Control de costes
El control de costes es una práctica contable encaminada a la consecución del máximo beneficio posible. Para ello, empleando los recursos óptimos e incurriendo en los costes adecuados para un proyecto.
La labor contable sitúa al control de costes como una actividad empresarial básica en todo tipo de actividades económicas.
Por medio del control de costes, las empresas tienen la capacidad de planificar y controlar su gestión. De este modo, realizan presupuestos con base en los rendimientos productivos propios y sus circunstancias organizacionales.
Es decir, este tipo de estrategias ayudan a maximizar beneficios por medio del control exhaustivo de los costes en los que se incurre en la actividad.
En ese sentido, es una práctica englobada dentro de la llamada contabilidad de costes. Esta es desarrollada por la administración y dirección de cada organización con el objetivo principal de lograr procesos productivos óptimos.
Un ejemplo de estas prácticas contables es la elaboración de escandallos de costes, muy habituales en el sector de la hostelería y restauración.
Rasgos característicos del control de costes
El establecimiento de planes productivos de control de costes a menudo supone los siguientes puntos:
- Meta de eficiencia: Las organizaciones conocen con mayor exactitud sus ratios de eficiencia, permitiendo el diseño más óptimo de procesos y estrategias futuras.
- Alejamiento de ineficacia: Los objetivos productivos son más alcanzables desde el punto de vista de la eficacia.
- Estudio pormenorizado de procesos: Un control exhaustivo de costes facilita conocer la productividad óptima de cada una de las fases productivas que se afrontan. Al mismo tiempo, permite la creación de presupuestos o planes de negocio más eficientes.
- Adaptabilidad: Cada modelo de control de costes es adaptable a los pormenores de cada organización en particular.
Modalidades de control de costes
Atendiendo a la gran variedad existente de organizaciones y de procesos productivos, es posible encontrar en el día a día económico numerosos ejemplos de control de costes.
De este modo, pueden clasificarse algunas estrategias básicas a la hora de establecer este tipo de controles:
- Cualificación de la plantilla: Atendiendo a la actividad a desarrollar, un buen diseño de la plantilla facilita acometer mejores rendimientos productivos.
- Posibilidad de externalización: En ocasiones, la externalización de determinados servicios conlleva la reducción de costes y la posibilidad de mejorar la eficiencia productiva.
- Fidelización y visión a largo plazo: Contar con proveedores comunes y duraderos, así como de procesos estandarizados y continuos, se traduce en menor nivel de costes por adaptación o investigación.
- Gestión informatizada y obtención de datos relevantes: La correcta valoración de inventarios o de ratios productivos ayuda en la toma de decisiones.
Uno de los ejemplos más destacados es el conocido como sistema ABC. Esta metodología se centra en la contabilidad prioritaria del valor añadido creado y de los costes de cada actividad desarrollada en una empresa.
No obstante, la mayoría de modelos de control dirigen su objetivo a la contabilización de costes relacionados con instrumentos y materiales empleados en la labor de producción.
Por otro lado, el avance tecnológico ha empujado a la digitalización y mejora exponencial de este tipo de procesos. Las nuevas tecnologías permiten a las organizaciones la monitorización continua de sus procesos y la obtención de datos relevantes al instante.