Milagro económico español
El milagro económico español es, en historia, el periodo que tuvo lugar en España entre 1959 y 1974. Esta etapa, enmarcada en el contexto de la dictadura franquista, se caracterizó por la expansión y modernización de la economía española.
La guerra civil española había dejado devastada la economía española. En los años 50, España continuaba inmersa en la autarquía, aunque también es cierto que comenzó a recibir ayuda estadounidense. Durante esos años, España había permanecido aislada internacionalmente y la recuperación económica avanzaba lentamente.
El mandatario Francisco Franco era partidario de una España que no dependiese de terceros países. Vista la pobre industrialización del país, sus insuficientes recursos económicos, alimentarios y naturales, esto era prácticamente imposible. Así pues, España, pese a la ayuda norteamericana, continuaba siendo una economía fuertemente intervenida por el Estado. Más aún, el estado no disponía de la capacidad suficiente para costear la tan necesaria modernización de la economía.
Por aquel entonces, el diagnóstico económico de España era complicado: el país sufría los efectos de la inflación, con los precios creciendo y las divisas del Estado disminuyendo, hasta casi caer en la insolvencia.
Los tecnócratas y el Plan de Estabilización
Con los tecnócratas o técnicos especialistas en el Gobierno, hacia 1959, era necesario impulsar un plan de estabilización para hacer despegar la economía española. Entre estos tecnócratas se encontraban Mariano Navarro Rubio, al frente del ministerio de Hacienda, y Alberto Ullastres, que ocupaba la cartera de Comercio.
Los grandes objetivos del Plan de Estabilización y Liberalización de 1959 pasaban por atajar la inflación a través de un equilibrio entre los salarios y los precios y una mayor apertura a los mercados exteriores. En otras palabras, se pretendía dar más libertad a exportaciones e importaciones. Todo ello daría lugar a una devaluación de la peseta y permitiría a España acceder a las ayudas del Fondo Monetario Internacional y de la Organización Europea de Cooperación Económica.
En líneas generales, se buscaba hacer una transición de una económica autárquica a una economía moderna al estilo capitalista. Franco, que había soñado con una España que pudiese abastecerse por sí misma, sin dependencia del exterior, recelaba de estas ideas. Se abrió una gran división en el Gobierno, pues el ejército, la Falange y el Instituto Nacional de Industria apostaban por continuar con la autarquía. Por el contrario, desde el Banco de España y desde los ministerios de Comercio y Hacienda abogaban por modernizar la economía y abrirla al exterior.
Así, el dictador, con grandes reticencias, terminó aceptando las reformas económicas que planteaban los tecnócratas. Y es que, planeaban amenazas sobre la economía española como la quiebra del país y los problemas energéticos.
De este modo, el Gobierno no ejercía un control tan exagerado sobre la economía. Disminuían los aranceles, se lograba el equilibrio entre salarios y precios y se ponía control al gasto público y al endeudamiento desmesurado. Igualmente, la apertura comercial al exterior permitía la entrada de capitales extranjeros.
En conclusión, se daba un gran paso hacia la libertad económica, pero seguía faltando libertad política.
El milagro económico español: La gran expansión económica
Inicialmente, los resultados del Plan de Estabilización fueron decepcionantes. La productividad de las empresas disminuyó, la clase trabajadora perdió poder adquisitivo, el precio de la vivienda crecía y el desempleo aumentaba. Estos resultados iniciales eran los típicos de llevar a cabo un importante ajuste económico
Pese a unos primeros meses poco esperanzadores, las medidas económicas impulsadas por los tecnócratas empezaron a dar sus frutos hacia 1961. A partir de ese momento, la economía española crecería a buen ritmo, registrando cifras verdaderamente notables a partir de 1963.
Esta modernización de la economía española permitió al país industrializarse, lo que permitió que en la década de los 60, el producto industrial aumentase nada más y nada menos que un 160% aproximadamente. También creció de manera espectacular la riqueza por habitante, pues el PIB per cápita aumentó un 98% entre 1960-1970.
Factores que provocaron el milagro económico español
Los factores que permitieron crecer a la economía española a buen ritmo fueron la llegada de capitales extranjeros, la salida de mano de obra al exterior y el auge del turismo.
Y es que, los numerosos turistas extranjeros que llegaban en busca de sol y playa, facilitaron la entrada de divisas, lo que se convirtió en una gran fuente de financiación para el Estado.
Por otra parte, la llegada de inversiones extranjeras se debía a una mano de obra más barata. En ello tenían mucho que ver la represión de las protestas de los trabajadores, que el derecho a huelga no estaba reconocido y un bajo nivel de impuestos.
En esta expansión también tuvo un peso importante la emigración de trabajadores españoles al extranjero. Así, caían las cifras de desempleo y los familiares recibían parte del sueldo de los parientes que trabajaban en el extranjero.
En el plano industrial, el estímulo vino de la mano de los planes de desarrollo, puestos en marcha por el Gobierno entre 1963 y 1975. Así, el Estado animaba a las empresas a invertir en sectores clave a través de préstamos, subvenciones y exenciones de impuestos. A todo ello hay que añadir que el Estado, mediante los denominados «polos de desarrollo», impulsaba la industrialización de ciudades como Burgos, Sevilla, Valladolid o Vigo, entre otras.
Y a todo esto que comentamos, a todos estos crecimientos, al desarrollo industrial, a la apertura al exterior, a la entrada de capitales, al auge del turismo, entro otros sucesos que se dieron durante la época, es a lo que denominamos «milagro económico español».