Posición táctica
Una posición táctica es el conjunto de decisiones compradoras o vendedoras que configuran la situación actual del patrimonio de un inversor. Dichas decisiones, a su vez, tienen la finalidad de materializar la estrategia inversora.
En el ámbito financiero, tener una posición táctica clara es fundamental para cualquier inversor. De lo contrario, es posible que su estrategia nunca llegue a ejecutarse.
Por ejemplo, un inversor en EE. UU. puede tener como estrategia mantener un 30 % de su cartera en mercados emergentes. Además, pretende lograr una posición estratégica que le asegure una rentabilidad superior al del índice S&P 500, pero limitando el riesgo de mercado. Para conseguirlo, debe pensar en una táctica adecuada.
Una posibilidad sería repartir ese 30 % de la cartera en partes iguales entre valores de India, Turquía, Brasil y México. Dividiendo, a su vez, el capital invertido en cada país entre valores públicos y privados. La configuración de esa parte de la cartera sería de esta manera:
- 3,75 % deuda pública de India.
- 3,75 % Bolsa India.
- 3,75 % deuda pública de Turquía.
- 3,75 % Bolsa Turquía.
- 3,75 % deuda pública de Brasil.
- 3,75 % Bolsa Brasil.
- 3,75 % deuda pública de México.
- 3,75 % Bolsa México.
¿Cómo se planea una posición táctica?
El primer paso para plantear una táctica es tener una estrategia inversora clara. Esta, a su vez, solo puede elaborarse si el perfil del inversor y los objetivos están establecidos previamente.
Una vez configurada la estrategia, el inversor puede pasar a pensar en la táctica más adecuada. En líneas generales, se trata de observar las oportunidades que presenta el mercado y ver cuál de ellas se ajusta mejor a la estrategia buscada.
En el ejemplo anterior, hay una gran cantidad de emergentes, pero el inversor ha elegido India, Turquía, Brasil y México porque considera que el riesgo de mercado que presentan los valores cotizados allí es más limitado. Al menos, si lo comparamos con otros países que también ha considerado en su análisis.
En este sentido, hay dos aspectos fundamentales para plantear una buena táctica:
- Tener disponible la mayor cantidad de información posible. De esta manera, se puede hacer un análisis consistente de lo que ofrece el mercado y se evita pasar por alto oportunidades factibles.
- Contar con métricas para el análisis. Hay multitud de indicadores, como medias móviles de precios, índices de volatilidad, etc. Para encontrar la posición táctica más adecuada, un inversor debe ser capaz de utilizarlos e interpretarlos. Lógicamente, el tamaño y la complejidad de la cartera están directamente relacionados con los indicadores utilizados.
Diferencia entre táctica, estrategia y objetivos
En términos generales, podríamos decir que la estrategia es la tendencia que está presente en todas las decisiones dirigidas a alcanzar las metas del inversor. En cierto sentido, la estrategia es la vía elegida para cumplir los objetivos.
De forma análoga, la táctica es la materialización de la estrategia. Recordemos que, una vez elaborada una estrategia, para llevarla a la práctica será necesario tomar decisiones. Esas decisiones concretas, como hemos explicado, conforman la táctica del inversor.
Dado que la coyuntura de los mercados cambia constantemente, lo normal es que las tácticas también lo hagan. De hecho, muchos inversores cuentan con una gran variedad de tácticas a su disposición, al servicio de una única estrategia y de los mismos objetivos.
Anteriormente, hemos visto un ejemplo de un inversor cuya posición táctica consiste en dividir el 30 % de su cartera en partes iguales entre valores públicos y privados de India, Turquía, Brasil y México. Si la estrategia es tener un 30 % en mercados emergentes, superar al S&P 500 y limitar el riesgo de mercado, estaríamos hablando de una posición táctica que revela claramente la estrategia.
Sin embargo, no todas las tácticas revelan de forma tan clara cuál es la estrategia a la que sirven. Por ejemplo, si se previera una fuerte caída de la lira turca, el inversor podría repatriar a EE. UU. el capital invertido en Turquía para ponerlo a salvo y dentro de unos meses reinvertirlo en otro emergente.
Temporalmente, la exposición a mercados emergentes se reduciría al 22,5 % de la cartera. Sin embargo, la idea del inversor a medio plazo sería colocar el 7,5 % restante en, por ejemplo, Chile. Por ello, estaríamos hablando de una «retirada táctica» de los mercados emergentes, dado que la estrategia de estar presente en ellos se mantiene.