Funciones administrativas
Las funciones administrativas de una empresa son las tareas y obligaciones que una organización debe asumir para un funcionamiento coordinado y eficiente, derivando las responsabilidades asociadas a ellas hacia sus distintos órganos.
Por definición, las funciones administrativas suponen la ejecución de distintos deberes cotidianos desde el punto de vista de una empresa. Esta realización debe ser coordinada y persiguiendo la mayor eficiencia posible de los recursos empleados.
Su asunción por parte de las organizaciones supone el establecimiento de un sistema jerárquico. Mediante esta estructura determinan las distintas tareas a realizar y los departamentos o profesionales designados para las mismas.
La expresión más habitual de este concepto en la teoría económica y de organización de empresas es la expresada por Henri Fayol.
Este autor francés delimitó las llamadas etapas del proceso administrativo: planificación, organización, dirección, coordinación y control. Para Fayol las mismas son universales y aplicables a todo modelo organizacional.
Su adopción y aplicación influirá en gran medida en la construcción de una cultura de empresa determinada. Y más allá, será importante en la imagen exterior que se muestre de una firma en particular.
Las funciones administrativas en la empresa
La asunción por parte de empresas e instituciones de las funciones administrativas responde a la necesidad de tener una organización clara y estructurada. Esto es debido a que el principio básico de cada empresa suele ser lograr su crecimiento y maximizar su beneficio económico.
En otras palabras, un buen gestor debe planificar, organizar, dirigir, coordinar y controlar con vistas a la consecución de mejores resultados económicos.
Además debe apoyarse en otros conceptos como es el de la división del trabajo y la especialización.
Existen multitud de obligaciones cotidianas en el entorno empresarial con las que una sociedad mercantil tiene que lidiar. En ese sentido, todo administrador debe ser capaz de asumir estas y permitir su realización por el bien de su compañía.
Se trata de esquemas de trabajos necesarios desde el punto de vista administrativo para la detección de debilidades en una organización económica y la superación de dichas situaciones.
Base del éxito de esta misión radica principalmente en la coordinación con la que las etapas del proceso administrativo sean satisfechas.
Al mismo tiempo, su ejecución debe perseguir otro de los objetivos de toda organización, como es la eficiencia.
Aplicación práctica de las funciones administrativas
Las ideas de Fayol han sido extensamente aplicadas en la realidad empresarial en las últimas décadas, situándose como un estándar de organización en empresas de todo tipo debido a su carácter marcadamente universal.
Por ello, se conforma como un esquema aplicable a sociedades de cualquier tamaño y abarcando desde grandes multinacionales a Pymes. Además es compatible con cualquier sector económico en el que se desenvuelva la empresa.
En todas ellas se sigue un mecanismo de jerarquía en el que desde los administradores hasta el último profesional es susceptible de asumir determinadas responsabilidades bajo la tutela de la dirección.
Incluso sociedades unipersonales o profesionales autónomos aúnan las distintas etapas planteadas a la hora de organizar su calendario organizacional.
Con la aparición de nuevas modalidades empresariales y el veloz desarrollo del entorno económico y digital, este planteamiento se ha visto influenciado adaptándose a los nuevos tiempos.