La estabilidad política y la prosperidad económica están íntimamente unidos. En todo país democrático es necesario un gran consenso político para poder progresar a nivel económico.
Son numerosos los estudios que han tratado de explicar la relación entre un panorama político estable y una buena situación económica. A día de hoy, en las democracias con sistemas de libre mercado, se hace imprescindible un gran consenso nacional para poder alcanzar el crecimiento económico. Y es que, sin crecimiento no hay empleo y sin empleo la población se empobrece. Otras de las consecuencias son la caída de la productividad e impactos negativos en la acumulación de capital.
Queda claro que la estabilidad política, combinada con cierta libertad económica son condiciones necesarias para el crecimiento del PIB. Por el contrario, en aquellos países con parlamentos con numerosos partidos políticos y, en consecuencia, con parlamentos más fragmentados, se hace más difícil implementar políticas económicas y atajar los principales problemas que afectan a la economía nacional.
Efectos de la inestabilidad política
Con el paso del tiempo, han surgido nuevas fuerzas políticas, dando lugar a parlamentos cada vez más divididos. En función de su signo político, los partidos políticos defenderán en mayor o menor medida los intereses del trabajo y del capital. Con un tablero político dividido, se hace difícil alcanzar acuerdos y aprobar leyes. En definitiva, se llega a la paralización política del país, lo que termina por desembocar en una gran incertidumbre.
Esta incertidumbre tiene especial efecto sobre las cuestiones económicas. Precisamente la falta de acuerdo es un escollo a la hora de decidir cuáles van a ser las inversiones, que serán un elemento estratégico en la economía de todo país.
Por otra parte, la ausencia de acuerdos parlamentarios impide llevar a cabo una agenda económica con medidas que impulsen el crecimiento económico y luchar contra el desempleo. Esto desemboca en mayores desigualdades entre la población, al tiempo que las administraciones públicas se ven imposibilitadas para poner en marcha las políticas económicas necesarias.
Los presupuestos públicos
En relación con la necesidad de un gran consenso político para la buena marcha de la economía se encuentra un elemento clave: el presupuesto público. Los presupuestos del sector público reflejan los gastos e ingresos para un ejercicio económico. Más allá de su carácter económico para el estado, sirven como medio de control a los gobiernos, pues deben ser aprobados por el parlamento. Son muchos los gobiernos que, con sus presupuestos rechazados por el parlamento, se han visto obligados a convocar elecciones.
Queda claro que para poder sacar adelante los presupuestos públicos son fundamentales la negociación y la capacidad para alcanzar acuerdos. Si bien es evidente que en parlamentos menos fragmentados y con mayorías cómodas, resulta más sencillo aprobar los presupuestos del sector público.
La experiencia ha demostrado que no solo basta con ganar las elecciones. En este sentido, se hacen necesarios acuerdos de gobernabilidad que permitan evitar la parálisis política y aprobar los tan necesarios presupuestos.
La estabilidad política permite atajar los problemas económicos
La economía es dinámica, lo que quiere decir que constantemente surgen nuevos retos que afrontar. Por ello, se requieren unas instituciones políticas ágiles y estables, capaces de dar respuesta a los distintos desafíos. Es aquí donde se hace necesaria la estabilidad política para poder llevar a cabo reformas económicas.
De este modo, un país con un parlamento menos fragmentado o al menos, donde haya mayor voluntad de alcanzar acuerdos políticos, podrá llevar a cabo con mayor rapidez medidas para atajar un elevado déficit público, solventar el problema de un alto nivel de deuda o tomar medidas para mitigar una desaceleración económica.
La ausencia de acuerdos políticos también afecta a la lucha contra el desempleo. Esto supone que no puedan ponerse en marcha políticas públicas de empleo o actuar sobre la legislación laboral para acometer una serie de reformas.
No cabe duda de que las decisiones políticas tienen un tremendo impacto en la economía. Así, los acuerdos políticos permiten establecer una regulación con unos mercados más flexibles, impulsar la competitividad de las empresas, fomentar el emprendimiento y eliminar o reducir las trabas burocráticas.
El nivel de estabilidad política de un país no es algo que únicamente se tenga en cuenta en el propio país. Los inversores extranjeros buscan países con un entorno político estable que les brinde una cierta seguridad jurídica y económica a la que atenerse. Tampoco puede olvidarse que los mercados son sensibles a la política, pues ante la inestabilidad, las primas de riesgo aumentan.
Por todo ello, puede concluirse que el consenso político trae el progreso económico, permite responder a tiempo a los desafíos de la economía, contribuye a atraer inversiones y es bien recibido por los mercados.