La deuda pública suele ser uno de los temas más relevantes siempre que se habla de política económica. Sin embargo, mucha gente no entiende en qué consiste. ¿Quieres saber qué es, cómo te afecta y cuánto dinero te cuesta?
En este artículo te lo explico.
Con la deuda pública ocurre algo difícil de entender. Por un lado, la prensa y algunos políticos le dan una gran importancia. A veces, advirtiendo que nos puede llevar a un colapso económico.
Por otro lado, lo que realmente preocupa a muchas personas son servicios que reciben del Estado, y los impuestos que pagan por ellos. La deuda pública les parece algo que solo está en las noticias y las estadísticas, pero no tiene una repercusión real sobre sus vidas.
Quizás tú estés entre ellas. Si es así, siento decirte que te equivocas.
Vamos a ver cómo es más preocupante de lo que piensas.
¿En qué consiste la deuda pública?
Las condiciones de la deuda pública varían mucho, dependiendo de lo solvente que sea el gobierno y de la disposición del mercado a prestarle
La deuda pública, básicamente, es un pasivo financiero emitido por el Estado. Cuando los gobiernos necesitan dinero fresco (lo cual ocurre bastante a menudo), lo piden prestado.
Vamos, como si tú no pudieses llegar a fin de mes y pides un crédito para pagar tus recibos y comprar comida.
A cambio, le dan al acreedor un título de deuda, que no es otra cosa que un derecho a que le reembolsen el dinero que ha prestado al cabo de un tiempo.
Los plazos de la deuda pública pueden variar mucho. Hay títulos con duraciones cortas, de menos de 1 año, y otros de vencimientos mucho más largos, por ejemplo 10 años.
Lo normal es que los gobiernos emitan un poco de todo, para evitar que todos los títulos de deuda venzan a la vez, y tengan que devolver un dinero que no tienen.
Las condiciones de financiación también cambian dependiendo de lo solvente que sea el gobierno, y de la disposición del mercado a prestarle. Así, podemos ver títulos que pagan interés 0 y otros que recompensan al inversor con tasas muy altas.
En otros casos, funcionan con descuento: en lugar de pagar intereses, permiten que el acreedor desembolse solo una parte del nominal, y al vencimiento el Estado le devolverá el 100 %.
Además, existe una práctica muy habitual de los gobiernos que es importante conocer para entender el problema: el rollover.
En este artículo lo explicamos con más detalle, pero básicamente, consiste en pagar deuda antigua con deuda nueva. Es decir, que el gobierno pide prestado a, por ejemplo, 10 años, y durante ese tiempo paga solo los intereses. Acabado el plazo, emite otro título de deuda por la misma cantidad, y usa ese dinero para pagar el anterior.
El pago de los intereses
Con el rollover, el gobierno depende constantemente de la disposición de los mercados a refinanciarlo
Hasta aquí, a muchos esta idea les puede parecer genial. El Estado se endeuda todo lo que quiere, y en lugar de hacer sacrificios para devolver ese dinero, pide más prestado y así cumple con los acreedores.
A simple vista, es como si el gobierno pudiera posponer indefinidamente los plazos de devolución de la deuda. Los grandes desembolsos de dinero siguen existiendo, pero parece que ya no se notan si son cubiertos con otros préstamos.
La pregunta, entonces, es ¿qué ganan los acreedores con esto? Si el Estado puede tomar dinero prestado que nunca llega realmente a devolver, ¿por qué los bancos, fondos de inversión y hasta particulares compran deuda pública?
La respuesta, como te podrás imaginar, no es tan sencilla. Si alguien te dice que la deuda pública realmente nunca se devuelve, o que si se hace no te cuesta nada, te está mintiendo.
Ahora veremos por qué.
Imagínate que el gobierno emite un título a 1 año de 1.000 USD, que paga un interés del 10 %. Eso significa que, al cabo de ese tiempo, deberá pagar 1.000 de capital y 100 de intereses. Como no puede permitirse devolver esa cantidad, decide hacer un rollover indefinido.
Haciendo esto, claro, el gobierno se va a ahorrar la devolución del capital. Pero en 10 años, va a haber pagado otros 1.000 USD en intereses, ¡y va a seguir debiendo los 1.000 USD iniciales!
Además, haciendo esto, el gobierno depende constantemente de la disposición de los mercados a refinanciarlo. Lo cual puede suponer, por ejemplo, que tenga que pagar aún más intereses por su deuda. Pero no vamos a entrar ahí.
En lugar de eso, vamos a ver las consecuencias prácticas que tiene la deuda pública y esta forma de refinanciarla.
Los presupuestos: la deuda pública no es gratis
Todos los años, una parte del presupuesto de la mayoría de países del mundo se dedica a pagar intereses
No hay que ser economista para entender que, si el gobierno está refinanciando constantemente sus pasivos, el nivel de deuda viva que tiene todos los años va a ser alto. Y si esos títulos se han emitido con interés, el gobierno siempre va a estar pagando intereses.
Es como si tuvieras una hipoteca en la que nunca cancelas capital. Sí, la cuota que pagarías todos los meses sería mucho más baja. Pero nunca cancelarías la deuda, porque estarías pagando solo intereses toda la vida.
Lo mismo ocurre con los presupuestos del Estado. Todos los años, los gobiernos dedican una parte del dinero de tus impuestos a pagar intereses de la deuda. Y la cantidad no es pequeña.
¿Has oído alguna vez eso de que pagamos impuestos para tener sanidad, educación y seguridad?
Bueno, eso es cierto, pero solo en parte. Porque el Estado tiene muchos otros gastos, y los intereses de la deuda suelen estar entre los principales.
Por ejemplo, en el primer cuatrimestre de 2024, el gobierno federal de Estados Unidos había dedicado nada menos que el 13 % del gasto al pago de intereses de su deuda. Eso es más que el dinero que invierte en defensa, y estamos hablando de la mayor potencia militar del mundo.
Y como seguramente estarás pensando, esto te afecta directamente. Porque cuando el Estado tiene un gasto, recorta de otros sitios, emite más deuda o te pasa la factura. No hay más opciones.
Eso significa que, mientras aumente el gasto en intereses, vas a pagar más impuestos o tener peores servicios públicos. En otras palabras, pagarías más y recibirías menos.
¿Ves que al final no era un buen negocio?
¿Cuánto te cuesta?
La emisión descontrolada de deuda pública redistribuye la riqueza presente, pero no mejora la riqueza futura
¿Esto te parece malo? Pues siento decirte que la cosa no acaba aquí. Porque los costes de la deuda pública van más allá de los presupuestos del Estado.
La razón es que, cuando el Estado emite deuda para financiar un gasto, el dinero que el sector privado le presta deja de usarse en otra cosa. Y ese dinero no ha crecido en los árboles, sino que la gente primero ha tenido que trabajar para ganárselo, y después ha hecho el esfuerzo de ahorrarlo.
Intentemos reconstruir el proceso. Para que haya inversión en la economía, primero hay que ahorrar. Eso significa no gastar inmediatamente todo el dinero que ganamos. Y luego, ese patrimonio que hemos acumulado, pequeño o grande, podemos invertirlo, o dejarlo en el banco para que otros lo inviertan por nosotros.
Lo mismo ocurre en un negocio. Si el empresario se gasta todos los beneficios de su empresa en irse de fiesta y coches de lujo, su negocio nunca va a poder crecer. Si quiere reinvertir, el empresario tiene que renunciar a gastar una parte de su dinero, para dejarlo en la empresa.
En esencia, es algo tan simple como vivir por debajo de nuestras posibilidades hoy, para estar mejor mañana. El problema es la deuda pública puede romper esta dinámica.
¿Por qué ocurre esto?
Básicamente, porque ese dinero que la gente ha ahorrado, en lugar de financiar inversiones productivas, se consume inmediatamente.
Aquí dejamos la lógica anterior, y los que ahorran siguen viviendo por debajo de sus posibilidades, para que otros vivan por encima de ellas. Hay una distribución de la riqueza presente, pero como no se apunta a mejorar la productividad, la riqueza futura no varía.
Así, se desvían recursos del ahorro al consumo. El resultado es que, a largo plazo, la economía puede quedar estancada, con problemas para generar trabajo y pagar buenos salarios.
¿Puedes ganar dinero con la deuda pública?
A diferencia de las empresas privadas, el Estado puede obligar a la población a hacer sacrificios para pagar su deuda
Ahora bien, no todo son desventajas para todo el mundo. Si el coste de la deuda es tan alto para el Estado y la sociedad, alguien debe estar ganando dinero con ello. Y es ahí donde podemos hablar de las posibilidades que se abren para quien quiera invertir.
De hecho, la deuda pública suele ser uno de los productos más atractivos para los inversores. Especialmente para los de perfil conservador, aunque no necesariamente. Ahora lo veremos.
La gran ventaja de la deuda pública es que su pago está garantizado por los impuestos. Es decir, que el Estado puede obligar a la población a hacer sacrificios para cumplir sus compromisos. Para empezar, no está mal como garantía, porque ninguna empresa privada puede hacer eso.
Además, suele ser un producto con bastante demanda. A veces, incluso, los mismos bancos centrales compran. Eso significa que, en general, son un activo financiero bastante líquido.
En otras palabras, si has comprado deuda pública y quieres venderla en algún momento, lo más habitual es que no te falten compradores. Y eso te beneficia, porque mientras más fácil sea vender esa deuda a otros, va a ser menos probable que lo hagas con pérdidas.
Además, la deuda pública ofrece posibilidades para distintos perfiles de inversores. Los más conservadores suelen comprar la deuda de países europeos, Japón o Estados Unidos. Los más arriesgados, de países emergentes. Todo depende de cuánto riesgo quiera asumir cada uno, a cambio de ganar rentabilidad.
Y si en tu caso no quieres comprar directamente en deuda pública, también puedes invertir en un fondo que lo haga. De hecho, es normal que muchos fondos tengan deuda de gobiernos como parte de su cartera. En Economipedia puedes encontrar los recursos para aprender cómo funcionan estos fondos, y cómo invertir en ellos.