La pandemia ha sido el centro de atención de una reunión que, por primera vez en su historia, no ha podido llevarse a cabo de forma presencial. Con todo, el WEF pretende retomar la discusión en mayo, cuando dicha situación esté controlada.
La pasada semana, inmersos en un escenario muy agitado por la cantidad de publicaciones económicas que conocíamos los economistas, se celebraba, como cada año, la 51ª edición de la reunión anual que organiza el Foro Económico Mundial (en inglés, World Economic Forum) en Davos, Suiza.
Una reunión en la que, como es habitual, los principales líderes políticos, así como empresariales y civiles, se dan cita para abordar aquellos temas más relevantes para el planeta, así como su economía y su sociedad. Un evento que, en su edición para este año, y ante la situación que presenta dicho planeta por la pandemia, ha tenido que adaptarse al formato digital, aplazándose una segunda parte de este, en formato presencial, al mes de mayo.
No obstante, pese a la incapacidad de hacer este evento en formato presencial, hablamos de uno de los eventos más destacados del año en materia económica. La reunión celebrada por el WEF, como cada año, se configura como la cita más importante del año, y en la que los principales líderes en el planeta, entre los que destacan también los principales economistas de todo el mundo, abordarán la situación, así como las debilidades y fortalezas que presenta nuestra economía en un escenario insólito de nuestra historia.
Con todo, y pese a que se espera esa fase presencial a mitad del segundo trimestre, la situación requería de un análisis inmediato, así como una puesta en común de la situación entre los principales líderes del planeta.
Por esta razón, dicha reunión no solo gozaba de esa importancia de la que también gozaba en años pasados, sino que, además, podía ser beneficiosa para gestionar una situación que requiere de una gestión más eficiente incluso, y por la que los principales países en el planeta se han visto muy superados, no pudiendo liderar, como en crisis pasadas, la actuación a nivel global. Todo ello, a la vez que no debemos olvidar la existencia de otros países que, sin un líder en el que basarse, y por su falta de recursos y su incapacidad para afrontar dicha situación, como es el caso de algunas economías emergentes, no han podido siquiera combatirla.
El gran reinicio
Como sabemos, la economía a nivel global se ha visto duramente sacudida por un suceso que, como si de un cisne negro se tratase, nadie en el planeta esperaba. A finales del pasado ejercicio, la economía se vio sucumbida por una crisis sanitaria que, posteriormente, derivaría en una severa crisis económica. Una crisis económica que puso patas arriba a todas las economías en el mundo, generando en estas contracciones muy severas, las cuales no registran ni un solo precedente en su serie histórica. Tal es el caso que hace falta ojear los libros de historia, y remontarse a periodos de guerra, para encontrar, en economías como España, por ejemplo, momentos de contracción similares a los que hoy se registran.
Por esta razón, dado el escenario actual y que la llegada de la vacuna comienza a ser un hecho, la reunión organizada por el organismo este año se hacía bajo el título “El gran reinicio”. Y es que, dado que hablamos de una crisis originada por una crisis sanitaria, la economía, en teoría, prevé recuperarse en tanto en cuanto dicha crisis sanitaria pase, y la sanidad, así como los propios sistemas sanitarios que hoy están colapsados, vuelvan a su situación de partida. Una situación para la que tenemos que estar preparados y, cuando llegue el reinicio y la reanudación de la actividad económica, reforzar los sistemas con el único fin de que, en el futuro, podamos enfrentar mejor este tipo de situaciones.
Así pues, los temas abordados en la edición de este año están muy relacionados con los tratados en la edición pasada. Hacer del planeta un planeta más justo e integrado, promoviendo la reducción de las desigualdades; afrontar los retos tecnológicos con optimismo, pero siempre pensando en el ser humano; el futuro del mercado laboral, y los retos que para este se plantean; un futuro más sostenible y saludable, en relación con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS); o las tensiones geopolíticas, siendo estas un claro condicionante en la recuperación, han sido los temas abordados en la reunión. Todo ello, eso sí, centrándose en la crisis que hoy enfrentamos y en el COVID como eje de la reunión.
Y es que, en resumen, aunque el planeta presenta muchos desequilibrios, como los citados, que debemos combatir, así como numerosos retos que deben abordarse para lograr un progreso y un desarrollo óptimo en todas las economías del planeta, lo cierto es que nada de esto será posible, o al menos en un plazo razonable, si no corregimos la situación que hoy se nos presenta y no reanudamos lo antes posible la economía. Pues, de nada sirve hablar de todos los retos que plantea la economía, si antes no abordamos la gestión de una crisis que todavía presenta muchas incógnitas en el horizonte por despejar.
Una recuperación inclusiva
Con la publicación por parte del FMI de las perspectivas para la economía mundial encima de la mesa, la reciente victoria de Biden tras el asalto al capitolio de la democracia más antigua del planeta, en adición a otra serie de sucesos, más de 1.500 participantes se daban cita en este evento virtual para abordar una crisis económica de la que debemos recuperarnos.
En este sentido, poco cabe destacar de las reuniones que en este evento se celebraron, pues las esenciales abordaron la crisis sanitaria y la gestión de la pandemia. Una pandemia a la que los principales dirigentes en el planeta pretenden combatir con el multilateralismo y la cooperación entre países. Para los principales mandatarios en el mundo, el multilateralismo y la cooperación son las vías para enfrentar la situación que hoy se muestra; unas vías que, hasta la fecha, han estado bloqueadas por las tensiones que, con la pandemia, se habían ido generando. Y es que, si algo podemos destacar del mensaje emitido por estos es que no podemos hablar de recuperación, si antes no hablamos de cooperación y de unión.
En otras palabras, el FMI, a través de su informe, publicaba una revisión al alza en las expectativas que despierta el optimismo de los gobernantes, ante una leve mejora de la economía en los próximos meses. Sin embargo, esta pandemia ha agudizado las debilidades internas que muestran muchas economías en el planeta. Y es que, si atendemos a las declaraciones que hace el organismo, se muestran muchas variables que condicionan la solidez de la recuperación y que, contrastando países, harán que esta varíe considerablemente dependiendo del acceso a intervenciones médicas, la eficacia del apoyo de las políticas, la exposición a repercusiones económicas transfronterizas, así como las características estructurales de cada economía al inicio de la crisis.
En definitiva, hablamos de una situación que debemos combatir todos, así como hacerlo de forma coordinada y promoviendo la cooperación. Recuperarnos es la primera tarea que debe abordarse, de acuerdo con el propio Foro Económico Mundial. Sin embargo, de no hacerlo como se precisa, la agonía podría extenderse en economías menos capaces, generando una recuperación desigual, insostenible, dañina e incompleta.