Alan Greenspan es un economista neoyorquino nacido en 1926. Greenspan es recordado por su extensa trayectoria al frente de la Reserva Federal de los Estados Unidos (1987-2006).
Alan Greenspan nació en Manhattan, Nueva York, en el año 1926. Procede de una familia judía de origen rumano y húngaro. Ya desde una edad temprana, Greenspan mostró un gran interés por las matemáticas y por la música. Todo ello le llevaría a tocar el clarinete y el saxofón y a pasar por la insigne escuela de música Juiliard.
Carrera y doctorado
Su habilidad con los datos y las cifras le condujo a licenciarse en Economía por la Universidad de Nueva York en 1948. Llegado 1977, Greenspan obtendría un doctorado en Economía también por la Universidad de Nueva York.
En su tesis trató asuntos como el incremento de los precios de la vivienda, y su efecto en el consumo o la anticipaba la aparición de una creciente burbuja inmobiliaria. Todos estos títulos los obtuvo en la Universidad de Nueva York.
Previamente a obtener el doctorado en la Universidad de Nueva York, lo intentó en la Universidad de Columbia, aunque acabó desistiendo. En este período coincidió con Benjamin Graham, que impartía clases, y Warren Buffet, que era alumno. Entre las influencias que recibió en esta etapa destacan las ideas de Arthur Burns, las cuales se basaban en una oposición radical al déficit presupuestario por su relación con la inflación.
Pocos antes de que el escándalo Watergate salpicara a la administración Nixon, fue nombrado presidente del consejo de asesores económicos de la Casa Blanca, hasta 1974. Mantuvo este cargo con Nixon y con Gerald Ford.
Alan Greenspan como Presidente de la Reserva Federal
En 1987, Alan Greenspan fue nombrado presidente de de la Reserva Federal, en sustitución de Paul Volcker. Poco tiempos después se desataría la gran crisis de 1987. En este contexto, ganó fama e importancia dado que su papel fue considerado fundamental para lograr el saneamiento financiero estadounidense. Una de sus principales habilidades fue su capacidad para llegar a acuerdos con políticos de los dos principales partidos estadounidenses: republicano y demócrata. Al mismo tiempo, fue capaz de lograr importantes consensos con otros miembros de la Reserva Federal. Se mantuvo en el cargo con Ronald Reagan, George H.W. Bush, Bill Clinton y George W. Bush.
De este modo, Greenspan tomaba el mando del organismo responsable de la supervisión bancaria y de la política monetaria, teniendo capacidad para modificar los tipos de interés.
Ahora bien, la llegada de Greenspan no se produjo en un momento precisamente fácil. Apenas había sido nombrado presidente cuando la bolsa de Wall Street se desplomó un 20%. Ante la peor caída que había sufrido la bolsa norteamericana, se hacía imperativo reaccionar rápidamente. Y es que, existía la posibilidad de que el sistema financiero colapsase.
Greenspan respondió con gran celeridad, afirmando que la Reserva Federal aportaría la liquidez necesaria para garantizar la continuidad del sistema financiero.
Igualmente, las decisiones de Greenspan sobre los tipos de interés siempre tenían importantes repercusiones en los mercados. De ahí que siempre valorase el impacto de sus decisiones en las bolsas.
A la presidencia de Reagan le sucedió el también republicano George HW Bush. Una de las decisiones más importantes durante el mandato de George HW Bush fue la entrada de Estados Unidos en la guerra del golfo. El coste económico de aquella guerra fue colosal para los estadounidenses y, para colmo de males, el país se adentraba en un periodo de recesión. Ante una situación tan compleja, Greenspan aconsejó recortes en los gastos públicos y subidas de impuestos.
Precisamente, la gestión económica le costó un segundo mandato al presidente George HW Bush. A pesar de la victoria electoral del demócrata Bill Clinton, Greenspan, que siempre había servido a presidentes republicanos, continuó al timón de la Reserva Federal.
Greenspan y la crisis tequila
Durante su etapa como presidente de la Reserva Federal en los mandatos de Clinton, México tuvo que padecer una de sus peores momentos económicos. En 1995 había estallado una crisis financiera en México, conocida como la crisis tequila.
Pues bien, las autoridades monetarias de México habían llevado a cabo una excesiva subida de tipos de interés para evitar la salida masiva de dólares. Así, desde México se decidió devaluar la moneda, lo que supuso una colosal caída del valor de las inversiones en el país. El riesgo no solo afectaba a México, pues la economía mexicana mantenía una importante relación con la economía estadounidense. Una gran amenaza económica planeaba sobre Estados Unidos y se hacía necesaria la intervención de Greenspan y del Departamento del Tesoro.
En vista de la apurada situación, Greenspan optó por recurrir al Fondo de Estabilización de Cambios. De esta manera, los estadounidenses concedieron un préstamo a su vecino del sur para que pudiese atender sus deudas.
Greenspan es conocido por su posición respecto a la inflación. Y es que, el economista norteamericano es partidario de mantener los niveles de precios estables aun cuando ello suponga perjudicar el crecimiento económico. Todo ello le llevó a anunciar diversos aumentos de los tipos de interés.
En ese mismo año, no dudó en afirmar que «No es sólo que cada institución financiera se haya vuelto menos vulnerable a las sacudidas provocadas por los factores subyacentes de riesgo, sino que, además, el sistema financiero en su conjunto se ha vuelto más resistente». De tal modo, entendía que los problemas que pudieran derivarse en los mercados financieros no resultaban inherentes a un sistema de libre mercado, sino a la avaricia con la que operaron los agentes económicos.
Así pues, el economista neoyorquino concluiría su presidencia de la Reserva Federal en 2006.
Las críticas lanzadas contra Greenspan
Alan Greenspan, a pesar de sus habilidades para granjearse apoyos y simpatías en diferentes sectores políticos de Estados Unidos, recibió duras críticas por su papel como Presidente de la Reserva Federal. Especialmente en relación con la crisis financiera que sobrevendría a partir de 2008.
Para algunos, la falta de regularización y la creencia de que las fuerzas del mercado, actuando libremente, generarían una mejora económica, se sitúan en la base de la crisis. De tal modo, ante su defensa acérrima de los productos derivados, algunos, como el banquero Felix G. Rohatyn, ya señalaron los potenciales peligros de estos productos. No obstante, Greenspan mantuvo su línea, llegando a defender los productos derivados ante el Senado, en 2003.
Además, se le culpabilizó de ser uno de los principales culpables de las burbujas creadas, como consecuencia de mantener la tasa de referencia entre un 0% y un 2,5% por un período demasiado prolongado, lo cual supuso un aumento de la oferta monetaria.
A pesar de todo, en 2008 reconoció públicamente que su fe desmedida en la ideología del libre mercado estaba equivocada.Como consecuencia de ello, señaló que toda la estructura intelectual sobre la que se asentaba su filosofía y su profesionalidad se había venido abajo.
En cuanto al comercio, Greenspan se ha mostrado contrario al incremento de las barreras arancelarias. Según Greenspan, las guerras comerciales erosionan el poder adquisitivo de los ciudadanos y hacen que todos los países salgan perdiendo. Si el libre comercio provoca la pérdida de empleos en los sectores menos competitivos, los trabajadores afectados pueden recuperarse gracias a las prestaciones por desempleo y a la reorientación de su carrera profesional.