Posición corta
Una posición corta, o ponerse en corto, significa vender un activo sin haberlo comprado antes, con la idea de que el precio bajará y que lo podremos comprar en un futuro a un nivel más bajo. También es conocida como venta al descubierto.
Por tanto, cuando un inversor predice que el precio de un activo va a bajar puede ponerse en corto y así beneficiarse de la bajada en precio.
Es lo contrario a la inversión tradicional de comprar un activo y esperar que suba para tener beneficios. Esta inversión se conoce como posición larga, porque el inversor espera que el precio del activo suba.
Tomando una posición corta, ganaremos dinero si la bolsa baja y perderemos dinero si la bolsa sube. En el pasado, para ponerse cortos en un activo, lo que hacíamos era buscar a alguien que tuviera las acciones que nosotros queríamos, se las pedíamos prestadas, las vendíamos y obteníamos el dinero.
Al cabo de un tiempo, previamente pactado, cuando estas acciones bajaban, las comprábamos más baratas y se las devolvíamos a su dueño. La diferencia entre la venta y la compra era la ganancia. Si esas acciones habían subido, las comprábamos más caras e igualmente se las devolvíamos a su dueño con una pérdida para la cartera.
Desde hace años, gracias a las nuevas tecnologías, podemos buscar posiciones cortas si accedemos a nuestro bróker y lanzamos la orden o en otro caso, introducimos nosotros la orden a través de la plataforma de inversión que nos proporciona éste. Para poder acceder a vender activos a un precio que consideramos alto o caro y poderlo comprar en el futuro a un precio más bajo o más económico, necesitaremos abrir una cuenta de inversión o también llamada cuenta de efectivo. En ella tendremos que tener suficiente saldo para depositar las garantías exigidas sobre el activo en el que se desea operar, cargando a su vez los valores en la cuenta de valores asociada a la cuenta de efectivo.
El tipo de instrumentos que, por norma general, te permiten realizar operaciones en corto, se denominan derivados financieros, y tienen la peculiaridad, independientemente de las características de cada producto, de que tienen la posibilidad de poder apalancarse. Con este concepto, tendremos que tener cuidado, ya que existirá una llamada de margen que te indicará hasta qué punto te puedes apalancar.
Tipos de instrumentos financieros con los que ponerse corto
A modo general, existen las siguientes opciones de inversión para posicionarse en corto en un activo:
- Futuros financieros: La primera es una opción muy similar a lo que se hacía antiguamente: vendiendo futuros. El futuro es un contrato por el que se acuerda comprar o vender activos financieros (bonos, depósitos, índices bursátiles o divisas) o materias primas a un precio fijado, en una fecha futura determinada. La diferencia con la opción es que mientras ésta representa un derecho, que se podrá ejercitar o no, el futuro es una obligación. Es decir, llegada la fecha de vencimiento del contrato hay que comprar (o vender) la acción. El inversor puede contratar un futuro como comprador o como vendedor (cortos o largos).
- Warrants u opciones: Son productos financieros en los que se dispone de un derecho, no una obligación. Es una opción sobre un valor, materia o índice con precio y fecha futura. Las calles obtienen beneficios cuando el activo sube, las put obtienen beneficios cuando el activo baja.
- ETFs o Hedge Funds “inversos”, que ganan o pierden al revés de lo que haga el mercado. Replican el comportamiento contrario.
- CFDs. Los contratos por diferencia son un producto financiero mediante el cual dos partes intercambian la diferencia entre el precio de compra-venta en una operación financiera. Con ellos se puede operar tanto en el lado alcista como el bajista. La operación se cierra abonando la diferencia.
- Venta a crédito a través de nuestro bróker. En este caso, este mismo limitará el apalancamiento para no incurrir en demasiado riesgo.
Ejemplo de posición corta
Supongamos que estamos en casa y accedemos a nuestra plataforma de inversión y realizamos un análisis de la evolución de las acciones del Banco de Santander. Pensamos que, tras un estudio exhaustivo, las acciones van a caer y creemos que las caídas van a durar poco. Rápidamente, vamos al panel de cotizaciones de la acción del Banco de Santander y presionamos sobre la tecla que dice Venta, que sitúa el precio en 6 euros. A los dos días siguientes, comprobamos que la acción cotiza a 5 euros, por lo que decidimos cerrar la operación. En este ejemplo, obtendremos un beneficio de 1 euro por acción bruto, ya que tenemos que descontar las comisiones que nos carga nuestro bróker y los impuestos relativos a las ganancias.
Otro ejemplo lo podemos encontrar con la venta de un futuro del S&P500 cuyo valor por punto es de 50 dólares. Supongamos que introducimos una venta o posición corta en 2.100 puntos y cerramos la operación al cabo de una semana en 2.080 puntos, el beneficio que obtendríamos sería de:
B= (2.100 – 2.080)* 50= 1.000 dólares