Desde los primeros años del siglo XXI, el aumento de la influencia de China sobre Hispanoamérica ha sido una constante, y se ha escrito mucho sobre las implicaciones económicas de este fenómeno. Pero, ¿cómo nos impacta en nuestra vida diaria? ¿Pueden nuestras finanzas personales verse afectadas por lo que pasa en China?
Los datos de la influencia china
El valor del intercambio comercial se multiplicó por 15 entre 2003 y 2021
Lo primero que debemos señalar al respecto es que los lazos económicos entre Hispanoamérica y China son un fenómeno creciente. Recordemos que, en el año 2003, el valor total de los bienes y servicios intercambiados apenas superaba los 29.221 millones de dólares. En 2019, esa cifra había escalado hasta los 307.939 millones. Un crecimiento que ni siquiera la pandemia ha podido frenar: según algunas estimaciones, en 2021 el valor total ya llegaba a los 451.591 millones.
En materia de inversiones también ha habido un crecimiento muy importante, aunque a un ritmo menor. De esta manera, a lo largo de las dos primeras décadas del siglo XXI han sido muchos los proyectos de infraestructura llevados a cabo con capital chino, especialmente en Venezuela, Brasil, Argentina y Ecuador. Los inversores del país asiático también han alcanzado otros sectores como la energía y la alimentación.
La importancia de China como cliente
Más producción china significa más consumo de materias primas y, por lo tanto, mayor demanda de las exportaciones regionales
A primera vista, la forma más evidente de influencia de China es su condición de segunda compradora de los bienes exportados por la región. Tengamos en cuenta que, con más de 1.400 millones de habitantes y el tejido industrial más potente del mundo, la economía china necesita importar cada año enormes cantidades de materias primas. Por ello, las empresas del país asiático han mostrado un especial interés por fortalecer sus vínculos comerciales con las economías hispanoamericanas, generalmente ricas en minerales, combustibles y alimentos.
Por ello, si los mercados domésticos chinos crecen, la repercusión en nuestra región puede ser determinante. Más producción china significa más consumo de materias primas, y por lo tanto mayor demanda de las exportaciones regionales. Este aumento de la demanda suele presionar al alza los precios de venta al exterior, lo que aumenta la entrada de divisas y estimula la producción y el empleo en los países exportadores.
En consecuencia, podemos decir que para los habitantes de la América hispana, suele notarse una clara mejoría cuando la economía china funciona bien. En el periodo 2008-2015, de hecho, la fortaleza de China permitió mantener la demanda internacional de materias primas y revertir el hundimiento de los precios. Gracias a ello, hasta 2015 en algunos países de la región daba la impresión de que la crisis de 2008 ni siquiera había llegado, mientras Europa y Estados Unidos todavía no habían podido recuperarse de ella.
¿Hacia una nueva dependencia?
En economías de mucho peso en la región como Brasil o Chile, aproximadamente un tercio de las exportaciones se dirigen hacia China
Sin embargo, el crecimiento de China como socio comercial no solo ha traído crecimiento económico. En un continente donde tradicionalmente el principal destino de las exportaciones era Estados Unidos, la aparición de un nuevo cliente ayuda a amortiguar el impacto de la economía norteamericana sobre los países vecinos.
En otras palabras, si la economía de Estados Unidos se ralentiza o su gobierno impone medidas proteccionistas, los exportadores hispanoamericanos pueden redirigir sus productos al mercado chino. En principio, esa diversificación debería ayudar a reducir la volatilidad del sector exterior en la región. Ayudando, así, a que sus habitantes disfruten de ciclos económicos más estables, y menos sujetos a cambios abruptos en los mercados internacionales.
De hecho, eso es lo que ha ocurrido durante la crisis del COVID, de acuerdo a un informe de CEPAL en 2021. Según los datos aportados, mientras en 2020 las exportaciones a Estados Unidos se reducían un 11%, las dirigidas a China crecían un 1%. En 2021, los importadores norteamericanos reanudaron sus compras (creciendo un 19 %), pero otra vez por debajo del dinamismo de los chinos (35 %).
Las cifras del sector exportador
En Chile, el auge de la producción minera se explica, en gran parte, por la creciente demanda china
Todo ello ha sido posible gracias a que, como observamos en el mapa, China ya es el segundo destino de las exportaciones hispanoamericanas. Con más del 16 % de cuota de mercado, aún se encuentra lejos de Estados Unidos a nivel global, pero en algunos países ya se encuentra en primer lugar. Y no hablamos solo de Cuba o Venezuela, sino de economías de mucho peso en la región como Brasil o Chile.
Para Brasil, las exportaciones a China son un impulso clave para sectores como la soja, la minería y la extracción de petróleo. En Chile, el auge de la producción minera se explica, en gran parte, por la creciente demanda china. Los argentinos, por su parte, siguen las noticias sobre la exportación de soja a China como algo fundamental para que ingresen divisas al país y se atenúe la constante devaluación del peso.
De hecho, se trata de un fenómeno que ha cambiado con tanta rapidez el panorama económico regional que algunos analistas han expresado su preocupación al respecto. Según su punto de vista, existe el riesgo de que en algunos países se pueda generar una dependencia hacia la economía china. De esta manera, en lugar de diversificar socios comerciales, simplemente se estaría sustituyendo la dependencia hacia Estados Unidos por otra hacia el país asiático.
Este podría ser el caso de Chile, Brasil, Perú o Venezuela, pero no se puede generalizar a toda la región. Como podemos observar en el mapa, en Centroamérica, México y el área caribeña la posición de China como compradora sigue siendo minoritaria.
El predominio del «Made in China»
Un aumento de las importaciones desde China puede ayudarnos a comprar productos de más variedad, mejor calidad o menor precio
Por otra parte, sería un error limitar la influencia de China a una mera compradora de nuestras exportaciones. De hecho, la primera economía asiática juega un rol fundamental como proveedora de toda clase de bienes, desde dispositivos electrónicos hasta máquinas industriales.
Por ello, un aumento de la producción china dirigida a exportaciones puede beneficiarnos, en la medida en que ello genera más competencia en los mercados internacionales. Traducido a nuestra economía personal, puede ayudarnos a comprar productos importados de más variedad, mejor calidad o menor precio.
Por el contrario, si la producción china se estanca, podemos notar que los productos importados se vuelven más difíciles de conseguir o suben de precio.
La chequera del gigante asiático
Los mercados de la región son una oportunidad de inversión para una economía como la china, que genera grandes excesos de capital para colocar en el exterior
Otra de las áreas más importantes de las relaciones económicas entre Hispanoamérica y China es la inversión. Recordemos que, al tratarse de un país que cada año exporta mucho más de lo que importa, la economía china acumula enormes saldos en moneda extranjera. Este capital, que en parte se reinvierte en China, también se invierte en otros países, especialmente en Asia, África, Centro y Sudamérica.
Para los países receptores, la llegada de capital extranjero suele ser una oportunidad para mantener los niveles de inversión que necesita la economía. Recordemos que para que los salarios reales y el empleo puedan crecer de forma sostenida, es necesario que aumente la productividad. Y para que esto ocurra, normalmente, hace falta inversión.
El problema es que cuando en una economía no hay capacidad de ahorro, no hay capital para invertir y, por lo tanto, no se puede crecer. Por ello, la llegada de inversiones extranjeras puede romper ese círculo vicioso e impulsar el crecimiento.
A nivel personal, podemos ver algunas mejoras económicas conseguidas gracias a las inversiones chinas en la región. Como comentábamos antes, la mayor parte de ellas está relacionada con proyectos de infraestructura. Sin embargo, y al contrario de lo que ocurre con los intercambios comerciales, el volumen de capital invertido todavía es demasiado bajo como para ver cambios económicos a gran escala.
El papel de la política monetaria
Para las personas que viven en Argentina, Brasil y Chile, los swaps han supuesto un freno a la devaluación que podrían haber sufrido en ausencia de estos acuerdos
Donde sí podemos ver un impacto muy directo sobre nuestras finanzas personales es en la política monetaria. Los casos más paradigmáticos son los de Argentina, Brasil y Chile, cuyos bancos centrales han firmado acuerdos de swap de divisas con bancos chinos. Con la idea, en principio, de fortalecer sus reservas internacionales y estabilizar sus monedas.
Aquí el impacto en nuestro día a día es más visible, porque afecta la cotización de la moneda. Para las personas que viven en Argentina, Brasil y Chile, los swaps han supuesto un freno a la devaluación que podrían haber sufrido en ausencia de estos acuerdos. Efectos como la pérdida del valor de los ahorros o el encarecimiento de los bienes importados se han visto, así, mitigados.
Evidentemente, el alcance de estos acuerdos no ha sido suficiente para impedir la devaluación del peso argentino ni del peso chileno. Pero sí ha conseguido amortiguarla, al menos si comparamos el escenario actual con uno donde no se hubiera firmado un swap de divisas.
¿Beneficio mutuo o dependencia?
Desde productos «made in China» hasta nuevas líneas de trenes, la influencia china en nuestra economía es cada vez más visible
En conclusión, podemos decir que los lazos entre China y las economías hispanoamericanas no han dejado de fortalecerse a lo largo del siglo XXI. Cada año el flujo de bienes y servicios intercambiados crece, y las inversiones chinas siguen llegando. Y a través de los acuerdos de swap de divisas, ni siquiera los bancos centrales son ajenos a este proceso.
Como es natural, estas relaciones económicas van teniendo un impacto sobre nuestra economía personal que podemos observar todos los días. Desde los productos «made in China» hasta la creación de puestos de trabajo gracias al auge exportador, pasando por nuevas líneas de trenes o presas hidroeléctricas.
Sin embargo, tampoco debemos olvidar que también hay voces críticas hacia este proceso. Como hemos comentado, existe una preocupación de que en algunos países no se esté diversificando el sector exterior. En su lugar, solo se estaría sustituyendo la dependencia hacia Estados Unidos por la dependencia hacia China.
En cualquier caso, podemos afirmar que lo que ocurre en la mayor economía de Asia cada vez tiene un impacto mayor en el resto del mundo, y especialmente, en nuestra región. Por ello, desde Economipedia nos comprometemos a seguir informando a nuestros lectores sobre lo que pasa en el mundo y su impacto sobre nuestras finanzas personales.