Comunismo de guerra
El comunismo de guerra es un enfoque del pensamiento comunista. Este fue aplicado durante la Revolución rusa, otorgando todo el control político, económico y militar al Estado.
El comunismo de guerra se basó en el control estatal pleno, en términos políticos y militares. De este modo, el comunismo de guerra pudo establecerse, y se estableció, como el sistema adoptado por Rusia, el cual prevalece a principios del siglo XX.
Así, la autoridad revolucionaria que salió vencedora asumió el control a nivel económico, político y militar. Fruto de ello, el sistema comunista fue impuesto y rápidamente aplicado en la totalidad de la posterior URRS.
Su objetivo principal era asegurar el control social y el abastecimiento alimenticio y armamentísticos del ejército. De ese modo, la industria y la agricultura estaban enfocadas al cumplimiento de dicho fin, a través de una gestión centralizada de las mismas.
Origen del comunismo de guerra
Entre los años 1918 y 1921, dentro de la guerra civil que se desató con motivo de la Revolución rusa, los planteamientos estandarizados del comunismo se cuestionaron y fueron puestos en duda.
Dicha discusión respondía a las diferentes visiones que poseían los bandos contrincantes. Así, cuando el bando bolchevique se hizo con la victoria, poniendo fin al anterior régimen (el Imperio ruso), se aplicó rigurosamente la estricta metodología comunista.
Durante la resolución del conflicto, esta aplicación fue progresiva en las distintas áreas del territorio ruso. Todo ello, hasta que acabó implantándose por completo en todos los territorios.
En ese sentido, el origen de este enfoque estuvo motivado por la intención del bolchevismo de “crear” una nueva sociedad utópica, la cual cumpliera fielmente las premisas de la dictadura del proletariado.
Características del comunismo de guerra
Como visión alternativa y posterior a los postulados ideológicos originales de Marx o Engels, el comunismo de guerra plantea una serie de puntos distintivos:
- Completo control estatal y militar: Los medios de producción y la totalidad de los recursos nacionales dependían enteramente de las cúpulas militares y políticas, encabezadas por el único partido.
- Abastecimiento regulado: La recolección de grano, así como de alimentos, estaba planteada con una prioridad muy definida. El ejército debía ser el primer colectivo al que había que abastecer.
- Centralización: El Estado asumía todos los poderes de un modo centralizado, estableciendo dependencias territoriales en sus posteriores soviets.
- Visión autárquica: Con el fin de eliminar posibles interferencias, o intervenciones de fuerzas del exterior, Rusia se cerró en un sistema autárquico y autodependiente.
- Eliminación de rasgos liberales: La posibilidad de convivencia con tendencias capitalistas, o la existencia de mercados libres, fue desechada siguiendo esa misma línea de control. Ejemplo de ello fue la abolición del concepto legal de propiedad privada.
Políticas destacables del comunismo de guerra
Algunos ejemplos de la gestión bolchevique seguían los criterios que hemos descrito anteriormente, mostrando así los principales hitos de este sistema:
- Planes de distribución alimentaria: Se estableció el aprovechamiento de excedentes de naturaleza agrícola para su redistribución entre la población. Con el avance de la Revolución, este sistema evolucionó hasta los calendarios programados impositivos de entrega de trigo y otros productos al Estado por parte de cada región o comunidad.
- Dominio de infraestructuras y comunicaciones: El control de las vías de transporte y distribución, de igual modo que los ferrocarriles y telégrafos, fueron restringidos al uso oficial.
- Militarización: El Estado otorgó a determinadas milicias, y grupos dependientes del partido comunista, poderes para controlar y someter a la ciudadanía. De este modo, perseguían cualquier conato de disidencia o amenaza considerada liberal y capitalista.
- Restricción de derechos individuales y colectivos: De cara a estimular la producción y controlar la vida social del individuo, el Estado prohibió los derechos a huelga o concentración, así como la sindicalización.