Contractualismo

El contractualismo es una corriente filosófica que explica y defiende la unión del hombre en sociedad y la aparición y necesidad del Estado. Ello a través del contrato social.

El contractualismo es una corriente filosófica que afirma la teoría del contrato social. Es decir, que el hombre en el estado de naturaleza, antes de que se formasen las sociedades y cualquier figura estatal, vivía de forma aislada y en libertad.

Pero que, ante unas necesidades comunes, se unieron para favorecer sus propios intereses. Configurando así la constitución e integración del hombre en sociedad y la aparición del Estado. 

El contrato social

El contrato social es, por tanto, la herramienta que articula dicho abandono de la naturaleza y el comienzo de la vida en sociedad. No se trata de un contrato explícito y literal, sino de un simbolismo. Se trata de un contrato no escrito y se le llama así al punto de inflexión en el que se produce la transición entre estos dos escenarios. 

Cuando el ser humano pasa a constituirse en sociedad, adquiere una serie de derechos y obligaciones. Derechos como el de ser respetado y no agredido por otros componentes de la sociedad. Y obligaciones como la de no atacar a otros humanos y la de contribuir con el desarrollo de la propia sociedad en la que está integrado. Estas son las consecuencias derivadas del contrato social. 

Autores del contractualismo

Los autores contractualistas clásicos, los primeros filósofos que desarrollaron el contractualismo, tienen unas semejanzas, así como también unas notables diferencias.

Los puntos en común los encontramos en el significado de los componentes del contrato social. Todos comparten que el hombre, en la antigüedad, vivían en estado natural; con libertad plena; pero en una situación de constante incertidumbre.

También que todos ellos, a través del contrato social, son conscientes de dicha situación y quieren unirse con el fin de revertir dicha situación. Y que, finalmente, esto da lugar al origen de la sociedad y del Estado.

Asimismo, interpretan de manera diferente cómo era la vida en el estado de naturaleza, cuáles eran por tanto las razones para constituirse en sociedad, y cómo ha de ser el Estado resultante de dicha unión. Estos autores eran Hobbes, Locke y Rousseau. Vamos a repasar, brevemente, cómo entendía cada autor su idea de contractualismo. 

El contractualismo según Hobbes

Hobbes, filósofo británico del siglo XVI, tuvo su vida y obra marcada por las guerras civiles inglesas. Como tal, tenía una visión muy negativa del ser humano. Para el autor, el hombre en el estado de naturaleza es egoísta, independiente y cruel. Vive en el llamado estado de guerra, caracterizado por la multitud de conflictos entre sus semejantes. 

El hombre toma conciencia de esta situación y se une en sociedad a través del contrato social para buscar seguridad. Es decir, se renuncia a la libertad en favor de la paz. Para Hobbes, el hombre cede su libertad a un soberano que se constituye como figura suprema y que reprime a los violadores del pacto. Esta figura es el Estado, cuyo poder ha de ser absoluto.

El contractualismo según Locke

Locke también desarrolló su vida y obra durante el siglo XVII, y es considerado como uno de los pensadores más influyentes de la historia.

Afirmaba que en el estado de naturaleza podíamos ver la verdadera esencia del hombre: libertad, igualdad y racionalidad. Y, al contrario que Hobbes, no compartía esa guerra constante entre iguales, sino que había cierta cooperación.

Con el fin de preservar los derechos del estado natural: vida, libertad y propiedad, el hombre renuncia a su plena libertad a través del contrato social. Pero, a diferencia de Hobbes, no otorga al Estado poderes absolutos, sino que este ha de limitarse a defender los derechos y libertades de los individuos. Es por ello por lo que desarrolló la división de poderes

El contractualismo según Rousseau

Rousseau desarrolló su obra en el siglo posterior, y es considerado el inspirador de la Revolución francesa. Fue el autor que más profundamente desarrolló el contractualismo y el contrato social, lo hizo a lo largo de cuatro libros. La teoría contractual de Rousseau es la que más difiere de sus predecesores.

Para el filósofo no había existido tal estado de naturaleza, pero en ese hipotético escenario es donde podemos observar su verdadera esencia. El hombre es bueno, libre e igual por naturaleza. Es cuando se conforma la sociedad cuando se vuelve un ser malvado. Si era feliz y bueno en la naturaleza y malo en sociedad, ¿por qué se unió? Por la escasez de recursos motivada por los desastres naturales y el crecimiento demográfico.

El Estado resultante ha de estar orientado por la voluntad del pueblo, la soberanía popular es el valor supremo y debe imponerse sobre los intereses particulares. 

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Alfredo Marín García , 08 de noviembre, 2021
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