Las dos guerras mundiales tuvieron un impacto muy negativo sobre el comercio internacional. Los intercambios comerciales se redujeron, las naciones se plegaron sobre sus fronteras y aumentó el proteccionismo. Sin embargo, tras la Segunda Guerra Mundial, tratando de relanzar la economía mundial, se apostó por el libre comercio y el multilateralismo.
Ya en los últimos compases de la Segunda Guerra Mundial, en 1944, con los acuerdos de Bretton Woods (Estados Unidos), se había decidido impulsar las relaciones comerciales internacionales. Estas iniciativas de carácter multilateral terminaron fructificando en grandes acuerdos comerciales como el GATT (General Agreement of Tariffs and Trade) o Acuerdo General de Tarifas y Comercio, cuyo origen se remonta al año 1948.
Así pues, el GATT nació con la finalidad de fomentar el comercio internacional, basándose en un principio fundamental: la cláusula de la nación más favorecida. Esta cláusula determina que cualquier reducción de aranceles que se aplique a un país firmante del GATT, debe extenderse al resto de países miembros.
A lo largo de siete rondas de negociación, se trabajó por una reducción de los aranceles a nivel mundial y se otorgó cierta influencia a los países más pobres. Si bien es cierto que aún queda un mucho trabajo por hacer para reducir las abismales diferencias entre los países más industrializados y los países menos desarrollados.
Sin embargo, en la última ronda del GATT, se logró un importante avance. Se trata de la Ronda Uruguay, que en 1995 culminó con la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Este organismo tiene por finalidad la defensa del libre comercio, resolver las disputas comerciales entre los países miembros e imponer sanciones a quienes llevan a cabo prácticas comerciales ilegales.
Sin embargo, la evolución del comercio va más allá de los acuerdos e instituciones que lo regulan. Por ello, volvamos a los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
El comercio internacional tras la Segunda Guerra Mundial
Desde 1950 el comercio internacional había estado creciendo, lo que provocó una expansión de la inversión extranjera y de la liberalización comercial. También en la década de los 50, en Europa, comenzaban a crearse los primeros organismos de cooperación económica. Por ejemplo, la Comunidad Europea del Carbón (CECA) y el Acero, que fue el organismo precursor de la Comunidad Económica Europea.
Al mismo tiempo, daba comienzo la guerra fría, con dos sistemas económicos totalmente opuestos. Por un lado, se encontraba el bloque capitalista. Un bloque conformado por una serie de países con economías de libre mercado. Mientras que, por otra parte, se situaba el bloque comunista, con economías centralizadas en las que el gobierno asumía el control total de la economía. La guerra fría imposibilitó establecer un nuevo orden económico en todo el mundo. Aun así, los países del bloque capitalista, vieron sus intercambios comerciales y sus relaciones fortalecidas.
Ya en los años 60 el comercio internacional se expandió ampliamente. De hecho, el crecimiento económico mundial que tuvo lugar entre 1950 y 1973, fue mucho más rápido al que había experimentado el mundo hasta 1914.
Todo ello se debía en parte a que el comercio se estaba expandiendo sustentado en pilares como el GATT, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Sin embargo, el bienestar y la prosperidad que había traído la expansión del comercio se fue al traste en 1973, con la crisis del petróleo. Esto desembocó en una pérdida de vitalidad de las economías, que nuevamente recurrieron a medidas proteccionistas. También las dificultades de financiación exterior en América Latina tuvieron consecuencias negativas en las relaciones comerciales internacionales.
La recuperación del comercio internacional
Esta tendencia negativa logró romperse a partir de 1985. Hacia ese año se produce una recuperación del comercio internacional. Gracias, en gran parte, a la importancia creciente de Asia y a la apertura hacia el comercio internacional de economías como Estados Unidos y Canadá. Con el fin de la guerra fría y de la antigua Unión Soviética se aceleró el proceso de mundialización de la economía.
La creación de nuevas formas de integración económica también contribuyó a la expansión del comercio, prueba de ello es la creación de MERCOSUR en 1991 como un mercado común para América del Sur y la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte también conocido como NAFTA que entró en vigor en 1994. El resultado fue que aumentaron en mayor medida entre los países que se integraron en bloques comerciales que entre los que no se encontraban integrados en esta clase de acuerdos.
Las razones que explican esta gran expansión comercial fueron la existencia de un compromiso global para reducir las barreras arancelarias, la existencia de empresas multinacionales, el desarrollo de los medios de transporte, la revolución tecnológica y la mejora de las comunicaciones.
Los nuevos desafíos de la economía mundial
Ha existido cada vez un mayor interés por parte de los países en vías de desarrollo por participar activamente en el comercio internacional. A través de la globalización, se pretende llevar el bienestar y transferir factores económicos para reducir las grandes desigualdades entre las economías más desarrolladas y los países pobres.
A pesar de todo, las diferencias siguen ahí y los países subdesarrollados continúan reclamando un Nuevo Orden Económico Internacional. Orden que dé respuesta a problemas como la deuda externa y la pobreza que asola a muchas naciones.
Además del gran objetivo de erradicar la pobreza, existen nuevos desafíos económicos. Especialmente en materia comercial. La escalada proteccionista del gobierno estadounidense presidido por Donald Trump y sus tensiones comerciales con China pueden provocar una recesión económica mundial.
Por su parte, frente a instituciones que apuestan por la cooperación económica como la Unión Europea, se encuentran acontecimientos como el Brexit. Un evento que cuestiona la cooperación económica y política en aras de una mayor soberanía nacional.