Durante los últimos diez años, España, junto con muchos países europeos, ha llevado a cabo un desembolso neto en intereses equivalente al 6% de todo lo recaudado por el Estado.
Desde Economipedia siempre fomentamos la educación financiera, la importancia de una buena planificación de nuestras finanzas personales y alentamos a toda la sociedad a ser conscientes de los beneficios que esto aportará a su vida. En contra de los mantras actuales, nos encontramos en la obligación de no demonizar la deuda. Endeudarse, si se hace con conocimiento y control, nos proporciona muchas posibilidades. Pero si no se hace con control, los efectos pueden ser devastadores.
Antes de endeudarnos, debemos siempre plantearnos una serie de cuestiones. Entre ellas se encuentran, la necesidad de adquirirla, en qué cuantía, la capacidad de afrontar los intereses y el pago del principal, así como las consecuencias que tendría el incumplimiento de lo pactado.
En este sentido, el Estado, sea del país que sea, y mirando siempre por los ciudadanos a los que representa, debería dar ejemplo de una buena gestión financiera. La deuda no es gratis, ni siquiera la pública. Al contrario, conlleva una serie de obligaciones que van más allá de las obligaciones con los prestamistas. Conlleva también obligaciones de confianza, más si cabe cuando la estabilidad financiera de un Estado depende de forma constante de la financiación en los mercados.
¿Cómo ha evolucionado el coste de la finaciación?
Desde que el Banco Central Europeo (BCE) se hiciera cargo de parte de la complicada situación que vivían muchos países europeos, las tasas a los que se financian los Estados se han reducido de forma drástica. Para muestra, un gráfico:
En especial desde el verano de 2012, los tipos de interés de los bonos a largo plazo (y ocurre lo mismo con los de corto) ha tomado una tendencia bajista considerable. Desde dicha fecha, el pago de los intereses para los países ha disminuido pero no en mucha cuantía. Lo que sí se ha reducido es el coste de las nuevas emisiones consecuencia de las políticas monetarias no convencionales del BCE.
Durante los últimos tres años parece que comienza a reducirse, pero en el momento en que las condiciones cambien, volverá a aumentar. Actualmente los tipos están extraordinariamente bajos y esa situación no durará siempre.
256.033 millones de intereses pagados
Si tenemos en cuenta los datos sobre las Administraciones Públicas facilitados por el Banco de España (BdE) podemos observar cómo el pago de intereses se ha mantenido extraordinariamente alto.
Las anteriores cantidades suponen un 2-3% sobre el producto interior bruto (PÎB) y más de un 5% sobre los ingresos públicos totales. Es decir, un 5% de todo lo que recauda el Estado vía cotizaciones a la Seguridad Social y tributos se destina al pago de intereses de la deuda pública.
¿Por qué es importante reducir la deuda?
Según un informe publicado por S. Ali Abbas y algunos de sus compañeros del Fondo Monetario Internacional titulado Dealing with High Debt in an Era of Low Growth (Lidiando con la alta deuda en una era de bajo crecimiento), aquellos países con más deuda pública crecen menos a largo plazo. Sobre todo, en aquellos casos en los que la deuda pública supera ciertos umbrales.
Dado que la deuda pública tiene unos costes (los intereses), aumentar la deuda pública supone en la gran mayoría de casos (condiciones normales de mercado) un aumento de los intereses pagados. Este aumento de costes supone un coste de oportunidad. Es decir, teniendo en cuenta el mantenimiento de la estabilidad financiera, un país no puede gastar o ingresar todo lo que quiera para mantener la normalidad. De modo que, todo lo que dedica al pago de intereses no podrá dedicarse a otras cuestiones. Por ejemplo, sanidad, educación o justicia.
Con todo, es importante tener en cuenta que muy difícilmente el pago de intereses se reducirá a cero. Todos los Estados tienen un mínimo de deuda. Y, es más, la deuda si está bajo control, es buena porque nos permite acometer inversiones y crecer más a largo plazo. El problema, desde el punto de vista económico, viene cuando la aparición del déficit público no está asociada de forma sistemática a inversiones productivas, sino a consumo público y transferencias. Que si bien es cierto que podrían reducir la desigualdad, a partir de ciertos niveles de deuda pública, generan desequilibrios a largo plazo.
Italia, Portugal, Grecia, Islandia y España los que más pagan
Por último, son los países de la periferia de Europa los que más carga de intereses pagan. En el gráfico anterior, elaborado a partir de datos de Eurostat, podemos comprobar cómo los países con más deuda pagan más intereses y, por tanto, tienen un coste de oportunidad mayor.
Si bien es cierto que la carga de intereses depende de otros factores, no solo del tamaño de la misma. También depende de la disciplina fiscal, las políticas monetarias aplicadas o crisis pasadas. En conclusión, es de vital importancia reducir la deuda para pagar menos intereses y, por tanto, ceteris paribus, disponer de más recursos estatales o aliviar a los ciudadanos de carga tributaria.
Eduardo dice
Gracias por el artículo. Me gustaría saber ¿qué relación tiene todo esto con el Tratado de Maastricht y por qué se habla tan poco en los medios de la desventaja de que los Estados no se financien por medio de sus bancos centrales y deban emitir deuda?