumir preferentemente productos locales. Seguidamente, este es llamado fascista por la oposición, ya que una de las características de la Italia de Mussolini eran las medidas proteccionistas y autárquicas. La analogía es falsa, ya que el fascismo engloba una multitud de características, no solo las medidas proteccionistas sobre el comercio.
Construcción
Para construir un argumento por analogía es necesario que se den dos factores: primero, que se hable de un caso que no hemos experimentado personalmente; y segundo, que conozcamos casos similares que faciliten la extrapolación.
Hay que identificar estas similitudes entre casos. Por ejemplo, siguiendo el caso anterior del coche, pongamos que el coche nuevo es de la marca A. No sabemos cómo va a funcionar porque no lo hemos tenido, de hecho, acaba de salir al mercado. Pero resulta que nuestro coche actual es de esa marca, diferente modelo y unos años más viejo, pero el fabricante es el mismo. En este caso, estamos encantados con nuestro coche porque da pocos problemas, el consumo es mínimo y el precio es bastante reducido. Además tenemos un primo y un buen amigo cercano que, como nosotros, tiene un coche de esa marca y piensan lo mismo que nosotros.
Con lo cual, tenemos la información suficiente como para extrapolar nuestra experiencia al caso nuevo. Podemos argumentar que, debido a que nuestro coche de la marca A tiene los atributos positivos mencionados anteriormente, el nuevo coche de la marca A, seguramente los tendrá.
Recapitulando, para construir un argumento por analogía hay que tener en cuenta lo siguiente:
- El caso sobre el que vamos a argumentar no lo hemos experimentado anteriormente.
- Hemos experimentado casos similares, o conocemos de otras personas que sí que lo han hecho.
- Buscamos las posibles coincidencias entre ambos casos y realizamos la extrapolación.
Ejemplos de argumentos por analogía
Algunos ejemplos añadidos podrían ser los siguientes:
A la hora de ir a ver una obra de teatro. Sabemos que los protagonistas son los actores Juan, Natalia y Cristina. No hemos visto la obra, pero las interpretaciones que realizan estos tres actores nos han gustado mucho cuando han compartido escenario. Con lo cual, cabe esperar que la nueva obra que han estrenado nos vaya a gustar como las anteriores.
Cuando vamos a comprar ropa. Tenemos varias prendas de una determinada marca y, con el paso del tiempo, los colores tienen a descolorar. Debido a esa experiencia, cuando vayamos a comprar ropa nueva, optaremos por cambiar de marca.