Política económica de Stalin
La política económica del dictador Iósif Stalin, llevada a cabo en tiempos de la Unión Soviética, supuso la organización de la economía en planes quinquenales, un control total por parte del Estado, la colectivización de la agricultura y la socialización de la industria.
El estalinismo tenía su propia visión de la economía, para lo cual la implementación de planes quinquenales fue su gran instrumento. De este modo, el Estado dirigía la economía con la finalidad de lograr un mayor crecimiento económico.
Bien es cierto que los planes permitieron crecer a la economía soviética. Así, se pasó en 1926 de una renta nacional de 24.680 millones de rublos a 96.300 millones de rublos en 1937. Pero, entre los efectos terriblemente negativos de estas políticas, se encuentran la dura represión social y la existencia de sectores económicos con altas cotas de ineficiencia.
¿Cómo era el sistema durante la política económica de Stalin?
Las principales características de la economía rusa con Stalin al frente de la Unión Soviética fueron las siguientes:
- Una economía planificada, en la que el Partido Comunista determinaba los niveles de producción a alcanzar, establecía los precios y los sueldos, así como también imponía las inversiones que se debían realizar.
- La Unión Soviética vivía prácticamente en la autarquía, permaneciendo al margen de los mercados internacionales, por lo que era preciso que obtuvieran su propio excedente.
- Los excedentes proporcionados por la agricultura debían sostener el crecimiento del sector industrial.
- La industria pesada pasa a convertirse en la industria preponderante.
- Se eliminaba cualquier posibilidad de que los obreros gestionasen las empresas en las que trabajaban.
Colectivización del campo
Tras el 15º Congreso del Partido Comunista, llevado a cabo en 1927, la Unión Soviética decidió eliminar la Nueva Política Económica. Así, se presentó el primer plan quinquenal, lo que implicaba colectivizar las explotaciones agrarias. Cualquier posible resistencia a la aplicación de los planes económicos sería aplastada de manera violenta.
De este modo, las explotaciones agrícolas quedaban en manos del Estado. Así, los sovjós eran granjas estatales, mientras que los koljós eran explotaciones colectivas bajo control del Estado soviético. Hasta tal punto llegaba el poder del Estado que ostentaba la titularidad de la maquinaria agrícola.
Como anteriormente señalábamos, la resistencia a las políticas de colectivización fue aplacada con brutalidad, lo que dio lugar a la deportación de campesinos y a la destrucción de pueblos enteros. Fue así como la propiedad privada fue totalmente eliminada de la Unión Soviética.
Con una Unión Soviética centrada en volcarse en la industria pesada, el campo sufrió un fuerte atraso tecnológico y su productividad fue muy reducida. Solo la roturación de más tierras permitió incrementar las cifras de producción de cereales.
Reformas en la industria y en el mercado
Las medidas implementadas por el régimen de Stalin impulsaban a la industria pesada en detrimento de la industria de consumo. De hecho, la escasez de determinados bienes de consumo propició la aparición del mercado negro, donde la población podía acceder a dichos bienes a precios sumamente altos.
La apuesta por la industrialización provocó la desaparición del artesanado y el sector privado, minúsculo y casi inexistente, solo significaba el 0,5% del crecimiento de la industria rusa en 1932, año en el que se declaró ilegal el comercio privado.
Con la eliminación de todo mecanismo de libre mercado entre 1931 y 1935, prácticamente la totalidad de la renta nacional se debía a las empresas estatales.
Resultados de la política económica de Stalin
Cabe señalar que la Unión Soviética experimentó un notable crecimiento industrial, aunque los objetivos marcados por los planes estatales no fueron tan exitosos en el plano agrícola. Y es que la producción agraria no llegaba a acercarse a la cuarta parte de lo establecido en los planes económicos soviéticos.
Para que el Estado pudiese ejecutar la política económica fue necesario dotar a la Unión Soviética de un enorme aparato burocrático, conocido como la «nomenklatura». Así, los altos funcionarios soviéticos pasaron a convertirse en las nuevas élites rusas.
Los efectos de la política económica de Stalin dieron lugar a ciudades industrializadas que se alternaban con vastas extensiones de terreno poco pobladas y dedicadas a una agricultura poco productiva y tecnológicamente atrasada.
Igualmente, la fuerte industrialización impulsó el desarrollo de las ciudades y permitió una importante participación de la mujer en el mundo laboral. Sin embargo, dicha política estuvo marcada por una fuerte represión.