Radicalismo
El radicalismo es una corriente política y de pensamiento originado en Inglaterra en los siglos XVIII y XIX. Consiste en la acogida y defensa de postulados radicales en la interpretación de la vida social y política. En su origen fue de inspiración liberal.
El radicalismo, más allá de su significado como corriente de pensamiento surgida sobre todo a lo largo del siglo XIX, es una forma de pensar y de hacer política. Consiste en proponer ideas y políticas que socaven las bases de lo que hay establecido en ese momento. De ahí el nombre de radical, de exponer ideas un tanto extremas en uno u otro sentido.
Origen
Como hemos mencionado anteriormente, el radicalismo tiene su origen en Gran Bretaña entre los siglos XVIII y XIX. Fue un movimiento liberal surgido para luchar contra el conservadurismo y las ideas económicas y sociales de la época.
Algunas de las ideas que sugería esta corriente era el desarrollo de un sistema electoral justo, limitar el poder de la corona y ampliar las libertades políticas y civiles de los que disfrutaban los ciudadanos ingleses.
Con el paso de los años, la caída de las ideas revolucionarias, y el auge del Estado de bienestar, fue el reformismo el que se consolidó como la idea política con mayor consenso y apoyo popular.
El radicalismo y las ideologías políticas
El radicalismo, por otro lado, en su significado más estricto, se refiere a las ideas radicales. Es decir, a aquellas que, si tuviéramos que situar en el espectro político, las situaríamos en el extremo, dando igual así la ideología.
Esto, traducido a las ideologías que tenemos desde la Segunda Guerra Mundial, nos sitúa en dos grandes radicalismos: el fascismo y el comunismo. Aunque, entendiendo la ideología más allá del eje izquierda y derecha, y situándonos en el diagrama de Nolan, también el liberalismo “extremo” es una forma de radicalismo.
Pero, más que hablar de ideologías en su ámbito más amplio, es más interesante hacerlo de ideas concretas, siendo así más fácil de identificar este radicalismo. En el comunismo encontramos ideas tales como la abolición de la propiedad privada, la nacionalización de los medios de producción, o la eliminación del culto a cualquier religión. En el fascismo, o cualquiera de sus variantes, encontramos la represión total para controlar a la población, la persecución de las libertades civiles y el tradicionalismo como eje vertebrador de la vida social.
Pero, como dijimos, también encontramos radicalismos en ideologías no represivas como el liberalismo. Como la liberalización total de la economía, la supresión total o parcial de los impuestos o el portar armas libremente.
El radicalismo y la sociedad
Cabe destacar que la sociedad también ha experimentado una tendencia al radicalismo en los últimos años. El triunfo de los populismos socialistas en algunos países latinoamericanos, y el auge de otros partidos populistas en Europa, sumados a los intereses de los grandes medios de comunicación, han provocado la polarización y radicalización de gran parte de la población que habita en estos territorios.
Podemos decir que se ha cambiado el consenso y el reformismo por la disputa y el radicalismo.