Antiguo régimen
El Antiguo Régimen fue la forma de gobierno empleada en Francia, y en gran parte de Europa, durante los siglos XVII y XVIII. Posee unos rasgos económicos, sociales y políticos muy particulares, cuyo fin se precipitó tras la Revolución francesa.
Además de su forma de gobierno, hablamos de Antiguo Régimen para referirnos a una época situada al final de la Edad Moderna. Y que, además, posee unas características peculiares en cuanto a sus relaciones sociales y económicas.
El fin del Antiguo Régimen vino con la Revolución francesa, cuyo último rey fue el borbón Luis XVI, decapitado públicamente por la guillotina, insignia de la revolución. Final acelerado por el mal gobierno del rey durante sus años de mandato, quien no supo resolver los males de sus ciudadanos.
El término “Antiguo Régimen” fue acuñado por primera vez por los revolucionarios franceses. Ello para referirse, de forma despectiva claro, a la forma de gobierno anterior al estallido de la revolución de 1789.
Política en el Antiguo Régimen
La forma de gobierno era la monarquía absoluta, caracterizada por el mandato de un rey. El rey, así, atesoraba los tres poderes (judicial, legislativo y ejecutivo). Su régimen y trono eran de inspiración divina, elegido por Dios para desempeñar el puesto de rey. Además, justificándose en esta consideración, su poder no tenía límites, impartía su gobierno de forma despótica; y justicia de forma arbitraria. Aunque, debido al papel de la nobleza, algunos reyes sí tenían ciertos límites no escritos.
Algunos países disponían de parlamentos, aunque su papel era, a menudo, el de legitimar al rey. Aunque, en algunos casos, entraban en conflicto con el monarca; quien aceptaba la negativa parlamentaria o, por el contrario, la doblegaba y se imponía finalmente.
Destacar que el Antiguo Régimen coincide, también, con la Ilustración, periodo denominado como despotismo ilustrado. Gobierno por el cual el monarca estableció reformas en favor del pueblo llano, pero sin la participación del mismo.
Sociedad en el Antiguo Régimen
La estratificación social imperante en el Antiguo Régimen era el sistema estamental. Caracterizado por la existencia de tres estamentos, cuya movilidad era muy complicada aunque no estaba regulada por la ley. Los estamentos eran los siguientes:
- Nobleza: Se distingue entre el rey y el resto de nobles. Estos últimos eran vasallos del monarca, quienes juraban lealtad y contribuciones de acuerdo a los pactos establecidos, a cambio de mantener su estatus de nobleza.
- Clero: Estaba compuesto por todos los miembros de la Iglesia, por ello, tenían una serie de privilegios. Se sitúan por debajo de la nobleza pero por encima del pueblo llano.
- Tercer estado: A nivel interno, al igual que en la nobleza, se realizan dos divisiones. Por un lado, los comerciantes y artesanos; y por otro, los campesinos, en una situación más precaria que los anteriores.
Este último estrato suponía más del 95% de la población, sometida por el otro 5%. Esta situación, más los agravios de la mala gestión gubernamental, propició la Revolución francesa y la caída de este sistema, sustituido por clases sociales.
Economía en el Antiguo Régimen
La economía del Antiguo Régimen se asentaba sobre dos motores: la agricultura, que era la actividad principal; y el comercio.
Existían dos formas de organización en la explotación agrícola. Por un lado estaba la aldea, que se componía de las familias que trabajaban la tierra, siendo esta la encargada de organizar el trabajo y las tierras que se dedicaban al cultivo y al pasto de los animales. Por otro lado, el comercio, que creció durante el siglo XVIII. Europa importaba gran cantidad de alimentos de sus colonias, y dentro de sus territorios nacionales se impulsó la industria textil.
Este auge del comercio fue el impulsor de la revolución industrial, iniciada en Reino Unido y exportada paulatinamente al resto de Europa.
Final del Antiguo Régimen
Históricamente, el hecho que da fin a esta época es la Revolución francesa. Que intentó socavar todas las facetas y vestigios del orden anterior.
Ante el descontento de la población francesa por las hambrunas y la crisis que vivía el país, sumado a la ostentosa vida que llevaba la casa real, los franceses decidieron acabar, y de forma violenta, con la monarquía y su orden político y social.
Surgió, de ello, una nueva época: la edad contemporánea. Una nueva época, la cual se desarrolla hasta nuestros días.