Crisis subprime
La crisis subprime fue una crisis financiera que sucedió en la economía mundial en el año 2008. Se originó en los Estados Unidos, pero rápidamente se contagió al conjunto de economías. Se denomina crisis subprime por el hecho que su detonante fue el elevado riesgo crediticio. Así como, también, el impago de unos activos que se encontraban sujetos a hipotecas de alto riesgo.
La crisis subprime, en otras palabras, se produjo por conceder crédito al segmento subprime, es decir, a personas que, en condiciones normales de financiación, presentan un alto riesgo crediticio. Su contraposición es el segmento prime, que tiene un menor riesgo de crédito.
Esta crisis se denomina subprime, pues las entidades financieras concentraban en sus balances una gran cantidad de “activos tóxicos”. Estos activos basura se componían de hipotecas de alto riesgo. Dichos préstamos, ante la burbuja inmobiliaria que atravesaba la economía, cayeron en impagos, provocando la depreciación de estos activos. Los bajos tipos de interés que por entonces presentaba la economía norteamericana propiciaron el endeudamiento masivo de las familias. Además, en un escenario en el que la vivienda experimentaba un escenario de sobrevaloración.
Orígenes de la crisis subprime
Los orígenes de la crisis subprime se encuentran en una burbuja inmobiliaria que se gestó en todo el planeta, pero que tuvo su origen en los Estados Unidos. En un escenario en el que la vivienda se encontraba sobrevalorada, los tipos de interés que presentaban los Estados Unidos, en aquel entonces, se mostraban muy bajos. Esto propició el endeudamiento de las familias, que, a su vez, invertían en viviendas con fines especulativos y no especulativos, debido a ese acceso al crédito. Dado el volumen de endeudamiento que estaba gestándose en la economía estadounidense, los bancos, en aras de obtener un mayor volumen de negocio, comenzaron a conceder hipotecas a aquellas familias que se consideraban de alto riesgo crediticio.
Así, conforme se iban concediendo créditos hipotecarios a estas familias subprime, el banco se encargaba de concentrar dichos créditos en activos que, posteriormente, comerciaba en los mercados financieros. En este sentido, aunque se integraban en paquetes compuestos por muchos créditos hipotecarios, el rating crediticio seguía siendo elevado, pues consideraba segura la diversificación que, posteriormente, para nada acabó sirviendo. Y es que, mientras se iban concentrando todos los créditos de alto riesgo en activos tóxicos, el riesgo seguía creciendo, mientras que la probabilidad de impago era cada vez mayor.
De esta forma, las tensiones en los mercados financieros seguían creciendo, a la vez que la liquidez se esfumaba. Así, el incremento de los tipos de interés que realizó la Reserva Federal, junto a la alarma de impago generada en los inversores, destaparon un entramado de activos tóxicos que, a la luz de los datos, no se encontraban respaldados por ningún aval que garantizase el pago de estas hipotecas. Tanto que, en septiembre de 2007, estalla una burbuja que pasaría a la historia como la Gran Recesión, crisis inmobiliaria o, como cita el artículo, crisis subprime.
Causas de la crisis subprime
Entre las causas que llevaron al colapso del sistema financiero, primero estadounidense y posteriormente mundial, cabría destacar como principal el papel de los bancos. Estos ejercieron un comportamiento muy poco prudente, y dotaron a las familias con escasos ingresos de fondos para adquirir viviendas que, posteriormente, no podían pagar.
En otras palabras, la banca comenzó a conceder préstamos a segmentos de población de alto riesgo. Segmentos que, pese a presentar una elevada probabilidad de impago, pudo acceder a financiación.
Sin embargo, además de esta, existen otras causas que acabaron generando la crisis subprime, destacando las siguientes:
- Bajada de tipos de interés: Los tipos se mostraban muy bajos. Esto incentivó el endeudamiento por parte de unas familias que se ahogaron con elevados préstamos hipotecarios.
- Escasa solvencia de los compradores de vivienda: La solvencia de los demandantes de hipotecas era muy escasa, por lo que el riesgo de impago era elevado.
- Sobrevaloración de los precios de la vivienda: Conforme se iba incrementando la demanda, los precios también lo hacían. Así, las viviendas se revalorizaron mucho en muy poco tiempo.
- Venta de paquetes de hipotecas: En aras de un mayor beneficio, los bancos concentraban estas hipotecas y las diversificaban en unos paquetes denominados CDO. Estos paquetes se comerciaban en el mercado, extendiendo el contagio a otros bancos.
- Sobrevaloración de activos por parte de las agencias de rating: Las agencias de rating, en colaboración con los bancos, fueron las encargadas de calificar la calidad crediticia de estos paquetes. El riesgo se mostró excesivamente bajo, escondiendo la toxicidad que presentaban dichos paquetes.
- Desconfianza entre los bancos: Conforme se fue incrementando el volumen de activos tóxicos en los balances, los bancos comenzaron a desconfiar el uno del otro. Esto generó un alarmismo en los inversores.
- Escasa liquidez en la economía: Conforme la liquidez se iba concentrando en activos, esta se esfumaba de los balances de los bancos. Una situación que acabó con la quiebra de grandes firmas de inversión como Lehman Brothers.
Así, están son las principales causas que los expertos han considerado como fundamentales en la crisis de 2008. Una crisis que puso “patas arriba” a un sistema financiero que había gestado una de las mayores burbujas de la historia de la economía mundial.
Consecuencias de la crisis subprime
Con el estallido de la burbuja inmobiliaria, se detonó la Gran Recesión en la que quedaría inmersa la economía hasta el 2015. El estallido de la crisis subprime derivó en unas consecuencias nefastas para la economía mundial. La situación que acontecía a la economía, tras la quiebra de uno de los mayores bancos de inversión como era Lehman Brothers, así como el rescate a Merrill Lynch, era desoladora para los mercados. La economía se desplomaba y el pánico sacudía a los mercados financieros.
Muchas fueron las consecuencias que derivaron de esta dura crisis económica. En primer lugar, la dura sacudida que vieron las distintas economías que integran el planeta. En este sentido, todas las economías sufrieron un deterioro de los indicadores, empezando por el producto interior bruto (PIB). Además, la crisis generó una situación que derivó en un deterioro de la salud, dado que los niveles de pobreza y desempleo se dispararon.
Tampoco debemos olvidar los efectos en la desigualdad. En este sentido, la brecha existente entre ricos y pobres se ensanchó respecto a los niveles previos a la crisis. Una situación a la que se sumó la cantidad de suicidios que se produjeron en el planeta, derivados de esa situación de pobreza y desempleo generada por la crisis.
Entre las consecuencias, también cabe destacar los rescates financieros que distintos países tuvieron que hacer para que los depositantes no perdiesen todo su capital. En tanto, los bancos tuvieron que enfrentar un refuerzo en la normativa bancaria internacional, así como una serie de sanciones que tuvieron que pagar.