Real de a ocho
El Real de a ocho fue una moneda de plata de curso legal acuñada por el Imperio Español. La cual fue hegemónica en el comercio internacional durante unos 300 años. También fue conocida como “peso” y “peso de ocho reales”.
Durante tres siglos, fue la moneda de referencia en el comercio internacional. Hasta que fue reemplazada en el siglo XIX por la libra esterlina y en 1944 por el dólar estadounidense.
Fue introducida por los Reyes Católicos en 1497, su denominación se debe a “real” por su procedencia de la realeza y “de a ocho” porque un real de a ocho se fraccionaba en ocho reales de a uno.
Aquí puedes ver cómo era esta moneda:
Orígenes del real de a ocho
A finales del siglo XV, tras la Reconquista y con el descubrimiento de América, los Reyes Católicos impulsaron una reforma de la moneda. Para ello, se adoptó una moneda de plata denominada real. Sin embargo, empezó a expandirse en el siglo XVI, durante los reinados de los monarcas españoles Carlos I y Felipe II.
Gracias a la plata que el Imperio Español obtenía de los yacimientos en América, era posible acuñar una moneda como el real. De hecho, a partir de 1535, las monedas de plata eran acuñadas en las llamadas cecas de México y Santo Domingo. Así, se acuñarían sucesivos reales de plata, multiplicando su valor hasta llegar al real de a ocho.
De este modo, el real de a ocho, acuñado en plata, se convertiría en un elemento clave en un sistema monetario en el cual los pagos se realizaban en oro y plata. De hecho, en una economía del mercantilismo como la de aquella época, el real de a ocho fue muy apreciado debido a que presentaba una pureza del 93%.
Moneda de referencia internacional
Con el transcurso del tiempo, se abrieron nuevas casas para la acuñación de reales. Mientras el mundo adoptaba el real de a ocho como moneda de referencia para el comercio. De este modo, en el siglo XVIII, ya se había asentado como moneda hegemónica.
Los reales eran utilizados no solo en transacciones comerciales, sino que también servían para abonar sueldos y pagar tributos. Tal fue su expansión que se calcula que alrededor de la mitad del dinero en circulación del siglo XVIII eran reales.
Con la expansión del comercio hacia el Pacífico, fue aceptado como moneda en lugares como Filipinas, China, Japón, India o Corea. Todo ello gracias al galeón de Manila, que, a lo largo de dos siglos y medio, hasta 1815, estableció una ruta comercial entre los puertos de Acapulco y Manila.
El real no solo era utilizado en España y en sus colonias, sino que los Estados Unidos lo adoptaron como moneda de curso legal. Los propios estadounidenses terminaron refiriéndose al real de a ocho como el dólar español. El real del siglo XVIII, con sus dos columnas de Hércules envueltas en el lema “plus ultra” fue también conocido como “pillar dólar” debido a su diseño.
Sin embargo, el declive del real llegaría en el siglo XIX. Cuando España, inmersa en las guerras napoleónicas y con sus colonias americanas independizándose, perdió sus yacimientos de plata y las casas en las que se acuñaban los reales.
Influencia posterior del real de a ocho
Tal fue la difusión que el real de a ocho alcanzó que su circulación en las trece colonias de América fue mucho mayor que la de la libra esterlina. La influencia del real de a ocho fue más allá de España y sus colonias y tuvo un gran impacto en la economía estadounidense. Las autoridades de los Estados Unidos emitieron su propia moneda tomando como inspiración el real de a ocho e incluso respaldaron el papel moneda con reales de a ocho.
Fue así como el real de a ocho permaneció vigente en el sistema monetario estadounidense hasta 1857. Pese a todo, en el símbolo del dólar es visible la influencia del real de a ocho. Así, mantiene una S de “spanish”, mientras que las dos barras verticales que atraviesan la S tienen su origen en las columnas de Hércules.
El impacto del real de a ocho no solo es perceptible en el diseño del símbolo de la moneda estadounidense, sino que trascendió a la bolsa. Una clara muestra de ello fue la bolsa de Nueva York. En ella, el valor de las empresas cotizadas se midió en octavos de dólar hasta 1997.