Rusia había atravesado unos años terriblemente convulsos, sangrientos incluso después de superar una revolución y una guerra civil. Con unos datos económicos descorazonadores, era imperativo poner en marcha una política económica que permitiese resurgir al país.
La Primera Guerra Mundial, la revolución rusa y la guerra civil, habían hecho de Rusia un verdadero erial económico. Prueba de ello era el panorama económico de 1921, donde la producción agrícola había caído hasta la tercera parte en comparación con 1913 (año inmediatamente anterior a la entrada de Rusia en la Primera Guerra Mundial). La industria reflejaba aún peores datos, pues su producción era del 13% con respecto a 1913.
Con acuciantes problemas sociales y económicos y los comunistas asentados en el poder, urgía centrarse en la reconstrucción económica. Para ello se diseñó la NEP o Nueva Política Económica, que abogaba por un modelo de economía mixta en el que el Estado tenía un peso importantísimo, pero en el que también se permitían ciertos elementos de libre mercado.
Agricultura e industria
Para ganarse al campesinado, se autorizó a que estos pudiesen vender sus excedentes e incluso se autorizó el libre comercio en todo el país. Más aún, incluso se permitió la propiedad privada campesina. Con los campesinos teniendo libertad para vender sus excedentes se pretendía posibilitar el crecimiento económico y evitar el desabastecimiento que había castigado a las grandes ciudades.
Ahora bien, el mundo agrícola no estuvo exento de tensiones. Y es que, las diferencias entre campesinos eran muy grandes. Así, era posible encontrar a campesinos acomodados, conocidos como kulaks, mientras que en el lado opuesto se encontraban los llamados campesinos sin tierra. Pese a los esfuerzos por restablecer la producción agrícola siguieron produciéndose situaciones de desabastecimiento en las grandes ciudades.
En relación con el desabastecimiento y la relación entre agricultura e industria, cabe señalar la crisis de las tijeras de 1923. Así, los precios de la industria eran mucho más elevados que los precios de los productos agrícolas. Con los ingresos de los campesinos cayendo, les era mucho más difícil adquirir manufacturas. Todo ello se tradujo en que muchos agricultores se dedicaron a una agricultura de subsistencia, dejando de comercializar sus productos, lo que dio lugar al desabastecimiento.
A nivel industrial se optó por otorgar cierto grado de autogestión, si bien es cierto que el Estado seguía teniendo las riendas de las grandes industrias y de sectores vitales como los ferrocarriles o la banca. Por otra parte, las explotaciones de menor tamaño ya no quedaban en manos del Estado. De este modo, el estado asumía un papel protagonista en la economía, pero brindando algunas cuotas de libertad económica.
Recuperación económica
Otro factor que había causado estragos en la economía rusa era el elevadísimo nivel de inflación. Tratando de dar respuesta a este problema, se optó por eliminar los antiguos rublos. Con la vieja moneda fuera de circulación, se llevaron a cabo emisiones de una nueva moneda denominada «chevrotsa». Estas emisiones de nueva moneda fueron mucho más razonables, teniendo en cuenta los efectos que podían tener sobre la inflación.
En el plano internacional, la URSS o Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas pretendía buscar el reconocimiento de las grandes potencias. Gracias a los acuerdos comerciales con países como Alemania, Japón y el Reino Unido fue posible el resurgimiento de la economía rusa.
Aunque la recuperación marchaba a buen ritmo, hubo que esperar hasta 1927 para que Rusia recuperase las cifras de producción previas a su entrada en la Primera Guerra Mundial.
El final de la Nueva Política Económica
Sin embargo, existían importantes disensiones entre los comunistas. Había quienes veían en la NEP o Nueva Política Económica una forma de restaurar el capitalismo en Rusia. Muchos sectores del comunismo se sentían traicionados por los elementos de libre mercado que incorporaba la NEP, entre ellos destacaba Josef Stalin.
Tras la muerte de Lenin en 1924 estalló una despiadada lucha por el poder en la Unión Soviética. Stalin salió vencedor de la pugna y tomó las riendas de la URSS, estableciendo una férrea dictadura en la que cualquier discrepancia sería reprimida con dureza.
Ya hacia 1929 se retiró la NEP y se implantó una economía de planificación centralizada. El Estado, a través de un importante sistema burocrático, tenía el control total de la economía, que se organizaba en planes quinquenales.