Riesgos bancarios
Los riesgos bancarios son aquellos riesgos inherentes al negocio bancario, pudiendo provocar pérdidas en la entidad. El más característico es el riesgo de mercado, que equivale a la probabilidad de incurrir en pérdidas derivadas de movimientos adversos en factores de mercado o bursátiles, y afecta al riesgo estructural de la entidad.
El riesgo de mercado refleja el impacto de un cambio adverso en las variables de precio, tipo de interés, volatilidad, índices, tipos de cambio y materias primas sobre posiciones en abiertas sobre distintos activos mantenidas por el banco en sus carteras. Por ejemplo, bonos, acciones, derivados, etc.
Atiende a factores externos propios de la actividad bursátil que son ajenos al control de la entidad.
Riesgo de mercado
Este riesgo afecta a la actividad bursátil de las entidades bancarias, pudiendo provocar fuertes pérdidas en su cuenta de resultados. Pero además, el riesgo de mercado está íntimamente relacionado con el riesgo estructural, que está ligado y afecta al balance de la entidad. En consecuencia, el impacto de fuertes movimientos adversos de estas variables de mercado puede provocar pérdidas de valor en los activos de cualquier entidad que no gestione adecuadamente el riesgo estructural, pudiendo dejarlo tocado (y hundido, en algunos casos).
Las entidades bancarias están sometidas a una regulación estricta por parte de organismos nacionales y/o internacionales, cuyos requerimientos y normas para con los bancos se han endurecido desde la crisis financiera de 2008. Estos organismos tratan de asegurar el buen funcionamiento del sistema financiero a través de la minimización de los riesgos de los bancos.
Tipos de riesgos de mercado
Entre los riesgos de mercado más destacados se encuentran:
Riesgo de liquidez y financiación
Es el riesgo de que el mercado mayorista se cierre y la entidad no pueda renovar la financiación necesaria para seguir funcionando adecuadamente. Dicho de otra forma, es la falta de solvencia o la incapacidad potencial de un banco de disponer de fondos para atender sus necesidades de liquidez.
Los bancos se financian en el mercado mayorista mediante operaciones de repos y simultáneas, por ejemplo, y también mediante depósitos captados del público minorista e institucional. Consecuencia de ello, podría ser la incapacidad de devolver el dinero a sus depositantes cuando estos lo soliciten y de conceder créditos cuando los clientes lo necesiten. Las entidades bancarias deben realizar una correcta gestión de este riesgo para minimizar al máximo la posibilidad de incumplir sus obligaciones de pago.
Las causas de una situación de insolvencia pueden ser:
- Exógenas: Por acontecimientos fuera del control del banco como, por ejemplo, insolvencia en contrapartidas del activo, crisis sistémicas, etc.
- Endógenas: Derivadas de desequilibrios en la estructura del balance o una mala gestión de la liquidez. Esto ocurre cuando los vencimientos de los pasivos son muy superiores a los vencimientos de los activos y este desequilibrio no es posible compensarlo con una reserva de activos de alta calidad.
Riesgo de tipos de interés
Es la exposición de la situación financiera de un banco a movimientos adversos en los tipos de interés, produciendo una alteración en el margen financiero o en su valor patrimonial.
Esto ocurre cuando una entidad se financia a tipo de interés variable en el mercado de capitales, pero tiene inversiones a tipo fijo. Si el tipo de interés de financiación se mueve hacia arriba y las posiciones no están cubiertas con derivados, entonces la entidad enfrentará pérdidas. En caso contrario, si la entidad tuviera inversiones a tipo variable y financiación a tipo fijo, y el tipo se moviera hacia arriba, entonces generaría beneficios.
Para examinar esto, hay que ir al balance e identificar qué masas de activos y pasivos están referenciados a un tipo de interés y, por tanto, son sensibles a su movimiento. Por ejemplo, en el activo, son sensibles los créditos, préstamos y carteras de renta fija, entre otros. En el pasivo, las cuentas corrientes a la vista, los IPFs y la financiación en mercados de capitales.
Riesgo de tipo de cambio
Produce pérdidas cuando la entidad mantiene en cartera inversiones denominadas en divisa extranjera. El tipo de cambio de la moneda extranjera se deprecia frente a la local, produciéndose la pérdida.
Las coberturas pueden ir dirigidas a estas mismas posiciones bursátiles o a cubrir la compra o el negocio de una empresa subsidiaria denomina en divisa extranjera. En el primer caso, el movimiento adverso en el tipo de cambio no impacta directamente en el balance, mientras que en el segundo sí.
Riesgo de crédito
Derivado de la posibilidad de incumplimiento de las obligaciones contractuales de las contrapartidas de una operación financiera de renta fija o derivados. El riesgo de crédito puede medirse comparando la rentabilidad que ofrece el activo de nuestra operación frente a su benchmark, un activo libre de riesgo con vencimiento similar. Esto es, a través de los spreads de crédito y de los spreads de los CDS (credit default swap).
Otro riesgo importante (aunque no forma parte del riesgo de mercado) y que está muy presente, es el riesgo operacional, que abarca el riesgo tecnológico y de ejecución. El riesgo tecnológico se traduce en pérdidas como consecuencia de fallos en los sistemas. El riesgo de ejecución provoca pérdidas como consecuencia de errores humanos, por ejemplo, en las mesas de tesorería, trading o ejecución, como poner un cero de más en una operación de mercado.
Gestión de activos y pasivos (ALM)
El ALM (assets and liabilities management) es el área del banco encargada de la gestión del riesgo estructural de la entidad. Es decir, gestiona la estructura financiera del balance.
Además, gestiona la relación rentabilidad/riesgo a corto y largo plazo para maximizar el rendimiento de la entidad mientras que asegura que el perfil del nivel de riesgo es el deseado.
Su tercera función consiste en proporcionar estabilidad al margen financiero a corto y medio plazo.
Por último, el ALM está presente en muchos tipos de empresas, desde bancos hasta compañías de seguros, por ejemplo.