El británico Alfred Marshall (1842-1924) fue un destacado economista considerado como el fundador de la escuela neoclásica. Hombre polifacético, desarrolló su trayectoria como profesor, abordando disciplinas como la Economía, la Filosofía y las Matemáticas.
Formado en la Merchant Taylor’s School y en el Saint John’s college, Marshall terminó desarrollando su carrera profesional como docente. En su etapa como profesor, pasó por universidades tan prestigiosas como el Saint John’s College, el University College de Bristol, la Universidad de Cambridge y la Universidad de Oxford.
Comenzó estudiando un área de conocimiento como la Ética, que estaba encuadrada en el campo de la Filosofía. Sin embargo, Marshall terminaría dando el salto a la Economía, llegando a ser todo un economista de referencia. De hecho, su trabajo tuvo una enorme influencia en su época, teniendo entre sus alumnos a Arthur Pigou y John Maynard Keynes, quienes, a la postre, también serían celebres economistas.
En cuanto a sus influencias, merece la pena destacar que se inspiró en economistas como David Ricardo y John Stuart Mill, ideas que también complementó con los trabajos de los marginalistas Leon Walras y Carl Menger.
No hay que olvidar que se sitúa a Marshall en el origen de la denominada “economía del bienestar”. Y es que, Marshall creía firmemente que la gran finalidad de la economía era acabar con la pobreza.
Alfred Marshall y la formación de precios
El principal objeto de estudio de los neoclásicos fue el modo en que se determinaban los precios. Marshall establecía que para comprender el funcionamiento del sistema de mercado era necesario analizar el comportamiento de productores y consumidores.
Así pues, Alfred Marshall veía la demanda como una tabla que mostraba las relaciones entre precio y cantidad. Ahora bien, para que aumentaran las compras, era necesaria una disminución de los precios.
Por su parte, los consumidores tenían que elegir entre varios bienes y tratar de maximizar su utilidad. En otras palabras, los consumidores tienen que gastar de tal manera que no puedan aumentar su satisfacción con otras combinaciones de bienes posibles.
Ahora bien, la demanda no explica por sí sola la formación de los precios. Es aquí, donde según Alfred Marshall, entraba en juego la oferta. Para los empresarios, a medida que aumentaba la producción, los costes se incrementaban.
Los empresarios, tratando de conseguir el máximo beneficio, lucharán por reducir los costes. Por ello, buscarán obtener las combinaciones de factores al menor coste para obtener un nivel de producción deseado.
Podemos concluir que, según Alfred Marshall, la demanda venía determinada por la utilidad marginal y la oferta estaba marcada por los costes de producción.
El estudio de la elasticidad
Un concepto fundamental en la economía que debemos a Marshall es la elasticidad. Gracias al estudio de la elasticidad, es posible conocer cómo una variación en los precios puede afectar a la cantidad demandada. En este caso, estaríamos ante lo que se conoce como elasticidad-precio de la demanda.
En el estudio de la elasticidad, Marshall incluiría la condición “ceteris paribus”, que viene a significar que, si una variable cambia, las demás se mantendrán constantes.
Por otra parte, también se puede estudiar la elasticidad cruzada de la demanda. En otras palabras, es posible conocer cómo influye la variación del precio de un bien en la cantidad demandada de otro bien.
Por último, la elasticidad demanda-renta, permitía conocer en qué medida afectan los cambios en la renta sobre la cantidad demandada de un determinado bien.
Otras aportaciones a la economía
Marshall también aportó nuevos términos a la ciencia económica, los bienes complementarios y los bienes sustitutivos. De este modo, los bienes complementarios son aquellos que se utilizan conjuntamente para poder cubrir una necesidad. Por el contrario, los bienes sustitutivos son aquellos que pueden suplir a otro bien para poder cubrir la misma necesidad.
Especial atención merece el excedente del consumidor, que es la diferencia entre la utilidad total que obtenemos de un bien o servicio y su precio de mercado.
En lo que se refiere a los factores de producción, tradicionalmente se consideraba que eran tres: tierra, trabajo y capital, pero Marshall agregó la llamada «iniciativa empresarial», que se encarga de coordinar, organizar e impulsar a los tres anteriores. En otras palabras, sin iniciativa empresarial no puede haber actividad económica.
El método de Marshall para el estudio de la Economía
Marshall veía las Matemáticas como un lenguaje económico. Es más, las Matemáticas debían ser utilizadas como una herramienta que permitiese solucionar las cuestiones que planteaba la Economía.
Igualmente, defendía que los textos económicos fuesen redactados y traducidos a la lengua inglesa.
Por último, buscando una economía más práctica, que diese respuesta a los problemas de la sociedad, argumentaba que la investigación en economía debía ir acompañada por ejemplos que tuvieran lugar en el mundo real.