BREXIT: El barco se hunde, May ofrece su dimisión
Estamos ante una semana crucial para el Brexit. El pueblo británico se echa a las calles, mientras la premier, Theresa May, se juega el relevo en el parlamento.
Estamos ante una semana crucial para el Brexit. Los británicos se echaban, durante este fin de semana, a las calles para reivindicar la celebración de un nuevo referéndum. Un referéndum que nace de unas incertidumbres que está generando Theresa May y su intención de lograr un Brexit a cualquier precio. Los mercados se muestran cautelosos, ante una posible salida de la premier británica.
Y es que, mientras se planteaba que iba a ser Reino Unido quien iba a dejar la Unión Europea, finalmente parece que la líder, Theresa May, será la principal candidata para formar parte de la primera salida que efectuará Reino Unido. Buena parte de su gobierno, según revelan diversas fuentes, esperan forzar su dimisión y encarrilar, así, un Brexit que se le está yendo de las manos.
La economía y los mercados ya han descontado los posibles efectos del Brexit
Aunque la economía y los mercados ya hayan descontado los posibles efectos del Brexit, aún hay donde sacar. La economía mundial no pasa por su mejor momento. Según las perspectivas que arroja el Fondo Monetario Internacional, la desaceleración es más pronunciada que lo que se esperaba y, aunque Mario Draghi haya corregido sus declaraciones, ahuyentando una posible recesión, los indicadores macroeconómicos reflejan lo ineludible.
Los británicos temen una salida desestructurada, así como los europeos, que temen este tipo de salida por las posibles consecuencias que tendría en la Unión Europea. Sin embargo, la intención de Reino Unido no es la de forzar una salida a cualquier precio, sino la de negociar, aunque ello conlleve la destitución de la líder británica.
Y es que, ahora que la economía británica comienza a remontar en materia de indicadores macroeconómicos, una salida desestructurada y precipitada podría revertir la situación, lastrando la economía británica como ya predijo, hace unas semanas, el Banco de Inglaterra. La economía es crucial, más en un momento donde la economía global se desacelera, por lo que las actuaciones que afecten a la economía, deberán mirarse con lupa.
Un escenario político delicado
No estamos en un momento para deliberar y tomar decisiones de forma aleatoria. La economía global, como hemos dicho en numerosas ocasiones, no atraviesa uno de sus mejores momentos y, aunque las previsiones no muestran una recesión, cualquier acción precipitada o mal ejecutada podría afectar muy negativamente al país. Por ello, esta situación pone al pueblo británico en la encrucijada de tomar nuevas decisiones, mirando, esta vez, por intereses comunes.
Durante todo el fin de semana, la premier británica ha estado negociando las posturas con el resto de representantes británicos, intentando llegar a un consenso y garantizar su cabeza en el gobierno. Sin embargo, las negociaciones no parecen avanzar a favor de May. Mientras el pueblo británico mostraba su desagrado en las calles de Londres, los rumores de una renuncia por parte de la líder británica cobraban más fuerza.
May está dispuesta a ofrecer su dimisión si el precio de esto es continuar con los planes de Brexit. Sin embargo, el tiempo se agota y el Brexit pierde cada vez más fuerza en el parlamento, mientras que la oposición gana terreno. Una salida de May podría aportar una mayor confianza a los euroescépticos, que asumirían el liderazgo en el proceso de salida, prolongando y reestructurando las negociaciones con la Unión Europea.
Tras no lograr la aprobación de ninguna de sus ocho alternativas, la premier británica ha prometido “no ser un obstáculo”, pues “es la mejor decisión para ella y para el país”. La confianza depositada en May está más que extinta y la solución para lograr un Brexit ordenado es la toma de liderazgo de otra persona, la cual, espera May, sea la que ejecute “el deber histórico de sacar a Reino Unido del tratado comunitario”.
El pueblo desconfía
La situación en Reino Unido es cada vez más tensa. La economía británica se muestra optimista y se espera que continúe creciendo, una vez descontados los efectos del Brexit. Sin embargo, las incertidumbres que se vivirán en los próximos días y las posibles salidas y destituciones en el Gobierno británico podrían repercutir en efectos negativos a una de las economías más poderosas de la Unión Europea.
El malestar, en Reino Unido, es generalizado. La situación que enfrenta el pueblo británico causa verdadero temor en sus ciudadanos, que confían cada vez menos en una posible salida. Por muchas garantías que aporte May al pueblo británico, este es cada vez más escéptico a sus declaraciones, por lo que la salida de la premier es una opción que podría ser favorable.
Tras las declaraciones, muchas tensiones puestas en el Brexit se han aliviado. El relevo de May pretende ser una acción que relaje las tensiones entre Reino Unido y la Unión Europea, a la vez que favorezca a las negociaciones entre ambos. Para el país, la prioridad es salir con un pacto ordenado, pacto que, de liderarlo May, no contaría con el respaldo suficiente para que así sea.