Cuando pensamos en la inversión, tradicionalmente, nos encontramos con dos opciones: los bonos y las acciones. Sin embargo, es interesante analizar una tercera vía a la hora de invertir. Estamos hablando de las materias primas, que pueden permitirnos alcanzar mayores rentabilidades e incluso pueden ayudar a reducir la volatilidad.
Como anteriormente decíamos, las carteras de inversión estaban conformadas por acciones y bonos. No obstante, dados los rendimientos que genera la inversión en materias primas, el interés de muchos inversores ha aumentado en este campo. Es importante saber que la inversión en materias primas se considera inversión en activos alternativos, con las consecuencias que eso conlleva (en cuanto al volumen máximo de inversión para no exponerse a mucho riesgo y la posibilidad de diversificación principalmente).
Características de las materias primas
Podemos decir que las materias primas, como parte de una cartera de inversión ofrecen un amplio abanico de posibilidades, a lo que hay que añadir que también son activos muy complejos, por lo que no son recomendables para inversores novatos. Por ello, es necesario que el inversor comprenda que a la hora de embarcarse en las materias primas, estas conllevan importantes riesgos.
Es importante comprender que las materias primas serán consideradas intercambiables entre los inversores y usuarios. Esto es lo que se denomina fungibilidad. Para hablar de fungibilidad, las materias primas deberán reunir una serie de características comunes, sin importar el lugar de su procedencia o su ubicación. En otras palabras, un lingote de oro se considera lo mismo en Estados Unidos, en Alemania o en China.
El hecho de que se puedan intercambiar las materias primas en los mercados y que éstas tengan unas propiedades estandarizadas, permite que los inversores puedan desarrollar operaciones de compra y venta todos los días.
Pero, ¿qué es lo que rige los mercados de materias primas? Muy sencillo, la respuesta está en la ley de la oferta y la demanda. Ahora bien, siempre será complicado anticipar qué va a suceder, pues el estudio de los factores que determinan la oferta y la demanda no es precisamente una tarea sencilla.
Cabe recordar que lo que hace que las materias primas sean una más que atractiva opción de inversión es que son menos volátiles que las acciones. Esto quiere decir que invertir en materias primas conlleva menos riesgos que invertir en acciones. Otra característica a resaltar es que las materias primas no generan flujos de efectivo, pues no hay una empresa que reparta dividendos, ni se pagan cupones periódicamente.
Por otro lado, las materias primas son un activo que permite al inversor protegerse de los efectos de la inflación. La subida generalizada de los precios termina por mermar el poder adquisitivo de los ciudadanos, no obstante, las materias primas, ante situaciones inflacionarias aumentan de precio. Las pérdidas que puedan sufrir quienes invierten en bonos y acciones durante los periodos de inflación, serán compensadas con la inversión en materias primas, dado que su valor va acompasado al incremento de los precios.
Invertir en materias primas también significa apostar por el crecimiento económico mundial. En épocas de expansión de la economía, las poblaciones suelen aumentar y las ciudades crecen, por lo que serán necesarios más alimentos para satisfacer las necesidades humanas y se crearán más infraestructuras. Este crecimiento de la economía llevará aparejado una mayor demanda de toda clase de materias primas.
Clases de materias primas
El concepto de materia prima es muy amplio, por lo que se pueden establecer numerosas clasificaciones. Sin embargo, una primera división sería hablar de materias primas duras y materias blandas. En lo que respecta a las materias primas duras se encuadran los metales preciosos (oro, plata, cobre, platino), los metales industriales y el petróleo. Por el contrario, entre las materias primas blandas se encuentran los productos agrícolas y ganaderos.
Si lo que buscamos es una clasificación más detallada, conviene dividir las materias primas en seis familias distintas.
- Metales industriales
- Metales preciosos
- Energía (destaca especialmente el petróleo)
- Productos agrícolas: pueden ser productos como el trigo, el maíz o el arroz.
- Ganadería
- Perecederos: entre ellos se encuentran el café, el algodón, el zumo de naranja, el azúcar y el cacao.
Instrumentos de inversión
En cuanto a los medios para invertir en materias primas, destacan cuatro grandes alternativas.
La primera de ellas es muy sencilla. Se trata de la compra y almacenamiento de materias primas. Esta opción se emplea para mercancías con unos estándares marcados y con un valor asociado al peso y a su almacenamiento. Así pues, será un método apropiado para el oro, pero, por el contrario no será recomendable para el ganado debido a los problemas logísticos que supone para el inversor.
En segundo lugar hay que resaltar la existencia de los contratos de futuros. Podemos definir un contrato de futuros como un acuerdo mediante el cual, las dos partes pactan la compraventa de un activo con vistas a una fecha determinada.
La tercera opción consiste en invertir en acciones de empresas petrolíferas, mineras o del sector de la metalurgia. El valor de las acciones de estas empresas depende en gran medida del precio de mercado de las materias primas con las que trabajan. Como consecuencia de ello, el valor de sus acciones suele aumentar cuando los precios de las materias primas experimentan incrementos. En cambio, si desciende el precio de las materias primas, las acciones de estas compañías verán reducido su valor.
Por último, los fondos cotizados constituyen un instrumento de inversión muy común en los mercados de materias primas. Estos instrumentos financieros replican el comportamiento de los precios de las materias primas. Combinan la posibilidad de diversificar la inversión con la liquidez.