Teoría del valor subjetivo
La teoría del valor subjetivo es una teoría económica que señala que el valor de un bien se establece en base a su utilidad esperada.
Esta teoría se centra en el estudio del valor de los bienes y servicios. Para ello, establece que el valor del producto viene determinado por la importancia que el demandante le atribuya.
A lo largo del tiempo han existido varias teorías sobre el valor. La teoría del valor subjetivo se contrapone a otras que, como la teoría del valor-trabajo, establecía el valor de un bien con base en el trabajo requerido para producirlo, así como a las propiedades de este.
Origen de la teoría del valor subjetivo
Que el valor de un bien es subjetivo es algo que lleva analizándose muchos siglos, Platón (en el Eutidemo) y Aristóteles hablaron sobre ello. Séneca, parafraseando a Aristóteles acuñó la famosa frase en latín «res tantum valet quantum vendit potest», que significa, algo vale tanto como puedas obtener, es decir, el valor de algo es el que otra persona esté dispuesta a pagar.
Nicholas Copérnico, John Locke o Adam Smith hablaron sobre la paradoja del valor, que trata de explicar la razón por la que el agua, a pesar de ser más útil y necesaria que los diamantes, tiene un precio más reducido en el mercado.
Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX cuando la teoría del valor subjetivo se formula como teoría, siendo acuñada por los economistas Carl Menger, William Stanley Jevons y León Walras durante la mitad del siglo XIX. Es por eso que esta teoría es uno de los pilares de la Escuela Austriaca.
Hipótesis de la teoría
En este sentido, la hipótesis de dicha teoría sostiene que el valor de un bien determinado, a diferencia de otras teorías, no viene determinado por las propiedades que tenga. Tampoco vendría determinado, de acuerdo con la hipótesis planteada, por el trabajo requerido para producir dicho bien. Sus autores proponían que el valor de un bien viene determinado por lo que se conoce como la utilidad esperada; o lo que podríamos definir como la importancia que el demandante le dé a dicho bien.
De esta forma, la teoría del valor subjetivo define que un bien puede generar valor con el simple hecho de transferir la propiedad a otra persona que, en su apreciación, le de una mayor utilidad. Esto, sin la necesidad de que dicho bien sufra modificaciones que hagan que este se revalorice, pues la utilidad esperada en el nuevo propietario presenta un mayor valor para él. Así, se reabren debates históricos en la economía como la dicotomía establecida por los economistas entre valor y precio.
Los individuos, como refleja la teoría, muestran niveles decrecientes de satisfacción para un bien. Es decir, cuanto más escaso sea un producto, más valioso será y viceversa.
Asimismo, cabe señalar que en mercados libres el equilibrio de mercado se establece por los requerimientos de unos demandantes que dan mayor valor a unas necesidades que a otras.
En esta línea, David Ricardo estableció que existían diferentes niveles de utilidad y valor de uso. Además, estableció que estos no guardaban relación efectiva con lo que denominó como valor de mercado. Asimismo, Menger completaba la teoría estableciendo que esta utilidad marginal también se veía reflejada en la producción. En este sentido, la capacidad de ganar un salario venía determinada por el valor de su trabajo para los empleadores, y no en base a sus costos de subsistencia.
Críticas a la teoría
Muchos son los economistas que han criticado duramente la teoría del valor subjetivo. Entre ellos, los economistas de corriente marxista, debido a que consideran otra serie de teorías como la del valor de Marx, y sostienen que la teoría del valor subjetivo, impulsada principalmente por Menger, no cuenta con una validez empírica. Para ello, consideran que su argumento, pese a parecer creíble, no cuenta con el suficiente respaldo científico como para que este se soporte.
Entre las principales críticas se fundamenta el hecho de que Menger posee un pensamiento demasiado individualista. Sin embargo, cuando hablamos de precios, hablamos de un mecanismo en el que intervienen varias partes. Por lo tanto, aunque el valor que le da el demandante sea menor, la demanda, así como la propia estructura de funcionamiento del oferente, establecen parte de dicho valor.
Por otro lado, otros economistas definen la teoría del valor subjetivo, como su propio nombre indica, como algo subjetivo. Para ello, exponen la necesidad de que los precios deben ser objetivos, pues, además de ser necesario para que se pueda producir una transacción, también lo es para la realización de estudios empíricos.