Sentimiento de mercado
El sentimiento de mercado es la tendencia, traducida en las decisiones de compra o venta, que observamos en las expectativas de quienes operan en él. Dicho sentimiento puede entenderse en sentido amplio (hacia el mercado en general) o hacia determinados activos.
De esta manera, si hay una recesión que afecta a todas las áreas de la economía, podríamos decir que hay un sentimiento de mercado negativo. Es el caso, por ejemplo, de una guerra, donde hasta los activos refugio se pueden ver penalizados y los inversores huyen hacia otros mercados.
Por el contrario, en ocasiones, vemos un sentimiento de mercado positivo en general cuando una economía crece tanto que los precios de todos los activos tienden a subir. Es lo que ocurre con algunas burbujas, donde la subida de precios de algunos activos acaba generando un optimismo en todo el mercado que también acaba empujando al alza el precio de otros activos.
Sin embargo, también es posible hablar del sentimiento de mercado hacia un activo concreto. Al fin y al cabo, la tendencia en las decisiones de los agentes con respecto a un activo no tiene que ir necesariamente en la misma dirección que la presente en el resto del mercado.
Estaríamos ante un caso de este tipo si, por ejemplo, en el contexto de un mercado optimista se publica un escándalo sobre una empresa que cotiza en Bolsa. Lo lógico es que los inversores se vuelvan pesimistas con respecto a las acciones de esa compañía, y tiendan a venderlas. Pero, si el impacto de esa empresa sobre la economía es limitado, puede que ese sentimiento no afecte el optimismo reinante en el resto del mercado.
Del otro lado, también podemos encontrar casos donde hay un sentimiento de mercado positivo hacia un activo bajo un marco general de pesimismo. Es lo que ocurre, sin ir más lejos, cuando hay una crisis financiera que genera incertidumbre y empuja a los inversores hacia los activos refugio. Una dinámica que es bastante habitual en activos como el oro, cuyo precio suele crecer ante las turbulencias financieras.
Características del sentimiento de mercado
- Se trata de una variable cualitativa, no cuantitativa. Por su propia naturaleza, no es cuantificable. Sin embargo, existen algunos indicadores orientativos relacionados con los movimientos de precios.
- Está determinado, principalmente, por las expectativas de los agentes del mercado.
- El objeto de estas expectativas son los activos que se compran y venden en el mercado, cuyas operaciones se reflejan en los movimientos de precios
- La inflación puede ser un factor distorsionador del sentimiento de mercado, o al menos de su análisis. Dado que en un contexto inflacionista las subidas de precios no siempre reflejan optimismo sobre un activo, es necesario deflactar los precios del mismo. En otras palabras, se hace imprescindible descontar el efecto de la inflación para percibir el sentimiento de mercado
- No existe un consenso sobre la racionalidad en el sentimiento de mercado que presentan los agentes. Las posturas de los economistas varían desde la teoría de las expectativas racionales de Lucas hasta la de los espíritus animales de Keynes, que propone un fuerte componente irracional. Actualmente, existe un amplio campo de estudio, llamado economía conductual, que analiza la influencia de factores psicológicos, sociales o cognitivos sobre las decisiones económicas de los individuos
¿Cómo se mide el sentimiento de mercado?
Como hemos explicado anteriormente, el sentimiento de mercado es una variable cualitativa, no cuantitativa. Eso significa que no es cuantificable y, por lo tanto, tampoco medible con exactitud.
Sin embargo, eso no nos impide obtener una idea aproximada de cuál es el sentimiento de mercado general o hacia un activo concreto. La buena noticia, en este sentido, es que para ello contamos con indicadores basados en observaciones concretas.
De todas maneras, y dada la complejidad de los sentimientos humanos, lo mejor suele ser estudiar varios indicadores a la vez. El motivo de esta recomendación es que un indicador cuantitativo difícilmente puede abarcar completamente una variable cualitativa, a veces tan confusa.
Ante esta limitación, y el sesgo que pueda tener un solo indicador, se suelen emplear varios indicadores. Todo ello asumiendo el riesgo, claro está, de que a veces los resultados puedan parecer contradictorios entre sí.
Indicadores del sentimiento de mercado
Veamos ahora algunos de los principales indicadores del sentimiento de mercado:
- Medias móviles de precios: miden las tendencias de los precios a corto, medio o largo plazo.
- Índices de volatilidad: miden la amplitud de la oscilación de los precios en un periodo determinado. Hay numerosos ejemplos, como el índice VIX, la volatilidad histórica ponderada o la Volatilidad de Parkinson.
- Derivados financieros: algunos instrumentos derivados pueden ser indicadores muy útiles sobre los sentimientos del mercado acerca de un activo. Por ejemplo, si sube el precio de los CDS (Credit Default Swaps) de una empresa, eso significa que hay una desconfianza creciente hacia su solvencia.
- Indicador de confianza del consumidor: mide la disposición a consumir. Si bien la lectura más sencilla es que muestra mejores datos cuando se respira optimismo, también requiere interpretaciones más elaboradas. Por ejemplo, puede registrar aumentos de consumo «engañosos» si hay una perspectiva de hiperinflación.
- Índice Baker-Wurgler: indicador compuesto del sentimiento de un mercado financiero. Incluye diferentes variables relacionadas con las ofertas públicas iniciales (IPOs). Las principales son dividendos, rendimientos, volumen negociado, descuentos y proporción del capital negociado sobre el total.
- Índice Case Shiller: indicador compuesto que incluye los principales índices del precio de la vivienda en Estados Unidos.
El oso y el toro
El estudio de los sentimientos humanos es muy complejo, pero en el mercado encontramos dos grandes tendencias: alcista y bajista.
Hablamos de un sentimiento alcista o positivo cuando los agentes prevén que el precio de un activo va a subir en el futuro. Por ello, tienden a comprar dicho activo, lo que puede reflejarse en un alza de los precios si la oferta no crece al mismo ritmo.
En inglés, esta tendencia se expresa con el término bullish, derivada de la raíz bull (toro). El motivo es que los toros suelen atacar agachando la cabeza y dando cornadas hacia arriba, describiendo un movimiento ascendente análogo al de los precios en un mercado alcista.
Por otra parte, hay un sentimiento bajista o negativo cuando los agentes son pesimistas sobre el precio de un activo. Como consecuencia de ello, al esperar que los precios bajarán, tienden a deshacerse de dicho activo poniéndolo a la venta. Este sentimiento pesimista, si es lo bastante generalizado, puede presionar a la baja los precios.
Los sentimientos bajistas son expresados en inglés por la palabra bearish, que deriva de bear (oso). La razón es que los osos suelen atacar dando zarpazos de arriba hacia abajo.
Este es el motivo por el cual, en muchas bolsas del mundo, podemos encontrar representaciones de toros y osos, como una alegoría acerca de los sentimientos de mercado.