Positivismo
El positivismo es una corriente filosófica que afirma que el conocimiento proviene de la experiencia, a la vez que se obtiene mediante el método científico.
El positivismo surge en el siglo XIX, y tuvo como precursores y autores destacados a Saint-Simon, Auguste Comte y Stuart Mill.
Esta filosofía surgió de la necesidad de tratar a los fenómenos sociales con la misma metodología y otorgándoles la misma categoría que las ciencias naturales. Así, el positivismo defiende que el conocimiento se obtiene con base en la experiencia, y asegura que el método científico es la única vía para conseguirlo. Se posiciona así en contra de las corrientes que rechazan la experiencia como método de investigación.
Características del positivismo
Entre las características que presenta el positivismo, destacan las siguientes:
- Rechazo del dogma y de las verdades absolutas.
- Observación y experimentación para la búsqueda de leyes y teorías.
- Rechazo de la metafísica, todos los fenómenos han de tener explicación científica.
- El investigador social ha de ser objetivo, no puede dejar que interfieran sus prejuicios y preferencias.
Técnicas de investigación en el positivismo
La investigación cuantitativa nos permite, a través de las matemáticas y la estadística, conocer la realidad social. Son técnicas que aparentemente son las ideales para las ciencias naturales, pero se aplican también a las ciencias sociales. Esto es, básicamente, la esencia del positivismo.
La investigación desde el paradigma cuantitativo se realiza a través de técnicas y herramientas cuantitativas. Y la técnica más utilizada es la encuesta, ya que nos permite recopilar información de un conjunto relativamente grande de la población. Además, si la muestra es representativa, nos permite inferir los resultados obtenidos al conjunto estudiado.
Por ejemplo, si queremos saber cuáles son los problemas que tienen los ciudadanos en una región, la encuesta nos permite realizar una muestra representativa y dar a elegir a los encuestados los problemas más importantes. Y gracias a preguntas como la edad y el sexo, podemos agrupar los resultados y obtener información de mayor calidad.
La investigación en ciencias sociales, con el paso del tiempo, ha integrado la combinación de técnicas cuantitativas y cualitativas. Estas últimas defienden que los datos, por sí solos, no nos explican la realidad, sino que han de ser interpretados. Esto se debe a que el ser humano, según los interpretativistas, no es un objeto inamovible, sino que es dinámico, se encuentra en continuo movimiento, y sus preferencias se pueden ver alteradas, o simplemente estar motivadas por unas razones u otras. Esta es la razón de que, en la investigación social, ambas técnicas se combinen.
Ejemplos de técnicas cualitativas serían la entrevista en profundidad o los grupos de discusión.