Hoy, como cada 5 de octubre, se celebra el Día de la Educación Financiera. Un día que, tras leer el artículo, ocupará un lugar destacado en tu agenda el próximo año.
Hoy, como cada 5 de octubre, se celebra el Día de la Educación Financiera en toda Hispanoamérica. Aunque pueda desconocerse la existencia de dicho día, cabe añadir que esta cita lleva celebrándose en todos los países de habla hispana, cada primer lunes de octubre, desde el año 2015. Un día que, dicho sea de paso, ya se ha integrado en el calendario oficial, pues debemos destacar que, entre los encargados de promover dicha cita, aquellos que asumen la tarea de elaborar y celebrar dicho día, al menos en España, son la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en colaboración con el Banco de España; todo ello, bajo los principios de la OCDE.
En este día, como su propio nombre indica, la misión de los organizadores, así como aquellos que comparten dicha misión, es promover la educación financiera en la sociedad, así como su implantación en las aulas, tal y como establece el Plan de Educación Financiera que promueven dichos organismos. Pues dicho día, como anuncia el portal web creado por estos, tiene el objetivo de concienciar a la sociedad sobre la necesidad de poseer una educación financiera que nos permita comprender mínimamente la economía que nos rodea y que nos afecta, de la misma forma que nos permita entender el funcionamiento del dinero, así como la cultura del ahorro.
No obstante, pese a parecernos una obviedad, los datos no muestran lo mismo al respecto. En este sentido, los estudios reflejan cómo la educación financiera sigue siendo una materia pendiente para la ciudadanía, al menos en España. Según el último informe PISA de la OCDE, el nivel de los estudiantes españoles en dinero, economía y finanzas se sitúa trece puntos por debajo de la media a nivel global. Unos datos que deberían preocuparnos, pues sitúan al país por debajo del resto de países miembros en un asunto que debería ser una prioridad para el país.
Sin embargo, los datos son más preocupantes cuando medimos la incidencia de dichos informes en la población adulta. En este sentido, como indica la autoridad monetaria al respecto, los conocimientos en finanzas siguen siendo los que más se les resisten a los ciudadanos en el país. Según indican los últimos estudios realizados por la compañía financiera Nationale-Nederlanden, el 44% de los españoles presenta verdaderas dificultades a la hora de comprender aspectos básicos de la economía que les rodea. Todo ello, pese a que como recoge el mismo estudio, existe un consenso en el que el 77% de padres encuestados, opina que la educación financiera debería ser una asignatura de impartición obligatoria en los centros educativos.
Y es que, debemos saber que la educación financiera, al igual que ocurre con los valores en nuestra infancia, es de gran importancia para nuestro desarrollo humano y social. Desde que nacemos, estamos plenamente relacionados con los recursos, los bienes, los servicios, el dinero como medio de pago, así como otros asuntos relacionados con dicha temática. Pues, por la sencilla razón de que necesitamos recursos para subsistir, necesitamos educación financiera para administrar dichos recursos. Una educación financiera que, al menos una vez al año, cuenta con un día que resalta dicha relevancia.
Con todo, aunque los estudios hacen referencia a España, la idea de fondo se mantiene inalterable para todos los países de habla hispana: la educación financiera es imprescindible.
¿Por qué es importante la educación financiera?
La educación financiera es una herramienta esencial para comprender el mundo que nos rodea.
Desde que somos pequeños, el dinero y las finanzas han formado parte de nuestra vida. De la misma forma que en nuestra infancia llenábamos la hucha para comprar una bicicleta, cambiábamos monedas por bolsas de chucherías e intercambiábamos cromos en el patio del colegio. Cuando crecemos y nos convertimos en adultos, esas transacciones y negociaciones, los préstamos con terceros, así como todo lo comentado previamente, siguen estando presentes en nuestra vida, solo que adoptan formas más complejas que impiden su relación.
Sin embargo, si hay algo que, de igual forma, se encuentra presente a lo largo de nuestra vida, es la falta de educación financiera durante todo nuestro proceso educativo. Y es que, salvo en excepciones en los que el alumno ha adquirido los conocimientos por cuenta propia o a través de un plan de formación privado y al margen del Estado, los españoles no cuentan con ninguna materia específica en el centro educativo que, de la misma forma que ocurre con otras que enseñan competencias transversales como puede ser una lengua extranjera o el correcto uso del lenguaje, les enseñe el correcto uso de los recursos, así como los métodos para hacer un uso eficiente y responsable de los mismos.
Esta situación se ve reflejada en muchas ocasiones, cuando encendemos la televisión y vemos a nuestros políticos, o a economistas, hablar sobre conceptos económicos. Unos conceptos económicos que, como veremos a continuación, no cuentan con la simpatía de los ciudadanos, al no comprender su significado y, por ende, su importancia. En este sentido nos referimos a conceptos como la prima de riesgo, el IPC, el PIB, la inflación, el Euribor, el IBEX, el S&P 500, el tipo de interés, entre otros muchos.
Sin embargo, lo preocupante de esto no reside en el propio desconocimiento de los conceptos, sino en los efectos que pueden tener las decisiones adoptadas, bajo el desconocimiento pleno, en nuestra economía. Pues, al desconocer conceptos como puede ser la inflación, de la misma forma, desconocemos la influencia que ejerce dicha inflación en nuestra economía y en nuestras decisiones económicas, por lo que no podemos anticiparnos y tomar decisiones; ya que, dicho sea de paso, estaremos hablando de decisiones que carecen de objetividad, de la misma forma que no estarán adaptadas a la situación que se da en cada momento. Todo ello, debido a que dichas decisiones no conllevan aparejado un análisis detallado y objetivo de la situación.
Esta falta de conocimiento en materia económica es un gran problema para la ciudadanía, ya que ante una situación de una subida de tipos de interés, por ejemplo, el gasto que supone para ese ciudadano el contratar una hipoteca, o un préstamo, es mayor que si, de conocer dicho concepto, hubiese tomado la decisión cuando la política de tipos de interés no contemplaba ese alza. De la misma forma, desconocer el efecto de la inflación en nuestro patrimonio, puede llevarnos a situaciones en las que, por no proteger nuestro capital, el ahorro se deprecie hasta el punto de perder un gran porcentaje de este.
Este tipo de situaciones provocan que el ciudadano no sepa cuándo tomar la decisión y con ello, se vea en la obligación de tener que asumir mayores costes y, por ende, una menor renta disponible. Pues, como decíamos, el desconocimiento impide que se tomen las decisiones correctas, lo que acaba perjudicando gravemente a la ciudadanía y a su bienestar.
Una problemática costosa para el ciudadano
Como vemos, los datos para España son desoladores; es por ello la importancia de dicho día. Según recoge el estudio que hemos analizado, sólo un 5% de los encuestados para la realización del estudio reconoce poseer todos los conocimientos en materia económica; el resto, por ende, no presenta la misma capacidad, por lo que requiere de una ayuda externa en la que apoyarse.
Y es que, el no saber de qué elementos está compuesta nuestra propia nómina, por ejemplo, no permite al trabajador conocer lo que paga al Estado en impuestos, así como lo que, posteriormente, cobrará en su jubilación. Debido a este tipo de situaciones, dicho individuo no puede hacer una correcta previsión económica y, con ello, vienen los problemas. Problemas como pueden ser, dicho sea de paso, el hecho de que sólo el 12% de la población española reconoce, por ejemplo, tener plena independencia a la hora de tomar las decisiones financieras. Mientras que, por otro lado, un 32%, teniendo en cuenta los bajos salarios en el país, tiene la obligación de destinar parte de su renta a la contratación de asesores financieros para dejarse guiar por sus recomendaciones.
Otro ejemplo muy claro de la merma que supone no poseer una buena educación financiera se observa en la obligación que tienen todos los ciudadanos en el país de realizar su declaración de la renta, para poder pagar sus impuestos. En este sentido, según el estudio, el 60% de los encuestados reconoce tener verdaderos problemas a la hora de realizar la declaración de la renta. Sólo un 40% de los mismos sabe realizar correctamente la declaración y el resto precisa de ayuda de terceros para realizarla. Según los datos que conocemos, un 26% precisa de un profesional que se la realice, con el consecuente costo que, como ocurría en el ejemplo anterior, esto conlleva, un 22% la hace enviando el borrador a Hacienda, mientras que el 12% restante la realiza con ayuda de algún familiar o amigo.
Por no hablar de Latinoamérica, en la que alrededor del 50% de la población no está bancarizada y presenta altos niveles de informalidad laboral.
Este tipo de situaciones, por desgracia, llevan al ciudadano a tener que precisar de esa ayuda externa que, como decíamos, conlleva un coste. Un coste que el ciudadano debe asumir, junto al resto de costes que, ya de por sí, tiene que afrontar, por el simple hecho de no contar con ese conocimiento. Sin embargo, hablamos de un coste que podría suprimirse en la sociedad futura, simplemente aplicando políticas que promuevan la educación financiera. Pues, con educación financiera no solo podremos ser más independientes y libres, sino que nuestras decisiones tendrán un mejor desempeño, de la misma forma que podremos ahorrarnos el dinero que, año tras año, tenemos que abonar a un “educado financiero” para que resuelva dicha problemática.
Por esto y por muchos más motivos, ¡Feliz Día de la Educación Financiera!