Thomas Piketty es un economista francés, reconocido internacionalmente por sus trabajos teóricos y aplicados sobre la desigualdad económica.
Thomas Piketty nació en Clichy, Francia en 1971 y estudió Economía en la École Normale Supérieure. En 1993 obtuvo su doctorado de la London School of Economics y la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS), defendiendo una tesis sobre la teoría de distribución de la riqueza.
Tras un par de años en el Massachusetts Institute of Technology, regresó a Francia en 1995 como investigador al Centre National de la Recherche Scientifique. En el 2000 se incorporó como profesor de la EHESS y en 2007 se trasladó a la Paris School of Economics.
“El capital en el siglo XXI”
Piketty ya había escrito varios artículos y documentos, pero el libro que catapultó a la fama fue “El capital en el siglo XXI” (2013). Trajo a la memoria el célebre libro escrito por Karl Marx, publicado por primera vez en 1867.
Uno de los hallazgos centrales que presenta Piketty es que r>g, es decir que la tasa de retorno de las inversiones (reales y financieras) ha sido mayor que la tasa de crecimiento económico a lo largo del siglo XX y con excepción del periodo de las guerras mundiales.
Dado que los que realizan inversiones son las personas dueñas del capital y la mayoría de la población obtiene la mayor parte de su ingreso del trabajo, podría pensarse que la desigualdad (medida como la concentración del ingreso en manos del 1% o 10% más rico de una población) siempre ha ido en aumento.
No obstante, con la información presentada en la base de datos llamada “World Inequality Database”, se encuentra que en el siglo XX la desigualdad empezó a disminuir desde 1920-1930. Pero a partir de 1975, aproximadamente (con la llegada de Thatcher y Reagan en Reino Unido y Estados Unidos) se ve un incremento de la desigualdad en casi todo el mundo, la cual perdura hasta hoy.
“Capital e ideología”
En su libro “Capital e ideología” (2019) se pregunta sobre el origen de la desigualdad. Aborda casos de diferentes países europeos, asiáticos y americanos. Se remonta a los sistemas esclavistas de la antigüedad y llega hasta los grandes sistemas económicos de la modernidad: capitalismo y socialismo.
Concluye que la desigualdad no es económica o tecnológica, sino política. A diferencia de muchos autores marxistas, él no asume que la infraestructura (sistema económico) determine exclusivamente la superestructura (sistema político, jurídico, cultural, religioso, ideológico). Sobresale la importancia que le da al componente ideológico y a la co-determinación entre dichas estructuras.
Finalmente, llama mucho la atención su llamado a repensar el conflicto político-económico implícito en la búsqueda de la igualdad y de un posible socialismo participativo para el siglo XXI.
Propuestas de políticas para reducir la desigualdad
El autor francés muestra que el fundamento empírico de la curva de Kuznets es muy frágil, pues la correlación entre desigualdad y crecimiento económico tan sólo correspondía a una pequeña serie de datos.
El gráfico servía como fundamento técnico para indicar que los países altamente desiguales se debían concentrar en el crecimiento económico, sin importar la discusión sobre la distribución de la riqueza.
No obstante, Thomas Piketty advierte que hay fuerzas de convergencia (menor desigualdad) y divergencia (mayor desigualdad), donde el Estado tiene un rol protagónico y no lo puede delegar.
Señala directamente que la principal fuerza de convergencia es la difusión de los conocimientos, la cual depende de las políticas educativas: fomentar el acceso para la adquisición, y dominio de conocimientos y habilidades necesarias para el trabajo.
Adicionalmente, se requiere de una política fiscal progresiva, que cobre más impuestos a quienes perciben más ingresos. Ello con base a su análisis de que los retornos al capital son mayores que el crecimiento económico. Como muchos países del mundo han apostado por un esquema fiscal de este tipo, Piketty ha propuesto un sistema de tributación progresiva a nivel mundial.