Producto financiero
Un producto financiero es un instrumento que permite invertir, ahorrar o financiar bienes y servicios y que se adapta a las características del perfil del inversor en lo relativo a su rentabilidad y riesgo.
Por tanto, estamos ante una serie de productos que, a diferencia de los que podemos comprar en un comercio, tienen relación con las finanzas. En realidad, las entidades financieras que los comercializan realizan el mismo proceso que en cualquier empresa.
De hecho, nosotros nos interesamos por un tipo de producto financiero y lo solicitamos. La entidad analiza nuestro perfil y sobre esta base nos recomienda el que mejor se adapta a nuestra personalidad, conservadora (menor riesgo) o no (mayor riesgo) y nos lo vende.
Tipos de producto financiero
Veamos cómo podríamos clasificar estos productos, en función de si se centran en el ahorro, la inversión o la financiación. Al final veremos algunos ejemplos:
- Dentro de los que se centran en el ahorro, tenemos todos aquellos que sirven para que podamos acumular ciertas cantidades de dinero con vistas a constituir un montante en el futuro, es decir, un colchón monetario.
- En relación con los productos de inversión, se busca una relación idónea entre rentabilidad y riesgo. Así, son aquellos que ofrecen intereses, dividendos o ganancias patrimoniales. Estas últimas son debidas a las diferencias entre los precios de compra y venta.
- Por último, estarían los de financiación. En ellos la entidad contratante nos presta dinero a cambio de un interés y con ciertas garantías.
El riesgo
El riesgo se puede mirar, desde un punto de vista estadístico, como la desviación de los datos sobre su valor promedio. Cuanto mayor sea esta, mayor será el riesgo de ese producto financiero. En palabras llanas, es la probabilidad de que la rentabilidad, interés o ganancias bajen o suban.
Es muy importante tener en cuenta las dos vertientes. Así, en un producto de inversión el temor será que la ganancia baje, pero en uno de financiación (a tipos variables) lo que no queremos es que ese diferencial suba.
Por otro lado, el producto de ahorro no tiene riesgo, al menos este es muy pequeño. De hecho, en productos de ahorro el capital suele estar garantizado, si no todo, una parte sustancial. En el ejemplo veremos el caso de los depósitos.
La formación y el producto financiero
La formación es esencial cuando hablamos de un producto financiero. Por supuesto, no estamos diciendo que haya que ser expertos, pero unos conocimientos básicos son de mucha utilidad. Hay que tener en cuenta que es la entidad que contrata estos servicios la que nos va a asesorar.
Existen carreras que aportan un conocimiento más o menos profundo sobre ellos. Las más conocidas son Administración de Empresas o Finanzas. Además, hay másteres o cursos especializados recomendables si te vas a dedicar a asesorar a otros.
Lo importante es, sobre todo, adquirir nociones relativas a tipos de interés, rentabilidad, riesgo, plusvalías y otros conceptos. Por eso, sitios como Economipedia son de enorme relevancia, ya que enseñan de forma amena y sencilla.
Ejemplo de producto financiero
Para terminar, veamos algunos ejemplos:
- Una hipoteca es un préstamo cuya garantía es la vivienda que financia. Estamos ante un producto de financiación con un riesgo que dependerá de si la contratamos a interés fijo o variable. Este último suele estar referenciado con indicadores como el euribor.
- Acciones de una compañía. En este caso sería de inversión y al ser renta variable, su rentabilidad puede ser alta, pero el riesgo también.
- Un contrato de derivados. Este es un producto complejo que consiste en un contrato en que compramos un activo financiero cuyo valor se referencia en función de la evolución del precio de otro. No es recomendable contratarlo si no nos asesora un experto.
- Préstamo personal. De nuevo estamos ante un producto de financiación similar a una hipoteca, pero cuyos intereses suelen ser más altos y la garantía es personal.
- Obligaciones del Estado. Es un producto de inversión con rentabilidad baja y con un riesgo también bajo. En este caso se financia a la administración pública.
- Depósito bancario. Le dejamos al banco dinero por un tiempo a cambio de un interés y con total garantía de devolución. Eso sí, en este producto financiero, hoy en día, los intereses son muy bajos o nulos y la devolución dependerá del fondo de garantía de cada país.