Parece increíble que Japón pueda subsistir con una deuda superior al 250% del PIB. Es el país más endeudado del mundo y, sin embargo, muestra un alto índice de desarrollo y de bienestar social. ¿Cómo lo consigue Japón?
Considerada la tercera economía mundial, Japón es un país desarrollado, con una de las tasas de desempleo más bajas del mundo y un actor político de gran importancia a nivel internacional puesto que forma parte del G7. Es más, si echamos un vistazo al Índice de Desarrollo Humano de Japón, que tiene en cuenta aspectos como la educación, la esperanza de vida o los ingresos per cápita, vemos que los nipones gozan de una alta calidad de vida.
Sin embargo, si observamos la deuda pública japonesa, creemos que este indicador puede hacer saltar las alarmas. Y es que nos encontramos con una deuda pública que sobrepasa el 250% del PIB. En otras palabras, los japoneses necesitarían más de dos años y medio de su producción total de bienes y servicios para saldar la deuda que el Estado ha contraído con inversores privados.
¿Cómo llegó Japón a convertirse en el país más endeudado del mundo?
A finales de la década de los 80, una burbuja en el sector de la construcción causó estragos en la economía nipona. La economía del país no despegaba, sino que permanecía en un punto muerto. De hecho, a día de hoy, el país sigue estancado.
Por otra parte, la demografía de Japón juega en su contra, pues es el país más envejecido del mundo y tiene una baja tasa de natalidad. Esto significa que las mejoras tecnológicas no son suficientes para compensar la caída de la productividad provocada por una fuerza de trabajo cada vez más reducida y más envejecida.
En cualquier caso, el gobierno de Japón apostó por una receta tradicional para dar un fuerte impulso a su economía. Para ello, recurrió a un colosal incremento del gasto público. Esto significaba un descomunal aumento del endeudamiento público, que ha tenido su mayor crecimiento durante la recesión de 2008 y en 2020 como consecuencia de la crisis económica causada por el COVID-19. Vemos, por tanto, que el crecimiento de la deuda japonesa no es algo que se haya gestado en un corto plazo de tiempo.
¿Qué consecuencias tiene para Japón una deuda tan elevada?
Japón se encuentra atrapado en una verdadera espiral. Ante unos gastos e ingresos descompensados, los gobiernos nipones recurren de manera continua a la emisión de deuda pública.
Pero, ¿qué peso tiene la deuda en el presupuesto público japonés? ¿Cuál es el coste que deben asumir anualmente los japoneses por mantener el mayor nivel de deuda del mundo? Recurriendo a los datos del Ministerio de Finanzas nipón, encontramos que, en el año 2020, la deuda pública representó el 22,7% del gasto público de Japón. Dicho de otra manera, el pago de la deuda es superior a la tercera parte del presupuesto que Japón destina a servicios públicos como defensa, educación y sanidad.
Esta deuda no se sostiene por sí misma. Todo ello tiene consecuencias en el bolsillo de los ciudadanos japoneses que, a lo largo de los últimos años, han padecido importantes subidas de impuestos directos e indirectos.
¿Por qué Japón no se enfrenta a una crisis de deuda como Grecia?
El alto endeudamiento de Grecia provocó bajadas en sus calificaciones de deuda pública y le llevó a aceptar un rescate con un amplio paquete de recortes, quedando el país heleno al borde del colapso económico. Entonces, si Japón es el país más endeudado del mundo, ¿por qué no se enfrenta a una situación similar a la de Grecia?
Las agencias de calificación consideran a Japón una economía solvente y su deuda siempre ha gozado de una excelente valoración. El país asiático transmite confianza y se ha mostrado como un deudor serio, capaz de hacer frente a sus obligaciones.
Por otra parte, la mayor parte de la deuda japonesa no se encuentra en manos de inversores extranjeros, sino que los principales tenedores son los propios japoneses, que poseen más del 87% de la deuda. Así, los bonos emitidos por el gobierno son adquiridos por empresas y bancos nacionales o por el propio Banco de Japón. Todo ello permite a Japón reestructurar la deuda con más facilidad, les protege frente a suspensiones de pagos y evita que, como sucedió en Grecia, la economía colapse por las presiones de los acreedores extranjeros.
¿Podría exportarse el caso japonés a Europa?
En Europa aún se sienten los efectos de la recesión de 2008, y la pandemia ha provocado un gran incremento del endeudamiento público. Los estados europeos se han endeudado para evitar que la economía cayese y hay quienes creen que, tal vez, ciertos países deberían aprender a sostenerse con elevadísimos niveles de deuda, tal y como ocurre en Japón.
Así, encontramos a países como Grecia con una deuda pública del 208% del PIB, mientras que Italia mantiene una deuda del 155% del PIB y España ha alcanzado una deuda que supera el 120% del PIB. A la vista de estos datos, cabe preguntarse, ¿pueden los países del sur de Europa seguir el ejemplo de Japón?
Para que esto fuera posible, sería necesario que se diesen unas condiciones similares a las de Japón, donde los intereses de la deuda son negativos, hay margen para la subida de impuestos y el propio banco central compra bonos. También ayudaría que, como en Japón, la deuda pública estuviese mayoritariamente en manos de inversores nacionales.
Otro problema al que se podría enfrentar una Europa altamente endeudada sería una subida de los tipos de interés, lo que le complicaría financiarse con costes tan elevados. Resulta evidente que, para poder afrontar un alto endeudamiento público, es necesario que los tipos de interés estén a la baja.
En definitiva, mantener un elevado nivel de deuda pública conlleva subidas de impuestos. Por ello es necesario que se estimule la economía, y que se produzca un crecimiento económico fuerte y sostenido que permita obtener los ingresos necesarios con los que hacer frente a un alto endeudamiento público.