Maoísmo
El maoísmo es una tendencia existente en el comunismo originaria de la República Popular China y principal dominadora de dicho territorio a nivel político e ideológico tras su revolución cultural.
De la mano de su principal ideólogo, Mao Zedong, se realizó un revisionismo del marxismo inicial bajo un punto de vista muy filosófico e ideológico, dejando atrás el enfoque científico establecido por el manifiesto comunista.
Además, Mao basó su observación en el campesinado agrícola chino como eje motor del país sin establecer como imprescindible la lucha de clases, ya que consideraba al sector burgués y empresario como una parte de la sociedad necesaria y redirigible hacia la revolución.
Esta teoría sociopolítica y económica comparte gran número de aspectos con otras derivas del comunismo, el socialismo y el marxismo, aunque en gran medida ha adquirido desde su creación y expansión por China un significado relevante propio.
Previamente a su destacado protagonismo y dominio en el sistema político chino a lo largo de décadas tras la revolución china, el maoísmo ya convivió con otras tendencias marcadamente comunistas.
Aunque sus características y propuestas han sido valoradas por otros movimientos internacionales de izquierda, este movimiento no se entiende sin su identificación y localización en China. De hecho conforma la guía y estructura del Partido Comunista chino.
El maoísmo como corriente comunista distintiva
Uno de los principales rasgos a destacar del maoísmo es su relevante contraste con otras tendencias del comunismo más extendidas, como puede ser el marxismo-leninismo.
Mientras el marxismo basa su principio en la lucha de la clase obrera y la construcción de un estado fuerte y centralizado, Mao empleaba al pueblo principalmente agrícola chino como base para la aplicación de sus ideas en la formación de un estado más descentralizado y necesitado de industrialización.
Mientras que este último movimiento evolucionó y se adaptó a los cambios de paradigma experimentados por la Unión Soviética a lo largo del siglo XX, el movimiento maoísta chino se alineó firmemente a las raíces comunistas compartidas con el movimiento bolchevique ruso, principalmente.
Eso puede verse reflejado en la distinta concepción de los principios del movimiento, traduciéndose que mientras el comunismo ruso empujado por Lenin o Stalin se basaban en el materialismo histórico y la experiencia soviética, Mao defendía la necesidad de la revolución desde un enfoque más ideológico, filosófico e idealista propios del comunismo originario.
Su visión fue reforzada tras la muerte de Stalin y la crítica de los pensadores comunistas a la deriva rusa del movimiento, marcada por el empobrecimiento de Rusia y la dureza de sus estricto sistema político.
El maoísmo durante las últimas décadas
En las últimas décadas la deriva económica más aperturista de China hacia el comercio internacional ha provocado que los puntos de vista del maoísmo en lo referente a la gestión económica del país hayan sido adaptados.
No obstante en el resto de ámbitos este país conserva la dominancia de las directrices maoístas, llevando a los analistas a definir la política del país como comunista en lo político y de mercado en lo económico.