Historia de la bolsa de valores
Las bolsas de valores tienen su origen en el siglo XVII. Desde entonces, el peso de la bolsa en la economía ha ido creciendo hasta alcanzar más de cien bolsas operativas.
Puede decirse que las bolsas son el resultado de los distintos intercambios comerciales que tuvieron lugar a lo largo de la historia. Algunas civilizaciones como Grecia y Roma ya aplicaban horarios regulados para las transacciones comerciales.
Incluso en las lonjas de la Edad Media se encuentran los primeros antecedentes de las bolsas. Este creciente comercio proseguiría, trayendo consigo la figura de los prestamistas.
No mucho después, la banca experimentó un importante desarrollo entre los siglos XII y XIV, convirtiéndose el norte de Italia, Amberes y Brujas en los principales centros financieros.
Precisamente en las ferias que tenían lugar en la ciudad de Brujas surgió el término bolsa. Y es que estas ferias se desarrollaban en el siglo XIV ante la residencia de un notable hombre de negocios conocido como el Caballero de las Bolsas.
Los primeros pasos de la bolsa de valores
Si bien los primeros intercambios de acciones se produjeron en Amberes en 1531, cabe señalar que la primera bolsa de valores oficial fue la de Ámsterdam, que data de 1602. Así, ese mismo año apareció la primera empresa cotizada, que fue la Compañía Holandesa de las Indias Orientales.
Las acciones de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales únicamente podían venderse recurriendo a la Bolsa de Ámsterdam. Todo ello traería problemas especulativos y daría lugar a la crisis de los tulipanes, la primera burbuja económica de la historia moderna.
A medida que transcurrían los años, se desarrollaba una terminología técnica para operar en bolsa. De ahí que se hablase de “bull” para señalar a aquellos mercados con tendencias al alza o que se denominase “bear” a los mercados a la baja.
La especulación que tenía lugar en las bolsas de valores exigía cierta regulación. Por ello, en 1724 se implementó la primera Ley de Bolsas.
Lentamente, las bolsas de valores fueron ganando en importancia y se implantaron en otros países. Prueba de ello son bolsas como la de París (1724), Viena (1771), Filadelfia (1790), Nueva York (1792) y Londres (1801).
El siglo XIX y el siglo XX
Precisamente la aparición de la bolsa posibilitó el crecimiento y la expansión de compañías con grandes necesidades de capital. Todo ello ocurrió durante la Revolución Industrial, cuando las empresas industriales experimentaron un gran desarrollo gracias a los mercados de valores.
Pese a que durante buena parte del siglo XIX Londres fue el centro financiero del mundo, la bolsa de Nueva York fue ganando en importancia hasta llegar a superar incluso a la bolsa de la capital británica.
Sin duda, la destacada expansión económica de Estados Unidos tras la guerra de secesión, favoreció la aparición de grandes empresas y, con ello, un gran crecimiento de la bolsa de Nueva York. Fue así como Wall Street se convirtió en el gran mercado de referencia mundial.
Pero no todo fueron idilios en la bolsa. Un claro ejemplo es el crack del 29 y la consiguiente Gran Depresión. Fue aquí donde la humanidad padeció las consecuencias de los movimientos en las bolsas de valores.
Tratando de amortiguar el impacto de la actividad de los mercados financieros en las economías nacionales, los Estados pasaron a jugar un papel cada vez más importante. De este modo, se imponían las tesis del economista británico John Maynard Keynes.
Sin embargo, a medida que avanzaba el siglo XX, las ideas neoliberales defendían una reducción del papel del Estado en la economía y potenciaban la libertad de acción en los mercados financieros. Cabe destacar, en ese sentido, las medidas implementadas por el presidente estadounidense Ronald Reagan y por la primera ministra británica Margaret Thatcher, que apostaron por impulsar el papel de las bolsas de valores.
Pero, la bolsa no solo ha sido lugar para empresas tradicionales de corte industrial. Las nuevas tecnologías han visto en los mercados financieros una oportunidad para captar los recursos que necesitan. Así, han surgido índices con amplia presencia de las empresas tecnológicas como el Nasdaq, al tiempo que la bolsa se democratizaba y se volvía más accesible para las inversiones de particulares.