¿Cuáles son los grandes desafíos de la economía mundial en este nuevo año que comienza? En este artículo analizamos en qué consiste cada uno y cómo nos afecta.
Primer desafío: la guerra
Los conflictos bélicos suelen ser muy perjudiciales para la actividad económica
El año 2023 nos ha dejado conflictos bélicos abiertos en distintos lugares del mundo. Los más importantes tienen lugar en Israel y Ucrania, pero no hay que olvidar otros como Siria, Sudán o Mali. Un escenario, en ese sentido, más convulso con respecto a lo que estábamos acostumbrados en los últimos años.
En un artículo anterior, desmontamos el mito de que las guerras son buenas para la economía. Eso no excluye que, a corto plazo, determinados sectores puedan verse beneficiados. Pero nos indica que, además del coste humano, los conflictos bélicos suelen ser muy perjudiciales para la actividad económica.
Además, en un mundo tan globalizado como el nuestro, una guerra en casi cualquier lugar del mundo afecta de alguna manera a todos. Especialmente, si los países en conflicto cuentan con un sector exportador fuerte (como Ucrania con el trigo, Rusia o Irán con el petróleo, etc.). No es casualidad que, en 2022, al estallar la guerra en Ucrania se hayan disparado los precios internacionales del grano y del combustible.
¿Cuál es el rol de los mercados cuando ocurre algo así? Básicamente, se trata de anticiparse a los problemas y ajustar los precios para administrar la nueva situación de escasez.
Por ejemplo, si un país cerealero entra en guerra, el trigo no escasea todavía, pero está previsto que lo haga pronto. Su precio sube en los mercados reflejando esa escasez futura. Al hacerlo, se crean incentivos para que los demás empresarios produzcan más trigo y satisfagan la demanda del consumidor, antes de que llegue la escasez real.
El reto de los mercados este año es no perder esa capacidad de anticipación. Saber descontar el efecto de los conflictos a través de los precios, y que oferta y demanda sean lo suficientemente flexibles como para adaptarse a una coyuntura siempre cambiante.
El tema recurrente: el crecimiento económico
El reto consiste en que empresas y familias puedan adaptarse al nuevo escenario de tipos de interés altos
Hablar del crecimiento como uno de los retos de la economía mundial puede parecer repetitivo. Al fin y al cabo, que la actividad económica pueda prosperar debería ser siempre uno de los grandes objetivos. Sin embargo, el contexto actual le añade una especial relevancia.
Como explicamos en nuestro resumen del año 2022 para la economía mundial, 2023 ha sido un año de ralentización en gran parte del mundo. Un escenario de tipos de interés al alza, combinados con inflación, se traduce normalmente en menos inversión y consumo, y eso es lo que ha ocurrido. La recuperación post pandemia está prácticamente agotada, y la dinámica del PIB en muchos países se parece al de un coche que se va frenando.
El reto consiste, por lo tanto, en que empresas y familias puedan adaptarse al nuevo escenario de tipos de interés altos. Eso no solo implica cambios en la producción, sino también en los patrones de consumo y ahorro. Es, en resumen, un desafío para todos.
En cuanto a las autoridades monetarias, también tienen por delante una tarea muy importante. De ellas depende mantener o subir los tipos de interés hasta que la inflación vuelva a niveles más «aceptables», o bajarlos para impulsar el crecimiento a corto plazo.
No se trata de una decisión fácil: si los tipos suben o se mantienen altos demasiado tiempo, se corre el riesgo de perjudicar en exceso la actividad económica. Pero si se bajan demasiado pronto, el mercado cambiario puede verse desestabilizado y la inflación puede volver.
En resumen, se trata de que las empresas tengan flexibilidad para adaptarse constantemente, y las familias cuenten con información para tomar decisiones correctas. En cuanto a los bancos centrales, su tarea es tomar decisiones de acuerdo al momento del mercado, no a criterios políticos.
El gran olvidado: el empleo
La reducción del desempleo ya no es suficiente para combatir la pobreza
El crecimiento, sin duda, es importante para la economía, y eso justifica la insistencia con que los medios hablan de él. Pero en ocasiones esto puede hacernos olvidar una consecuencia directa, y no menos fundamental, que nos afecta directamente: el empleo.
No olvidemos que, para la mayor parte de la población mundial, el salario es su fuente de ingresos más importante. Al mismo tiempo, el crecimiento del PIB suele incentivar la creación de empleo, mientras que una recesión tiende a destruir puestos de trabajo.
De acuerdo a este razonamiento, podríamos pensar que la cuestión del empleo se reduce al problema del crecimiento que acabamos de comentar. Sin embargo, hay otros factores que tampoco debemos olvidar.
Quizás el más importante de ellos es el poder adquisitivo del salario, o la cantidad de bienes y servicios que un trabajador puede adquirir con sus ingresos. A lo largo de los últimos dos años, la evolución del salario nominal de muchos trabajadores se ha situado por debajo de la inflación. Eso significa que, en general, los gastos han crecido más rápidamente que los ingresos.
El resultado es una reducción del salario real de muchos trabajadores, que han perdido poder adquisitivo y, en consecuencia, sus familias han sufrido un retroceso en su nivel de bienestar. A nivel social, este fenómeno se ha traducido en la consolidación de la pobreza en familias donde sus miembros están ocupados. Por lo tanto, podemos decir que la reducción del desempleo ya no es suficiente para combatir la pobreza.
En consecuencia, la economía mundial tiene un gran desafío por delante: elevar la productividad de los trabajadores, para que a su vez puedan crecer los salarios reales. Para ello, algunos factores como la inversión y la flexibilidad del sistema educativo pueden ser fundamentales, así como la IA y la robotización.
La asignatura pendiente: las finanzas públicas
El desafío de los gobiernos consiste en volver al equilibrio presupuestario y reducir la deuda pública hasta niveles sostenibles
Hasta ahora, con la excepción de la política monetaria, hemos hablado de temas que conciernen principalmente al sector privado. Sin embargo, también es justo preguntarnos si los Estados también tienen algún reto por delante en 2024.
En este sentido, podríamos decir que el sector público también puede jugar un rol crucial en la evolución de la economía mundial. Recordemos que, desde la pandemia, buena parte del crecimiento económico ha sido facilitado, de forma más o menos directa, desde los gobiernos.
Es cierto que gran parte de las medidas tomadas en ese contexto ya no está vigente, pero todavía se sienten sus consecuencias. De hecho, muchos gobiernos aún arrastran el desfase entre gastos e ingresos que conocemos como déficit público.
Aquí el problema es doble: en primer lugar, porque significa que una parte del crecimiento no se debe a la dinámica del sector privado, sino a que el Estado artificialmente eleva la demanda agregada gastando más de lo que puede. En segundo lugar, porque la acumulación de déficits un año tras otro hace crecer la deuda pública, lo que hipoteca el nivel de vida de las generaciones futuras.
Por lo tanto, el desafío de los gobiernos consiste en volver al equilibrio presupuestario y reducir la deuda pública hasta niveles sostenibles. Todo ello, con el menor impacto posible sobre el bienestar de la población y la actividad económica. En un contexto de desaceleración, no parece una tarea fácil, pero los riesgos de no hacerlo pueden ser mayores.
De hecho, ya se han dado algunos pasos en este sentido. La Unión Europea ha establecido una senda de reducción del déficit y la deuda pública para cada uno de sus miembros. En Estados Unidos, el tema del equilibrio fiscal ya se va delineando como uno de los grandes protagonistas de las próximas elecciones presidenciales, que tendrían lugar en noviembre de este año. Por su parte, en Argentina, la primera gran medida del nuevo presidente Javier Milei ha ido dirigida, justamente, a eliminar el déficit fiscal.
En conclusión, podemos decir que si 2023 ha sido un año apasionante para los amantes de la economía, 2024 también se presenta lleno de desafíos. Algunos serán nuevos y otros heredados del pasado, pero todos importantes para entender lo que está pasando en el panorama económico mundial. Por ello, desde el equipo de Economipedia renovamos nuestro compromiso de seguir haciendo fácil la economía un año más y deseamos a nuestros lectores un feliz Año Nuevo.