La economía de la Edad Antigua (4.000 a.C.-siglo V d.C.) tenía como principal actividad la agricultura. Aunque, inicialmente, se buscaba el autoabastecimiento, posteriormente surgiría el trueque.
Es evidente que la agricultura y la ganadería eran las grandes actividades económicas de la Edad Antigua. Sin embargo, el comercio se realizaba a través del trueque. Para ello, se comerciaba con los excedentes de producción, aunque, posteriormente, aparecieron las monedas, lo que daría un gran empujón al comercio. También en el desarrollo del comercio influyeron notablemente los avances en la agricultura y en la artesanía. Pues estos avances permitían una mayor oferta de bienes para el trueque.
Para comprender mejor qué tipo de economía se daba en la Edad Antigua, vamos a exponer cómo era la actividad económica en sus civilizaciones más importantes.
Economía de la Edad Antigua: Egipto y Mesopotamia
Las tierras situadas entre los ríos Tigris y Éufrates constituyen lo que se denomina «Mesopotamia», lugar donde surgieron ciudades como Babilonia. En este territorio proliferaron ciudades-Estado que contaban con la producción de las zonas colindantes. Estas ciudades-Estado terminarían uniéndose para formar verdaderos imperios.
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Al ser la agricultura la principal fuente de riqueza, las inundaciones constituían una amenaza para el bienestar de los habitantes de Mesopotamia. Por ello, se pusieron manos a la obra para canalizar el agua y crear técnicas de irrigación. La riqueza generada por la agricultura se complementaba con la ganadería y la caza, mientras que la minería tenía un peso menor en la economía.
Gracias a los ingresos que proporcionaba la agricultura era posible mantener a los reyes y sacerdotes. Templos y palacios reales eran el gran centro neurálgico de la economía. En cuanto a la gestión de los tributos, los escribas contabilizaban los impuestos recaudados. Más aún, el rey debía gestionar la economía, desempeñando un papel clave en la distribución de la mano de obra, al tiempo que debía decidir en qué se empleaban los ingresos obtenidos.
Posteriormente, y debido a su particular ubicación entre dos ríos, el comercio florecería en Mesopotamia. Gracias a ello, surgieron las monedas como medio de pago y aparecerían los préstamos.
Economía de la Edad Antigua: Egipto
La organización económica del Antiguo Egipto era muy similar a la de Mesopotamia, pues ambas civilizaciones habían surgido junto a los ríos. La agricultura y la ganadería eran la base de su economía. No obstante, en las etapas del año en que no había que cultivar la tierra, la fuerza laboral era empleada en la construcción de grandes obras e infraestructuras, como canales, pirámides y templos.
El faraón, considerado un dios, ostentaba el control de la tierra, determinando qué trabajo debía desempeñar cada uno y cuáles serían sus recursos.
Dada la gran cantidad de superficie desértica en Egipto, los egipcios se vieron obligados a comerciar para proveerse de las materias primas escasas como el hierro y la madera. Por otra parte, desde las tierras de Nubia obtendrían metales preciosos como oro, plata y cobre. Ahora bien, el desarrollo de las monedas fue algo tardío si lo comparamos con otras civilizaciones.
Economía de la Edad Antigua: Grecia y Roma
Grecia estaba conformada por una serie de ciudades-Estado que, en numerosas ocasiones, rivalizaron. Así, Etolia era una región volcada en el pastoreo, mientras que Tesalia, el Peloponeso y Beocia se dedicaban fundamentalmente a la ganadería y a la producción de trigo. Por el contrario, las célebres ciudades-Estado de Atenas, Esparta y Corinto eran importantes núcleos comerciales y artesanales. Gracias al comercio, se aprovisionaban de mano de obra esclava y de materias primas como el trigo y la madera. De hecho, el ágora o mercado era el centro de la vida económica de las ciudades griegas. Y es que, en el ágora se cerraban transacciones y se realizaban depósitos.
En las ciudades tuvo lugar un notable desarrollo de la artesanía, quedando distribuidos los artesanos en barrios, según su actividad: alfareros, metalurgistas y artesanos especializados en muebles. Paralelamente a los avances de la artesanía, se produjo un destacado desarrollo de la minería.
Los griegos alcanzaron la península itálica y dejaron unas costumbres que heredaron los romanos. La artesanía, la agricultura y el comercio eran un legado directo de la Antigua Grecia. Así, la expansión de Roma iría acompañada por el crecimiento de un comercio que contribuiría a reforzar el poderío económico de la civilización romana.
Las conquistas de Roma incrementaban su riqueza, pues con cada territorio que caía en su poder, se apropiaban de nuevas tierras, ganado y esclavos. Más aún, los conquistados debían entregar a Roma su oro y plata. Incluso las minas, canteras, astilleros y propiedades agrícolas eran confiscadas por Roma.
Mientras tanto, la nobleza romana, disfrutando de los beneficios del excedente de su producción agraria, disponía de suntuosas villas en las que los esclavos trabajaban la tierra. Y es que, en Roma, poseer tierras era sinónimo de riqueza.