Chartalismo
El chartalismo o cartalismo es un planteamiento económico que sostiene que el dinero es un medio de pago aceptado por el Estado. En contra de lo argumentado en otras teorías económicas, el chartalismo sostiene que el dinero surge del Estado y no como un medio que facilite el comercio.
Por tanto, el Estado será la fuente de la que emane el dinero, decidiendo cuándo crear dinero mediante el gasto y eliminándolo al establecer impuestos. De este modo, el valor del dinero estará determinado por las acciones que acometan los poderes públicos.
Los principales referentes de la teoría chartalista son los economistas George Friedrich Knapp y Alfred-Mitchell-Innes. Sus ideas rompen con los planteamientos de todo un referente de la escuela austríaca como Carl Menger. Defendía que el dinero era el resultado de una evolución en los intercambios comerciales.
¿Cómo surgió el chartalismo?
El germen del chartalismo se sitúa entre finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. En un contexto en el que el papel de los metales preciosos decaía ante la necesidad de una expansión monetaria a través del uso de papel moneda. Por otra parte, los billetes emitidos por la banca privada, estaban siendo sustituidos por el papel moneda creado por los bancos centrales, que contaban con el aval del Estado.
Así pues, la sociedad adoptó rápidamente el papel moneda. Mientras que el crédito, sin necesidad de ser respaldado en metálico, no desembocó en un escenario de inflación descontrolada.
Como el propio George Friedrich Knapp afirmaba, se aceptó el uso de los billetes debido a que era aceptado como medio de pago por las autoridades públicas.
Principales ideas del chartalismo
Previamente, al chartalismo se había hablado del valor del dinero como mercancía. Esto significaba que se le otorgaba un valor al dinero en función del valor de un bien.
Sin embargo, el chartalismo determinaba que el dinero tenía valor porque así lo establecía el Estado. Esto supone que no importa la paridad del dinero con los metales preciosos, sino que será generalmente aceptado porque se trata de una moneda de curso legal. Este dinero fiduciario, por tanto, se basa en un elemento fundamental que es la confianza.
Para controlar el dinero y su valor, el Estado dispone de mecanismos e instrumentos de creación y destrucción del mismo. Así, el Estado dispone de herramientas como los impuestos para destruir la masa monetaria. Mientras que, si quiere aumentar la cantidad de dinero, puede recurrir al gasto.
En cuanto a los instrumentos de destrucción de dinero, cuando el Estado establece un impuesto, cada contribuyente está ayudando a reducir la deuda que el sector público ha generado al emitir dinero y bonos.
El dinero, emanando del sector público, más allá de ser un mero medio facilitador del comercio, sirve también como unidad de cuenta. Precisamente, esa función de unidad de cuenta, será gestionada por el sector público. Esta visión del dinero implica que cada billete, se convierta en una especie de pagaré del Estado.
El chartalismo también defiende que, en la economía moderna, no puede entenderse la función del dinero sin el papel del Estado. Esto implica que el dinero se enmarque dentro de la soberanía del Estado, por lo que los chartalistas defienden que el dinero es un bien público y una institución social.
Consecuencias y nuevas visiones
Economistas como Bill Mitchell, Stephanie Kelton, Warren Mosler y L. Randall Wray han reavivado recientemente las ideas chartalistas. Así, Wray ha llegado a encuadrar el chartalismo en el marco de las ideas de los economistas keynesianos, rebautizándolo como neochartalismo y posteriormente denominándolo Teoría Monetaria Moderna.
La Teoría Monetaria Moderna, inspirada también en las ideas de Knapp y Mitchell-Innes, ha abordado el sistema fiduciario, la soberanía del Estado y su capacidad para emitir dinero. En este sentido, la Teoría Monetaria Moderna, afirma que la quiebra del Estado es imposible. Debido a que el sector público tiene el poder de contar con recursos ilimitados para satisfacer la deuda pública.
Yendo un paso más allá del chartalismo, los defensores de la Teoría Monetaria Moderna afirman que no es necesario que el Estado recurra a préstamos o impuestos para poder gastar. Así, los estados, al tener el monopolio de la emisión del dinero, pueden poner en circulación la cantidad de moneda que precisen.