Exuberancia racional
La exuberancia racional consiste en la compra o venta masiva de activos financieros basada en el conocimiento racional de los fundamentos subyacentes que los sustentan y sin tener en cuenta otros factores que no obedecen a la razón, sino a las emociones.
En realidad, es un concepto que busca contraponerse a otro acuñado por Alan Greenspan, exgobernador del Sistema de la reserva Federal (FED). Así, se refería al boom de la bolsa en los años 90 e indicaba una posible sobrevaloración del mercado bursátil que, además, la provocó una “exuberancia irracional”.
Greenspan utilizó la expresión porque no había una razón lógica para que esa situación se diera. Con el tiempo, los mercados parece que volvieron a ciertos excesos entre los años 2021 y 2022. Pero esta vez, sí tienen una razón de ser o, al menos, un argumento en el que basarse, según muchos expertos.
La exuberancia racional e irracional
Diversos profesionales de fondos de inversión han puesto de moda este concepto de la “exuberancia racional”, en contraposición a la propuesta por Greenspan. La diferencia es que en la irracional no se actúa con una lógica económica o financiera y en la racional sí.
Además, también se cuenta con un conocimiento y educación financiera. Por ejemplo, para conocer la posible evolución de ciertos valores, hay que fijarse en los precios de los mercados líquidos. Estos mercados son los de activos de elevada liquidez y que se pueden convertir fácilmente en dinero y son un indicador muy importante para el resto.
Estos profesionales defienden que el precio de cotización se forma con decisiones de consenso de mercado. Este incluye el conocimiento financiero de muchos inversores, en su mayor parte formados y que actúan por cuenta propia o como intermediarios de otros.
Por supuesto, que el mercado puede parecer demasiado optimista o pesimista, como sucedía en ese Mr. Market ideado por Benjamin Graham, pero casi siempre hay una motivación argumentativa para que esto suceda. Al final, como veremos más adelante, el mercado tiende a estabilizarse y ajustarse en el largo plazo.
El pánico de los mercados
Una de las cuestiones que más preocupan a los economistas es el llamado “pánico de los mercados”. Estamos ante una situación contraria a la descrita por el exgobernador de la FED, pero se basa igualmente en la irracionalidad y no en la lógica, el conocimiento y lo racional.
En este caso, los inversores deciden vender sus activos de riesgo como criptomonedas o acciones de empresas muy volátiles. Al final, se genera un pánico en los mercados que acaba repercutiendo a la baja en el precio de los activos y termina llevando a un estallido de la burbuja previa. Una exuberancia pero de ventas.
La burbuja de las “punto com”
Entre 1997 y 2001 se dio una burbuja de las empresas tecnológicas que dispararon el valor de cotización en bolsa de sus acciones. Este sería un ejemplo típico de “exuberancia irracional” pero para algunas instituciones de inversión e inversores privados no es así exactamente.
De hecho, una corriente de pensamiento económico considera que este fue, quizá, un caso claro de “exuberancia racional” pero hecho a destiempo. Es decir, los inversores compraron acciones de las tecnológicas antes, en un momento demasiado especulativo. De esta forma, perdieron dinero cuando los mercados entraron en pánico.
Como se demostró después, estas empresas fueron un gran negocio en los años posteriores al estallido de la burbuja. De hecho, quienes se mantuvieron (de forma racional) y no vendieron obtuvieron enormes ganancias. Es decir, quienes tuvieron en cuenta los fundamentos subyacentes, como el valor intrínseco real y basado en su patrimonio neto.
La exuberancia racional y el coronavirus
Con la paralización de la economía debido a la COVID19, también sobrevino una recesión económica, como no podía ser de otra forma. Los bancos centrales de las principales economías avanzadas tomaron la decisión de llevar a cabo políticas económicas de bajos tipos de interés.
Por ejemplo, entre junio de 2020 y 2021, el Banco Central Europeo (BCE), decidió realizar políticas monetarias expansivas. Esta fue la forma de frenar la crisis económica que provocó el confinamiento llevado a cabo para evitar la expansión del virus. Parecía que podría comenzar una nueva especulación en torno a esto.
Sin embargo, los buenos resultados de empresas como las tecnológicas (trabajo remoto), los bancos (pagos online o con tarjeta) o las farmacéuticas (mascarillas, pcr o vacunas), creó un entorno favorable a los inversores. La exuberancia racional se dio, sobre todo, en aquellos más formados en finanzas y que supieron aprovechar esa evolución al alza de la cotización.