Ataques a la economía neoclásica

La economía neoclásica emergió en la década de 1870. Su gran principio fundamental consiste en que el valor de los bienes está determinado por la utilidad que reportan a los consumidores. Sin embargo, las teorías neoclásicas, pese a su importante contribución a una disciplina como la Economía, han sido objeto de fuertes ataques y críticas.

Entre quienes han criticado con mayor dureza las teorías neoclásicas, persiste la idea de que este modelo de economía puede dar lugar a resultados no deseados. También añaden que la economía neoclásica es un planteamiento demasiado formal y recurre en exceso a la deducción.

Igualmente, señalan que las ideas neoclásicas pueden resultar excesivamente estáticas para dar respuesta a los problemas económicos actuales.

Keneneth Arrow

El economista estadounidense Kenneth Arrow fue muy crítico con la economía neoclásica, pues considera que se sirve de unos planteamientos demasiado matemáticos y racionales.

Sostiene Arrow que la economía clásica se sirve de un individuo para describir los comportamientos humanos a nivel general. Y es que, según Arrow, no todos los individuos tienen las mismas preferencias ni actúan con una racionalidad absoluta. Esto implica que, a diferencia de las tesis neoclásicas, hay diversidad de gustos y comportamientos.

Respecto a la utilidad, Arrow señala que existen otros factores que influyen en las decisiones de los individuos. Por tanto, habrá que tener en cuenta otros valores que afectan en la escala de decisión de las personas.

John Rawls

El filósofo estadounidense John Rawls también se pronunció de manera muy crítica respecto a las teorías neoclásicas. Rawls mantenía que la mano invisible podía conducir a la economía hacia situaciones erróneas, generando desigualdades y lastrando la igualdad de oportunidades.

Añadía que, para ello, era necesario la presencia y actuación de determinadas instituciones que se ocupen de garantizar un contexto en el que pese más la justicia que la eficiencia.

En opinión de Rawls se trata de una combinación entre eficiencia y justicia, buscando un equilibrio entre lo racional y lo razonable. Así, para Rawls, una distribución eficiente no solo debe tener en cuenta la propia eficiencia, sino que también debe regirse por el principio de justicia.

Douglas North

North, economista de nacionalidad estadounidense, cuestiona seriamente la economía neoclásica como instrumento para impulsar políticas de desarrollo. También agrega que la economía neoclásica se centra excesivamente en las operaciones de los mercados.

Como parte de sus críticas a la economía neoclásica, Douglas North señala que la economía neoclásica no valora el papel que juegan las instituciones políticas y económicas. A este respecto, las instituciones influyen en la economía a través de incentivos, sin olvidar que North explica que la economía neoclásica no toma en consideración la capacidad de aprendizaje de los individuos y su repercusión en las instituciones.

Igualmente, crítico con la maximización de la utilidad, North sostiene que también puede buscarse una maximización del altruismo. Esto supone que se den situaciones colaborativas que los neoclásicos no han tenido en cuenta.

En cuanto a la racionalidad, North postula que esta no va a ser absoluta, pues se dan supuestos de información imperfecta y las preferencias de los individuos no siempre son las mismas.

Concluye Douglas North que los planteamientos individuales de la economía neoclásica no van a ser válidos para dar respuesta o explicar las situaciones sociales, ni para entender el rol que juegan las instituciones.

Joseph Stiglitz

Otro de los más destacados críticos con los neoclásicos es el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz. Su visión crítica de la teoría neoclásica se refiere fundamentalmente a las bases sobre las que se asienta el utilitarismo.

Stiglitz afirma que no se puede tener una fe absoluta en los mercados, puesto que, en las economías modernas, han dado prueba de su ineficiencia y de un funcionamiento imperfecto en numerosas ocasiones. Y es que la información no es perfecta, sin olvidar que también existen unos costes de transacción.

En mercados imperfectos, la actuación de los individuos produce externalidades o efectos sobre los demás individuos. Por ello, Stiglitz incide en el papel del Estado para subsanar los fallos ante un mercado que no siempre ha proporcionado prosperidad, que tampoco ha brindado un crecimiento económico sostenido y que han sido incapaces de acabar con la pobreza.

Amartya Sen

El economista indio Amartya Sen ha destacado que las teorías neoclásicas han dejado a un lado su preocupación por la economía del bienestar y por los aspectos éticos.

Argumenta Amartya Sen que los neoclásicos, en el altar de la eficiencia, solo se centran en la satisfacción de los deseos, dejando a un lado cuestiones como la igualdad de oportunidades y el bienestar social.

Así, Sen propone no solo tener en cuenta factores como la eficiencia, sino incorporar elementos como la equidad. Por otra parte, Sen también critica a los neoclásicos por hacer hincapié exclusivamente en la maximización de la riqueza individual.

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David López Cabia , 06 de agosto, 2022
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