Bono indexado
Un bono indexado es un título de renta fija cuya rentabilidad está referenciada a la evolución de una magnitud macroeconómica que actúa como un índice.
Por tanto, estamos ante un producto financiero que tiene la peculiaridad de estar indexado, es decir, que depende de una variable como la inflación o el PIB, entre otras. De esta forma, si esta varía, el rendimiento también lo hace.
Estos bonos se han utilizado en países en vías de desarrollo para captar financiación, aunque en épocas de crisis también son habituales en países desarrollados. Por ejemplo, una recesión afecta a la inflación y al estar referenciado a esta, se convierte en un atractivo para el inversor.
Tipos de bono indexado
Básicamente, tenemos cinco tipos de bono indexado según el índice que utilicemos como referencia para calcular su rentabilidad:
- Bono ligado a la inflación: Este lo veremos con más detalle a continuación, pero su característica principal es que su rentabilidad depende de las subidas del IPC, la inflación.
- Bono ligado a commodities: Su rendimiento se relaciona con la evolución de los precios de commodites, es decir, productos básicos como el arroz, el petróleo o el cobre.
- Bono alcista o bajista: En este caso dependerá del mercado bursátil y su evolución.
- Bono ligado a divisas: Como su nombre indica, son las divisas las que marcan la evolución de su rentabilidad.
La inflación como índice
Este es el indicador más habitual en el bono indexado. Normalmente, como ya hemos mencionado, estos bonos se utilizan para financiar a la administración pública en épocas de crisis y en estos casos, la inflación se suele ver afectada.
Por tanto, lo que hace el Estado es atraer inversores prometiendo rentabilidad ligada a esa inflación. Así consiguen que se interesen por este tipo de bonos en los que no invertirían en una situación normal.
Eso sí, no todo es atractivo para el inversor, también hay un riesgo. En primer lugar, debemos tener en cuenta la relación inversa entre precio de mercado y rentabilidad. Si el rendimiento aumenta, el precio disminuye.
Por otra parte, si se produce deflación cuando lo vamos a vender, su valor nominal podría reducirse, aunque normalmente hay un suelo que actúa de atenuante. De esta forma, si la inflación se reduce mucho, este suelo sirve de tope.
No podemos olvidar un concepto clave, el “punto muerto de inflación”. Este sería la diferencia entre la rentabilidad nominal y la real. Por tanto, realmente estamos ante una expectativa de inflación que, a su vez, el mercado descuenta.
Si la tasa de inflación real, a lo largo de la vida del bono, es mayor que ese punto muerto, la rentabilidad del bono indexado será mayor y el riesgo será menor. Por supuesto, puede darse la situación contraria.
Algunos bonos indexados
Las entidades financieras comercializan este tipo de bonos a través de fondos de inversión. Vamos a ver algunos de los más relevantes:
Caixabank Smart Renta Fija Inflación: Es un fondo con bonos indexados a la inflación y las primeras semanas de 2022 acumuló una subida del 1,12% o 4,78% anualizado a tres años. Su cartera incluye deuda soberana de Italia, Francia y Alemania. Lo comercializa Caixabank.
Nordea1 European Inflaction Linked Bond Fund: Dos tercios de sus activos son bonos de este tipo, con la inflación como índice y los completa con títulos de alta calidad. Además, utiliza criterios de inversión sostenible. En 2021 su rendimiento fue del 5,4%. Lo comercializa Norde AM.
Ostrum Euro Inflation: Hasta un 75% de la cartera la forma el bono indexado a la inflación. Además, sus comisiones son muy bajas. En 2021 logró casi un 6% de rentabilidad, siendo esta de las más elevadas del mercado.