Reservas bancarias
Las reservas bancarias son cantidades de dinero que las entidades bancarias depositan en su Banco Central correspondiente y no pueden destinar a ninguna actividad (dar préstamos, realizar emisiones propias, financiar proyectos, etc).
Son una fracción de la cantidad total de los depósitos y cuentas corrientes que los bancos tienen de sus clientes y pueden tener carácter obligatorio o voluntario.
Las reservas bancarias emanan de la actividad bancaria y no existen en negocio de ningún otro sector de actividad. Por tanto, no deben confundirse con las reservas de empresas que no son bancos, las cuales se constituyen a partir de los beneficios no distribuidos entre los accionistas ni agregado al capital social de la empresa.
Tipos de reservas bancarias
Existen las reservas bancarias mínimas u obligatorias y las reservas bancarias voluntarias.
Reservas bancarias legales u obligatorias
Son establecidas por la autoridad monetaria de cada país o unión monetaria y son el resultado de multiplicar la base de reservas por el coeficiente legal de caja (también llamado encaje bancario):
Reservas bancarias obligatorias = base de reservas · coeficiente legal de caja
Donde:
- Base de reservas: Son los saldos a fin de mes de determinados pasivos de las entidades de crédito.
- Coeficiente legal de caja: Es el porcentaje fijado por la autoridad monetaria para calcular la cantidad de dinero a depositar en el Banco Central como reservas obligatorias.
Por ejemplo, si un banco tuviese 100 millones de euros en depósitos y el coeficiente de caja aplicado en su país fuese del 3%, el banco estaría obligado a retener 3 millones en su banco central, quedando restringido su uso para cualquier otro fin.
De hecho, las reservas obligatorias guardan una relación estrecha con el papel de la política monetaria. De tal forma que, a mayor coeficiente de caja, mayor cantidad de reservas obligatorias y, por tanto, menor cantidad de oferta monetaria en circulación.
El coeficiente de caja es uno de los tres brazos de los bancos centrales para ejecutar la política monetaria de los bancos centrales y combatir la inflación (los otros dos son las facilidades permanentes y las operaciones de mercado abierto).
Los incrementos del coeficiente de caja persiguen una política monetaria restrictiva, al mermar la oferta monetaria en circulación, drenando liquidez de la economía. Mientras que su disminución perseguirá políticas monetarias expansivas, al verse incrementada la oferta, inyectando liquidez en el sistema.
Reservas bancarias voluntarias
Son reservas adicionales que los bancos pueden mantener, si quieren, en su Banco Central correspondiente. Los motivos pueden ser facilitar movimientos de dinero interbancario o anticipar necesidades de liquidez si vaticinan la posibilidad de un pánico bancario. Esto les llevaría a financiarse más caro en el mercado para hacer frente a las salidas (pagar altos tipos de interés por pedir dinero prestado).
Sin embargo, más allá de esto los bancos no tienen incentivos para realizar estas reservas, puesto que configuran dinero ocioso que genera rendimientos muy bajos, inexistentes o, incluso, han llegado a ser negativos, al no invertirse en ningún proyecto (préstamos, etc:) que genere rentabilidad. De hecho, desde junio de 2014, el BCE ha impuesto tipos de interés negativos a la facilidad de depósito. Otros bancos centrales, como la FED, nunca los han situado por debajo de cero. Además, este dinero puede perder valor con el tiempo debido a la inflación.
Así pues, en épocas de bonanza económica, cuando los individuos y empresas están más animados y piden más préstamos para emprender nuevos proyectos, las reservas voluntarias de los bancos serán bajas, y viceversa.
Justificación de la existencia de las reservas bancarias
La razón de la existencia de las reservas bancarias se ciñe al deber de los bancos de garantizar que sus clientes puedan retirar la totalidad de los depósitos que les han confiado a los bancos. Asimismo, también deben conferir fiabilidad y credibilidad al sistema financiero y ejecutar la política monetaria.
Dicho de otra forma, si los bancos prestasen todo el dinero que obtienen a partir de los depósitos y cuentas corrientes de sus clientes, correrían el riesgo de no poder devolvérselo cuando quieran retirarlos. Este riesgo sufrido por los bancos se conoce como riesgo de insolvencia.
La situación en la cual todos los clientes requieren su dinero al mismo tiempo se denomina pánico bancario y puede originarse por varios motivos, entre ellos, crisis económicas graves o políticas o el temor a un corralito bancario.