La gravísima situación económica y política que ha atravesado Venezuela ha provocado migraciones masivas. Es lo que se conoce como diáspora venezolana. Las migraciones han tenido un profundo impacto tanto en la propia Venezuela como en los países de acogida.
Tocaba a su fin el año 2015 cuando comenzó la llamada diáspora venezolana. Desde entonces, millones de venezolanos han abandonado su tierra natal en busca de un futuro mejor. Entre los motivos que les han impulsado a dejar su país se encuentran una economía devastada por la inflación y en la que las expropiaciones de empresas han estado a la orden del día. Tampoco hay que olvidar en el plano económico que estamos ante una nación que ha padecido el desabastecimiento de alimentos, que ha sufrido cortes de suministro energético y cuyas exportaciones de petróleo han caído en picado.
Igualmente, la falta de libertades, la elevada criminalidad y la permanencia de Maduro en el poder han conducido a muchos venezolanos a buscar un futuro mejor en otros países.
¿Qué ha significado para Venezuela este gran éxodo?
La salida de más de cinco millones de venezolanos ha tenido innegables repercusiones económicas. Para la propia Venezuela ha sido una sangría de capital humano. Cientos de miles de empresas se han visto abocadas al cierre, al tiempo que Venezuela decía adiós a profesionales con un nivel de formación muy elevado.
Para la sociedad y la economía es traumático perder a sus ciudadanos más cualificados. Estamos hablando de médicos, profesores y gestores de empresas. Se trata de una terrible pérdida de capital humano con titulación universitaria e incluso de venezolanos que dominan varios idiomas. Sin embargo, con un panorama económico terriblemente desalentador, las empresas venezolanas poco podían hacer por garantizar cierta seguridad en el trabajo a sus empleados más cualificados.
Al perder a los trabajadores que atesoran una mayor experiencia y formación, muchas empresas venezolanas no han tenido más remedio que echar mano de personal sin los conocimientos ni la experiencia suficiente. En otras palabras, la escasez de mano de obra cualificada ha supuesto que, a la hora de contratar personal, las empresas rebajen sus exigencias en cuanto experiencia y conocimientos.
No obstante, quienes emigran, añoran su hogar y se han manifestado en diversos países reclamando un gran vuelco político y económico. Precisamente, quienes emigran, no se olvidan de los seres queridos que dejan en su tierra natal. Y es que, desde el extranjero, muchos venezolanos envían remesas a sus familias. Estas remesas se están convirtiendo en una fuente de ingresos muy importante que permite subsistir a muchos hogares.
¿Cuál ha sido el impacto económico de la diáspora venezolana en otros países?
Colombia, Chile, Ecuador y Perú han sido los países latinoamericanos que más inmigración venezolana han recibido. Recibir un número tan abrumador de seres humanos supone un gran desafío para cualquier economía e implica movilizar importantes recursos económicos para poder acogerlos.
Atender a una población migrante conlleva proporcionarles atención sanitaria y apoyo de los servicios sociales. En este sentido, son muchos los venezolanos que requieren asistencia sanitaria por cuestiones como vacunaciones y partos. Otro servicio básico es la educación. La llegada en gran número de personas procedentes de Venezuela ha obligado a muchos países a ampliar el tamaño de sus escuelas.
Por ello, desde el punto de vista de las cuentas públicas, países como Colombia vieron cómo, al aumentar considerablemente el gasto público, debían reajustar sus objetivos de déficit. Así pues, han sido los países latinoamericanos quienes han asumido mayormente el coste económico que representa este desafío migratorio.
Pero, más allá del coste económico que supone para los estados latinoamericanos este éxodo, ¿cómo ha sido la integración de la inmigración venezolana?
Si bien los venezolanos disponen de un elevado nivel formativo, superior en muchos casos al de los habitantes de países como Perú o Ecuador, carecen de recursos económicos suficientes. Así, los venezolanos han estado trabajando en empleos que no se corresponden con su nivel de estudios, subsistiendo gracias a contratos temporales. Son multitud quienes, incluso, se mantienen gracias a la economía informal, sin contrato y operando en sectores poco productivos. Desafortunadamente, esta informalidad laboral está revelándose como algo bastante común entre los venezolanos.
La incorporación de la inmigración venezolana a la economía formal está resultando compleja y su inclusión va más allá del mundo laboral. La falta de recursos de muchos venezolanos ha impedido en muchos casos su escolarización, sin dejar de lado que no conocen cómo funciona el sistema educativo o las graves dificultades añadidas que supone la falta de documentos. Todo ello se traduce en una mayor presión sobre la educación pública.
Un capítulo que tampoco puede descuidarse es el plano sanitario. En esta línea cabe destacar que son muchos los venezolanos que no han acudido a los centros sanitarios por no disponer de los suficientes recursos económicos y por no contar con un seguro médico, en un escenario en el que la escasez de recursos sanitarios también tiene una destacada relevancia.
Queda claro que un éxodo masivo como la diáspora venezolana está siendo todo un desafío y un drama social y económico dentro y fuera de las fronteras de Venezuela.