Saldo acreedor
El término saldo acreedor consiste en la situación contable en la que la suma de partidas en el ‘haber’ es mayor que las del ‘debe’.
En otras palabras, sucede cuando se dan más abonos en la cuenta que cargos.
Para qué sirve
Cuando se da este tipo de saldo suele ser un buen síntoma de cash flow, ya que los abonos contables son sinónimo de incrementos en el saldo total de ingresos.
Sin embargo, si sucede un incremento en las contabilizaciones en el ‘haber’ que se traduzcan en abonos en cuentas relacionadas con el pasivo o el patrimonio neto, significaría un aumento en términos reales. Por tanto las únicas partidas que se vería mermadas serían las de activo y gastos.
Luego, a modo de recopilación para que se de un saldo acreedor se tiene que dar:
- Mayor volumen de abonos que cargos en la cuenta.
- Cifra superior en el haber que en el ‘debe’ del libro mayor de la cuenta contable.
Lo contrario de saldo acreedor es el saldo deudor. Por otra parte cuando el saldo no es ni acreedor ni deudor, al ser el valor cero se denomina saldo neutro.
Como podemos ver, el valor de las partidas contabilizadas en el ‘debe’ y el ‘haber’ coinciden y por tanto, se anulan y dan un resultado cero, denominado a nivel contable ‘neutro’.
Ejemplos de saldo acreedor
A continuación se van a analizar saldos acreedores en distintas cuentas, con ello veremos el impacto en cada una:
- Equipos informáticos (activo). El saldo acreedor en esta cuenta contable minora el valor de este activo.
- Préstamo de bancos (pasivo). En este caso aumenta el valor de esta cuenta de pasivo al darse saldo acreedor.
- Reservas (patrimonio neto). Si se da saldo acreedor, aumentaría el valor de esta cuenta contable.
- Ventas de mercaderías (ingreso). Vuelve a aumentar la cifra si se da el saldo acreedor.
- Compra de mercaderías (gasto). Aquí sucede lo contrario que con los ingresos, el valor de esta partida se ve mermado.
Una excepción que tenemos que destacar, es que si bien un abono y un cargo en las cuentas contables significan respectivamente una disminución y aumento en las cuentas de activo, no pasa lo mismo de forma práctica en las cuentas corrientes de los bancos.
Esto sucede porque el banco o la entidad financiera nos notifica como abono el ingreso en nuestra cuenta y como cargo los gastos que generemos en ella. Por lo que el banco no interpreta nuestra cuenta corriente personal como un activo desde nuestra perspectiva, sino como un ágora de ingresos y gastos.
Expresiones como ‘Cargo de factura de luz’ o ‘Abono de la renta’ son ejemplos.