La ley de la bicicleta es un término económico que hace referencia a la interacción entre los mercados de bienes y de dinero en una economía abierta. En Economipedia, ya escribimos un artículo sobre esta ley en Argentina. Sin embargo, dado el interés que suscitó hemos decidido explicarlo de un modo mucho más general.
Según esta premisa, una intervención de los bancos centrales para manipular el precio de las divisas tendría a su vez un fuerte impacto colateral en los mercados reales, constituyendo de esta manera una regulación indirecta del precio de los bienes. En sentido inverso, el establecimiento de regulaciones en el mercado interno también puede provocar distorsiones en los mercados que acaben repercutiendo sobre la cotización de la divisa nacional, aunque esta sea oficialmente libre.
La ley debe su nombre al paralelismo existente entre una economía abierta y una bicicleta, cuyas dos ruedas serían el mercado de bienes y el de dinero. El motivo es que para detener estos vehículos es suficiente con poner un freno en una de las ruedas, y la otra quedará detenida aunque nada le impida girar libremente. De la misma manera, la introducción de regulaciones en uno de los mercados condicionará decisivamente el funcionamiento del otro.
La novedad de la ley de la bicicleta
La principal novedad aportada por esta premisa consiste en que, si bien la escuela de economía clásica ha considerado que un mercado es libre si sencillamente no existen intervenciones directas sobre él, la ley de la bicicleta demuestra que esta condición no es suficiente.
En este sentido, va más allá y define la intervención de otros mercados como otro factor condicionante, por lo que tampoco deberían existir estas limitaciones para que un mercado sea auténticamente libre.
El modelo IS-LM y la ley de bicicleta
El razonamiento teórico de la ley de la bicicleta se basa en el modelo IS-LM, el cual establece una relación determinada para los puntos de equilibrio en los mercados de bienes y de dinero.
Como podemos observar en cualquier simulación siguiendo este modelo, el establecimiento de un tipo de cambio artificialmente alto aumentaría el poder adquisitivo de los saldos monetarios existentes de cara al exterior, al abaratar el precio de los bienes importados. Como consecuencia, los bienes nacionales deberían competir con otros cuyos precios estarán indirectamente regulados, ya que su denominación en moneda local será siempre más baja de lo que marcaría el mercado en condiciones normales.
Bajo este supuesto nos encontraríamos ante un mercado de divisas directamente intervenido y otro profundamente distorsionado por la regulación estatal, aunque esta oficialmente sólo se aplique sobre uno de ellos.
De manera similar, una ley que regule a la baja los precios de ciertos bienes en el mercado doméstico reducirá la rentabilidad de los empresarios en el país y los animará a vender una proporción mayor de su producción en el extranjero (si adicionalmente se trata de materias primas o bienes intermedios, se producirá un efecto similar en los bienes finales, al ser estos más competitivos gracias a la reducción de costes de producción). El resultado sería un auge de las exportaciones, lo cual repercutiría en la balanza de pagos y presionaría al alza la cotización de la divisa.
En este caso podríamos afirmar que el mercado de bienes estaría directamente intervenido, pero el de divisas tampoco podría operar libremente al estar sujeto a constantes presiones por parte de los movimientos artificiales de la balanza comercial.
La ley de la bicicleta en la historia económica reciente
Uno de los ejemplos más cercanos de control del mercado de divisas a la vez que se liberaliza el de bienes es la ley de convertibilidad aplicada en Argentina en los años 90. Durante este periodo, el Banco Central adoptaba el dólar como moneda ancla y garantizaba un tipo de cambio 1:1 con respecto al peso argentino.
Si bien la medida aportó una importante estabilidad cambiaria que fomentó la inversión extranjera gracias a la cual se pudo modernizar la economía del país, a largo plazo el efecto sobre la oferta agregada de bienes fue negativo ya que la producción nacional fue perdiendo competitividad (tanto en el mercado doméstico como en el exterior) y los desembolsos de dólares que tenía que efectuar el Banco Central para mantener el tipo de cambio artificialmente alto pasaron a ser cada vez mayores.
Cuando las pérdidas de reservas y el nivel de endeudamiento exterior fueron insostenibles, las autoridades no tuvieron otra opción que derogar la ley de convertibilidad, dando comienzo así a la inestabilidad financiera que desembocaría en el corralito y hundiría a Argentina en una profunda crisis económica.
El caso de Bretton Woods
A la inversa la historia también cuenta con muchos ejemplos, especialmente en los años 70 a raíz del hundimiento del sistema de Bretton Woods y la crisis del petróleo. Uno de los casos más conocidos es el de Estados Unidos, cuyo gobierno apostó por la regulación de precios y salarios a la vez que permitía una flotación libre del dólar.
La intención no era otra que proteger el poder adquisitivo de los ciudadanos de los estragos que causaba una inflación ya de doble dígito, pero lo cierto es que la subida de los salarios acabó provocando un encarecimiento excesivo del factor trabajo, lo cual repercutió en una pérdida de competitividad de las exportaciones, aumento del déficit comercial y por tanto caídas en la cotización del dólar.
De esta manera, el mercado de divisas mantuvo un funcionamiento oficialmente libre pero en la realidad duramente regulado por la evolución de precios y salarios.
Conclusión de la ley de la bicicleta
La principal conclusión de la ley de la bicicleta es que cualquier intervención en el mercado de bienes acaba generando distorsiones en el de divisas, y viceversa. Esta premisa nos permitiría decir que uno de los dos mercados está intervenido incluso cuando no existen regulaciones directas sobre él, pero sí sobre el otro.
Por tanto, el mejor modo de garantizar el funcionamiento óptimo de una economía es que sus dos grandes mercados operen con total libertad, al igual que para conseguir que una bicicleta se mueva es necesario que ambas ruedas puedan girar libremente. No obstante, todo sea dicho, no debemos olvidar que no todo se basa en el funcionamiento óptimo de la economía. A veces, las regulaciones en los mercados se hacen con el objetivo de mejorar el bienestar social, aunque no sean eficientes desde el punto de vista económico.
Lucio dice
Felicitaciones por el articulo, pero tengo una consulta: ¿por qué a China le va muy bien con el dumping aplicado a sus productos exportados?
Federico J. Caballero Ferrari dice
Buenas tardes Lucio,
Si te refieres a las restricciones comerciales que China impone sobre los productos que importa, en ese caso efectivamente ha conseguido en cierta medida limitar la competencia extranjera en su mercado local aunque parte de lo obtenido se debe a que el coste de su producción nacional es sensiblemente más bajo que el de las economías europeas y norteamericana y esto en la práctica tiene un efecto similar al dumping.
Si en cambio te refieres a por qué China sigue exportando a pesar de las restricciones comerciales que los demás imponen sobre los productos chinos, la respuesta es muy sencilla: siguen siendo extremadamente competitivos aún contando con los aranceles. Por otra parte, hablamos de trabas sobre productos muy concretos y nunca sobre sectores enteros de la economía, por lo cual el impacto de estas medidas es muy limitado. Por cualquier otra pregunta no dudes en volver a preguntarnos.
Un saludo,
Federico
Manuel Nieto dice
Buenas tardes,
Me parece que Rafael Correa aplico esto en la economía Ecuatoriana por 10 años y le resulto, claro luego la daño su binomio traicionero.
Saludos