Política keynesiana
La política keynesiana es un tipo de política económica, la cual basa sus ideas en las recomendaciones y los estudios del economista británico John Maynard Keynes. Este tipo de política se centra en el intervencionismo como pilar fundamental.
La política keynesiana, como su propio nombre indica, es un tipo de política económica basada en los estudios y recomendaciones del economista británico John Maynard Keynes. La política keynesiana se basa en el intervencionismo, como mecanismo para estimular la demanda y, así, regular la economía. Un intervencionismo que, para Keynes, combatía el principal problema al que se enfrentaba el capitalismo: los ciclos económicos.
Así, Keynes consideró el intervencionismo una herramienta esencial para acabar con los periodos de baja demanda, generados por las expectativas de los consumidores.
De esta forma, dedicó sus estudios al estudio de los agregados económicos. Por esta razón, Keynes propuso estimular la economía a través de la intervención. Construyendo, así, lo que muchos denominan como la base de la macroeconomía moderna.
¿Qué modelo propone la política keynesiana?
La política keynesiana se basa en tres variables fundamentales: desempleo, inflación y demanda global.
Para Keynes, desempleo e inflación se combaten con una serie de políticas que se aplican a la fórmula de la demanda global, demanda agregada. De manera que, cuando existe desempleo, la política keynesiana propone una serie de mecanismos para combatirlo.
En este sentido, para Keynes, cuando existe desempleo, el desempleo se produce por una insuficiencia en la demanda global. Para ello, la política keynesiana propone una serie de medidas para estimular la economía, subiendo la demanda global. De esta forma, en primer lugar, Keynes propone estimular el consumo mediante la relajación de los tipos impositivos, es decir, reduciendo impuestos. Por otro lado, la siguiente variable sobre la que actúa Keynes es el tipo de interés; pues propone una reducción en los tipos de interés para estimular el endeudamiento y la inversión. Para ello, en penúltimo lugar, Keynes propone la actuación sobre el gasto público, ampliando el gasto público desde la intervención. Así como, por último, favoreciendo la exportaciones con una devaluación del tipo de cambio.
De esta forma, Keynes consideró este estímulo como una política para combatir el desempleo.
Por otro lado, veamos el mecanismo para combatir la inflación, Keynes propone su otro modelo, el cual se halla en contraposición con el anterior. Es decir, Keynes propone una serie de medidas que persiguen el objetivo de reducir la demanda global. Para ello, en primer lugar, Keynes propone reducir el consumo, aplicando políticas como las subidas de impuestos. Por otro lado, la siguiente medida que propone el economista se centra en la subida de tipos de interés, encareciendo el endeudamiento y la inversión. El siguiente paso para Keynes consiste en la disminución del gasto público, reduciendo así el estímulo. Así como, por último, una elevación del tipo de cambio y una pérdida de competitividad consecuente en las exportaciones.
De esta forma, Keynes consideró que se podía lastrar el consumo de tal forma que la inflación se redujese.
Al margen, es importante que tengamos en cuenta que existen muchas variantes del modelo, por lo que no estamos hablando de la única.
La teoría general de Keynes
La política keynesiana se construye a través de un intervencionismo que trata de regular los distintos escenarios que se dan en la economía. Para Keynes, el ciclo económico era el principal problema al que se enfrentaba el capitalismo. Por esta razón, el intervencionismo que proponía Keynes trataba de contrarrestar los efectos que, debido al ciclo económico, generaban las expectativas en la economía.
Así, la fórmula que desarrolló Keynes se expone de la siguiente manera:
PIB = C + I + G + ( X – M )
Donde:
- PIB: Producto interior bruto.
- C: Consumo.
- I: Inversión.
- G: Gasto público.
- X: Exportaciones.
- M: Importaciones.
A través de dicha fórmula, Keynes propone el estímulo de la economía mediante la intervención. Para ello, aplicando una serie de medidas que se encargan de conjugar de tal forma las variables, que se consigue el estímulo de la economía. Según Keynes el consumo depende de un consumo autónomo y de un porcentaje de la renta disponible. De esta forma, si aumentamos la renta se aumenta el consumo que, a su vez, vuelve a aumentar la renta. Así, el objetivo se encuentra en alcanzar un punto de equilibrio, estabilizando la economía.