Existe un eterno debate entre la necesidad de pagar impuestos para contribuir al bienestar social y el deseo personal de evitar que Hacienda disminuya el dinero que se obtiene fruto del trabajo. Puede discutirse sobre cuestiones éticas y legales, pero lo cierto es que son muchas las fortunas que terminan tributando en paraísos fiscales.
Cabe señalar que cada Estado tiene libertad para regular su propio sistema tributario. Más aún, el hecho de que en un país se paguen pocos impuestos no significa que sea necesariamente un paraíso fiscal. Ello se explica por los acuerdos que tengan establecidos entre distintas soberanías fiscales.
Un claro ejemplo de un país de baja tributación, pero que no se considera paraíso fiscal, es Andorra. Aunque la carga impositiva sea reducida en Andorra, el país sí que accede a colaborar e intercambiar información con otros Estados.
Así pues, podremos hablar de un paraíso fiscal cuando nos encontremos con falta de transparencia. Esto ocurre en países opacos que terminan convirtiéndose en el refugio de fondos procedentes de actividades ilegales.
Por tanto, para poder clasificar a un país como paraíso fiscal, dicho Estado debe reunir una serie de características concretas. En este sentido, los paraísos fiscales se caracterizan por ser poco transparentes en materia fiscal, por ofrecer bajos niveles de tributación, por su escasa o nula cooperación internacional en cuestiones tributarias y por facilitar rebajas de impuestos a quienes no desarrollan ninguna clase de actividad económica en su territorio.
Los países con menor tributación pueden optar por establecer bajos niveles de impuestos o incluso no tener establecido un impuesto sobre la renta. A continuación, exponemos los casos de los países en los que menos impuestos se pagan sin importar que sean o no paraísos fiscales.
El Caribe
El mar Caribe es un escenario poblado por diversos archipiélagos en los que se encuentran diversos paraísos fiscales. Tomemos como primer ejemplo las Islas Vírgenes Británicas, un archipiélago de origen volcánico cuya principal actividad económica es el turismo.
Pese a que las Islas Vírgenes Británicas se hallan bajo soberanía del Reino Unido, la divisa más empleada en el archipiélago es el dólar estadounidense. Pero, en lo relativo a impuestos, esta zona destaca por no tener impuesto de sociedades ni impuesto sobre la renta. De hecho, este paraíso fiscal ni tan siquiera tiene establecidos impuestos sobre sucesiones o transmisiones de patrimonio.
También en el Caribe se encuentran las Bahamas. La banca y el sector turístico son las actividades que conforman el eje de su economía. Tal y como sucede en las Islas Vírgenes Británicas, no existe un impuesto que grave la renta. Ahora bien, los trabajadores sí que contribuyen a las arcas de la Seguridad Social del país con pequeñas cuantías que el Estado descuenta de su nómina.
La condición necesaria para poder residir en las Bahamas y beneficiarse de sus bajos impuestos es invertir en el país 500.000 dólares en propiedades y disponer de un elevado nivel de ingresos.
No muy lejos de las Bahamas se encuentran las Islas Turcas y Caicos, donde tributos como el impuesto de sucesiones o el de la renta brillan por su ausencia. La pesca, el turismo y el sector financiero son los puntales de una economía que tiene la calificación de paraíso fiscal.
Ahora bien, residir en las Islas Turcas y Caicos y acceder a su reducida tributación supone cumplir el requisito de invertir medio millón de dólares en propiedades en el archipiélago.
Las famosas Islas Caimán
Un archipiélago ampliamente famoso por su condición histórica de paraíso fiscal son las Islas Caimán. Las sociedades offshore tienen una importancia significativa en su economía, aunque el turismo es su primera actividad económica.
Las Islas Caimán hace no mucho que dejaron de ser consideradas un paraíso fiscal por su bajísima tributación, pues han empezado a colaborar a nivel internacional en materia fiscal. Ahora bien, frente a la muy reducida presión fiscal de las Islas Caimán, quien desee residir allí se encontrará con un alto coste de la vida y una fuerte inversión inicial en propiedades.
Oriente Medio
Omán, ubicado en el sudeste de la península arábiga, es un país cuya mayor actividad económica es la exportación de gas y petróleo. Gracias a los cuantiosos ingresos que suponen las exportaciones de petróleo, el sultanato eliminó el impuesto de la renta que debían abonar sus súbditos.
Sin embargo, Omán ha implementado cuantiosos impuestos indirectos que gravan el consumo de bebidas (50% sobre la gaseosa) y el tabaco, que debe pagar un 100%. De este modo, la venta de petróleo no se convierte en la única fuente de ingresos para las arcas públicas.
Otra economía basada en las exportaciones del petróleo es Qatar, uno de los países con un PIB per cápita más elevado. En el pequeño, pero rico emirato, el único tributo que debe pagarse es el impuesto social fijado en un 5%. De hecho, los qataríes no tienen que abonar impuestos sobre la renta ni los dividendos. Hasta las empresas que operan en Qatar se benefician de un bajo impuesto de sociedades.
Al igual que ocurre en Omán y Qatar, en Kuwait el presupuesto del sector público se nutre casi en su totalidad de las exportaciones de petróleo. En el pequeño país árabe que linda con Irak y Arabia Saudí, la presión fiscal no vendrá en forma de impuestos, sino mediante pagos a la Seguridad Social por parte de trabajadores y empresarios.
Otro elemento común de Omán, Qatar y Kuwait es la gran dificultad para obtener un permiso de residencia a largo plazo.
Mónaco y Brunéi
El glamour y los famosos son algo que abunda en el Principado de Mónaco. Pese a que ya no se le define como un paraíso fiscal, no existen impuestos directos en Mónaco. Así que, nada de impuesto sobre la renta ni de impuestos sobre beneficios.
De este modo, la única presión fiscal que soportan los monegascos son las contribuciones a la Seguridad Social. Para poder beneficiarse de sus peculiaridades fiscales basta con residir en el principado durante 6 meses y 1 día en el periodo de 1 año. Como resultado de ello, son muchas las fortunas europeas que se han trasladado a Mónaco.
Situado en el sudeste asiático, en la isla de Borneo, se encuentra el Estado de Brunéi. Dotado de abundantes materias primas como petróleo y gas natural, el Sultanato de Brunéi es considerado un paraíso fiscal.
Ante los cuantiosos ingresos que proporcionan la explotación de sus recursos naturales, la única carga que deben soportar sus súbditos son pequeñas cantidades que se detraen de sus nóminas para proporcionar ingresos a la Seguridad Social. Sin embargo, residir en Brunéi para una empresa es más que difícil, pues se requiere la autorización del sultán.