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Federico J. Caballero Ferrari

Redactor en Economipedia. Economista y profesional del sector financiero. Graduado en Economía en la Universidad Autónoma de Madrid (España) y UNED, MBA en Cerem Business School (España). Estudios de posgrado en las universidades de Maastricht y Utrecht (Países Bajos). Con experiencia en banca privada y de inversión, Federico se dedica actualmente a la optimización y mejora de procesos en el ámbito financiero.

Artículos publicados por Federico J. Caballero Ferrari en Economipedia

Swap de rentabilidad total (TRS)

Un swap de rentabilidad total (Total Return Swap, TRS) es un derivado financiero por el que dos partes acuerdan intercambiar flujos financieros (ingresos y pagos) durante un periodo establecido. En ese acuerdo el comprador paga una tasa fija a cambio de beneficiarse de cualquier rentabilidad del activo de referencia (subyacente).


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¿Cuándo es un buen momento para comprar una vivienda?

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  • Actualidad
  • Análisis económico

¿Funcionan los tipos de cambio múltiples?

La volatilidad de los mercados financieros y su impacto sobre la cotización de las monedas hace que muchos se pregunten si existe alguna manera de controlar esta amenaza. Mientras tanto, muchos desearían proteger algunos precios, como la energía, de las oscilaciones de los mercados de divisas.

La política económica cuenta con un instrumento para ello: los tipos de cambio múltiples. ¿En qué consisten? ¿Funcionan realmente? ¡Veámoslo!

¿Qué son los tipos de cambio múltiples?

Se trata de aplicar diferentes ratios de conversión entre la moneda nacional y otras divisas, de acuerdo a los criterios establecidos por las autoridades económicas o monetarias

Lo primero que debemos hacer es definir el concepto. ¿Qué es un tipo de cambio? Un tipo de cambio es el precio de una moneda expresado en otra. Normalmente, ese ratio de conversión es determinado en los mercados financieros, con pequeñas diferencias entre un mercado y otro.

Por poner un ejemplo, supongamos que la moneda local cierra la jornada a 10 unidades por dólar. Eso significa que al día siguiente, quienes quieran operar en sus cuentas bancarias y les apliquen el último precio de cierre, deberán comprar o vender a 10. Más allá de que sean empresas o particulares, o del uso que vayan a dar a ese dinero, el tipo de cambio será el mismo para todos.

Los tipos de cambio múltiples rompen esta igualdad. Existen cuando un gobierno o banco central obliga a los agentes financieros, como los bancos, a aplicar ratios de conversión diferentes de acuerdo a algunos criterios.

Uno de los más frecuentes suele ser el sector. En ocasiones, se impone un tipo de cambio más favorable a los sectores exportadores que el gobierno quiere favorecer. En otros casos, la moneda extranjera se encarece artificialmente para desincentivar las importaciones.

Además, los tipos de cambio múltiples pueden ser una forma encubierta de controlar la salida de divisas del país. En Argentina, por ejemplo, durante años los turistas que querían salir al extranjero han soportado un tipo de cambio superior al oficial del gobierno.

Esto significa que cada compra les resulta más cara en moneda local, lo que reduce su capacidad de gasto. Al hacerlo, se reduce también la necesidad de los bancos argentinos de realizar pagos al extranjero en dólares, lo cual relaja también la demanda de moneda extranjera en el Banco Central.

Un instrumento de la política económica

Mientras más se aleje el tipo de cambio oficial del que indica el mercado, más necesidad suele haber de aplicar tipos distintos a determinadas actividades

Por lo tanto, parece evidente que se trata de una política intervencionista que persigue determinados objetivos económicos. No por casualidad, su aplicación suele ir acompañada de medidas más duras, como controles de capitales o limitación de la compraventa de divisas. Al mismo tiempo, los tipos de cambio múltiples son habituales en los países donde los bancos centrales tienen poca independencia con respecto al gobierno.

Otra característica es que suelen aplicarse donde el tipo de cambio «por defecto» es determinado directamente por el gobierno, y no por los mercados financieros.

La razón es sencilla. Si el tipo de mercado es 10 y el oficial es el mismo, el gobierno no tendrá ningún incentivo a gastar más dinero en fomentar la exportación, porque los exportadores liquidarán sus ventas a ese precio igualmente. Pero si el tipo oficial es 5, la exportación será mucho menos rentable, con lo cual habrá menos ventas al exterior y, por lo tanto, menos crecimiento y empleo.

En ese contexto, el gobierno puede aplicar un tipo de 10 para que los exportadores consigan la misma cantidad de dólares que tendrían en un mercado libre. De esa manera, tienen un incentivo para mantener o incluso aumentar su actividad.

Lo mismo puede decirse de las importaciones. El gobierno podría imponer un tipo de 15 (más alto) para desincentivar la compra de productos en el extranjero. Pero también podría conceder un tipo de 5 (más bajo) si quiere fomentar algunas importaciones, por ejemplo de bienes de capital.

Ventajas del sistema

Se trata de un instrumento muy efectivo para influir en los precios y controlar los mercados financieros

Para los gobiernos, es evidente que este régimen aporta grandes ventajas. Como hemos comentado, es un instrumento muy efectivo para la política económica. Además, permite incrementar el control sobre los mercados financieros.

En primer lugar, los tipos de cambio múltiples permiten a los gobiernos influir en los precios de forma encubierta. De esta manera, se evitan los controles directos de precios, que suelen ser muy impopulares.

En este sentido, es indudable que tienen un fuerte impacto en la actividad de los sectores económicos afectados de forma más directa. Recordemos que en las economías de mercado, la medida de la escasez relativa de recursos son los precios. El precio de un producto señala a empresarios y consumidores indicadores tan esenciales como la rentabilidad de producirlo o la capacidad de comprarlo. Manipulando ese precio, la oferta y la demanda también tienden a cambiar, ajustándose a la nueva coyuntura.

En segundo lugar, al menos a corto plazo se pueden contener problemas como una salida masiva de capitales o una devaluación muy fuerte de la moneda. En países con mercados financieros inestables y poco desarrollados, especialmente afectados por la incertidumbre, pueden ser una alternativa útil que evita tomar medidas más duras.

La asignación de recursos, primera víctima de los tipos de cambio múltiples

Sin embargo, también existen importantes objeciones a los tipos de cambio múltiples. La primera de ellas parte de la afirmación que acabamos de hacer: es un instrumento de control con grandes ventajas para los gobiernos. Pero eso no significa que necesariamente sea beneficioso para la economía, y por extensión para los ciudadanos.

De hecho, aplicar tipos de cambio distintos suele acabar con la gran ventaja que posee un sistema de precio único: la asignación eficiente de los recursos. Veámoslo con un ejemplo.

Desviando recursos

La asignación de los recursos ya no se hace de acuerdo a los precios, sino según factores políticos que pueden carecer de lógica económica

Imaginemos que en una economía libre dos empresas de sectores diferentes exportan a 10 unidades monetarias por dólar. La empresa A tiene una rentabilidad del 25 % y la empresa B del 10 %. Eso significa que por cada dólar vendido, A tendrá 2,5 monedas locales como beneficio, mientras que B solo ganará 1.

Al ser A más rentable, lo normal es que contrate más factores de producción (mano de obra, inversiones, etc.) que B. De esta manera, la economía del país puede dirigir una proporción mayor de sus esfuerzos hacia las actividades más rentables, gracias al sistema de precios.

Supongamos ahora que el gobierno impone un tipo oficial de 5 a toda la economía, pero por motivos políticos quiere favorecer al sector donde opera la empresa B. Por ello, otorga a dicho sector un tipo de 15, superior al de mercado.

Bajo estas condiciones, la empresa A pasará a ganar apenas 1,25 en moneda local por cada dólar vendido. Por su parte, la empresa B ahora ganará 1,5.

Como podemos observar, se han invertido las tendencias: aunque los márgenes de beneficio son mayores en A, la empresa B es más rentable gracias a que se le aplica un tipo de cambio más favorable. Eso significa que muchos recursos que antes se empleaban en A pasarán a B.

Las consecuencias de esta desviación no son menores. En el fondo, implican que la asignación de los recursos en la economía no se hace de acuerdo a los precios (que, a su vez, expresan la oferta y la demanda) sino según factores políticos que pueden carecer de lógica económica. Podemos encontrarnos en una situación donde se retraen recursos de actividades rentables, que satisfacen una demanda real, para llevarlos a producir bienes que no son apreciados por los consumidores.

Desajustes múltiples

A largo plazo, pueden llegar situaciones en las que el déficit público o las reservas internacionales se vean seriamente comprometidos

El segundo gran problema es que las consecuencias de un régimen de tipos de cambio múltiples no se quedan en un caso tan sencillo como el ejemplo anterior. A escala macroeconómica, estamos hablando de miles de empresas y trabajadores, y de grandes cantidades de capital físico y financiero dirigidas hacia una dirección equivocada.

Por otra parte, estas políticas pueden generar dependencia y crear círculos viciosos de los que luego es muy difícil salir. No olvidemos que si se beneficia artificialmente a una empresa poco rentable, se le quitan los incentivos para que emplee de forma más eficiente sus recursos.

Además, los sectores privilegiados siempre tienden a crecer. Y mientras más peso tengan en la economía del país, más presión podrán hacer sobre el gobierno para que mantenga sus privilegios.

Se puede generar así un contexto donde se dedican demasiados esfuerzos a producir bienes que no son tan demandados por el resto del mundo, mientras los empresarios que realmente satisfacen las necesidades del mercado tienen dificultades para producir.

Los mayores perjudicados son los consumidores, pero también los trabajadores de los sectores no privilegiados, ya que reciben una renta inferior a la que les correspondería.

Por último, las autoridades también pueden salir perjudicadas a largo plazo. Al fin y al cabo, prometer a un sector un tipo de cambio superior al de mercado obliga al Banco Central o al gobierno a pagar la diferencia. Y como todos los sectores tienden a presionar para mejorar sus condiciones, pueden llegar situaciones en las que el déficit público o las reservas internacionales se vean seriamente comprometidos.

Conclusiones

Después del proteccionismo de los años 30 del siglo XX, esta práctica ha caído en desuso

Como hemos comentado, los tipos de cambio múltiples son un instrumento muy efectivo de control de la economía para los gobiernos. A través de ellos, un gobierno puede influir en los precios, con fuertes repercusiones sobre el crecimiento, el empleo y la asignación sectorial de los recursos. Además, las transacciones financieras con moneda extranjera pueden verse reorientadas en la dirección deseada por la política económica.

Dolar2

Sin embargo, el coste de implementar estas medidas suele generar controversia, tanto en la generación de ineficiencias en la economía como en la pérdida de reservas internacionales. No es casualidad que, después del proteccionismo de los años 30 del siglo XX, esta práctica haya caído en desuso. Una excepción notable es Argentina, donde existe una gran controversia al respecto y cuyas múltiples cotizaciones oficiales del dólar podemos observar en la gráfica superior.

En la actualidad, el sistema sobrevive en economías relativamente cerradas y con mercados financieros altamente regulados, como Argentina, Cuba, Venezuela o Zimbabwe. Aun así, cuenta con numerosos defensores en estos países y en otros de la región, normalmente ligado a posturas proteccionistas. En cualquier caso, el debate sigue abierto, y como siempre lo seguiremos explicando en Economipedia.

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¿Qué es el carry trade y cómo nos afecta?

El carry trade es una práctica muy habitual en los mercados financieros. De hecho, suele hablarse con frecuencia de él en la prensa económica, especialmente en Sudamérica. Sin embargo, muchos no saben realmente en qué consiste, y eso explicaremos en este artículo. Además, responderemos a una pregunta aún más importante: ¿cómo nos afecta el carry trade cuando otros lo practican?

Una estrategia de inversión en divisa

Se trata de endeudarse en una moneda para invertir en otra, aprovechando el diferencial de tipos de interés

A grandes rasgos, podemos definir el carry trade como la práctica de financiarse en una moneda a la vez que se invierte en otra. El principal motivo detrás de esta estrategia es aprovechar el diferencial de tipos de interés que existe entre un país y otro.

De esta manera, el inversor pide prestado en una moneda de un país cuyos tipos de interés son bajos. Una vez que cuenta con ese capital, puede convertirlo a otra moneda e invertirlo en un país donde los tipos son más altos.

Este esquema presenta dos grandes ventajas. En primer lugar, si el diferencial entre los tipos de interés es elevado, la rentabilidad puede ser muy alta. En segundo lugar, si en el país donde se invierten las divisas hay un ciclo alcista de tipos, es probable que su moneda se aprecie contra las que aún tienen tipos bajos.

Eso significa que dentro de un año, por ejemplo, el inversor tendrá en su poder no solo los intereses generados, sino también un capital inicial más valioso que antes.

Veamos un ejemplo

En determinadas condiciones, las oscilaciones del tipo de cambio pueden multiplicar las ganancias de quienes hacen carry trade

Para entenderlo mejor, imaginemos que un inversor del país A pide prestadas a un año 1.000 unidades monetarias al 1 % de interés. Convierte ese capital a la moneda B (supongamos que el tipo de cambio es 1 = 1) y lo invierte en bonos a un año que pagan un 10 % de interés. Al cabo de un año, tendrá 1.100 en moneda del país B: 1.000 de capital inicial y 100 de intereses generados.

Si el tipo de cambio se ha mantenido estable, los 1.100 en moneda B serán cambiados por 1.100 en moneda A. El inversor tendrá que devolver 1.001 (1.000 de capital, 1 de intereses) y habrá ganado 99.

Sin embargo, como hemos mencionado, el tipo de cambio varía constantemente. De hecho, lo habitual es que ante subidas del tipo de interés la moneda se aprecie. En nuestro ejemplo, imaginemos que a lo largo de ese año la moneda B se ha revalorizado contra la moneda A, y ahora el tipo de cambio es 1,10 = 1.

En ese caso, el inversor seguirá teniendo 1.100 en moneda B, pero a la hora de cambiar le entregarán 1.210 en moneda A. Devolverá los 1.001 acordados, y habrá ganado 209.

Problemas del carry trade

La inestabilidad cambiaria y el riesgo regulatorio son problemas que los inversores siempre deben considerar

Ahora bien, esto no significa que el tipo de cambio siempre vaya a favorecer al inversor. De hecho, en ocasiones las subidas de tipos son solo medidas del Banco Central para frenar una depreciación de la moneda. Si esto no se consigue, los que hayan invertido en ella pueden sufrir grandes pérdidas, pues tendrán en sus manos una moneda devaluada mientras sus deudas están denominadas en una moneda fuerte.

También puede ocurrir que a lo largo del periodo de la inversión el Banco Central cambie su política monetaria, o que ocurra cualquier evento que deprecie la moneda del país donde se invierte. En cualquiera de estos casos, aumenta el riesgo de pérdidas ligadas al tipo de cambio.

Por último, en ocasiones, los tipos de interés muy altos son una estrategia para atraer inversiones compensando otros riesgos que presenta el país. Uno de ellos es el control de capitales, que limita la repatriación de beneficios. Eso significa que en determinadas condiciones, un extranjero puede invertir en el país, pero cuando recoge los beneficios, no puede sacar su dinero de él o recomprar la moneda origen.

Todo en su contexto

Esta estrategia es frecuente a la hora de invertir en mercados emergentes, si bien se hace también entre economías más desarrolladas

De hecho, para entender mejor el carry trade es esencial conocer el contexto en el que normalmente se emplea. Empezamos señalando que, cuando hay una libertad total de movimientos de capitales entre dos países, el diferencial entre sus tipos de interés tiende a reducirse. Sin embargo, no suele desaparecer por completo, ya que los tipos dependen de decisiones de los bancos centrales que no siempre siguen las tendencias del mercado.

En estos casos, el diferencial de tipos que sigue existiendo suele repercutir en la cotización de las divisas. Como ya hemos comentado, apreciando la divisa del país con tipos más altos y depreciando la del país con tipos más bajos. Con estos movimientos de precios, el mercado puede descontar (al menos en parte) el diferencial de tipos, reduciendo la rentabilidad del carry trade.

Por este motivo, esta estrategia es frecuente a la hora de invertir en mercados emergentes, si bien se hace también entre economías más desarrolladas. Al fin y al cabo, los tipos de interés nominales suelen ser más altos en los mercados emergentes. Las causas de este fenómeno son varias, siendo la principal que la prima de riesgo es más elevada en estos países.

Por lo tanto, cuando hablamos de carry trade en el siglo XXI solemos referirnos a inversores que se financian en una moneda relativamente fuerte (dólar, euro, libra) para invertir en otras de países emergentes. Este es el caso de buena parte de la inversión extranjera en el mundo hispano, procedente de Estados Unidos y Europa.

¿Una solución o un problema?

Gracias al carry trade se reducen las ineficiencias en la asignación de recursos en los mercados internacionales, aunque no está exento de críticas

En principio, el carry trade es un mecanismo del mercado para igualar los tipos de interés a nivel mundial e interconectar los mercados financieros. Recordemos que si en el país A los tipos son bajos, los inversores moverán su dinero al país B, reduciendo la oferta monetaria en A. Al haber menos oferta de capitales disponibles, los tipos de interés tienden a subir.

Lo contrario ocurre en el país B: al tener tipos más altos, atrae capitales internacionales. Pero precisamente la llegada de esos capitales inyecta liquidez al mercado, presionando a la baja los tipos de interés. De esta manera, el movimiento de capitales tiende a corregir los diferenciales de tipos entre países.

Para muchos economistas, este fenómeno es muy positivo, ya que aumenta la eficiencia de los mercados, en el sentido de que el capital se acaba invirtiendo en las mejores oportunidades. Se reducen así las ineficiencias en la asignación de recursos en los mercados internacionales. En otras palabras, se evita que en un país haya liquidez de sobra y sea difícil encontrar oportunidades rentables de inversión, mientras en el de al lado sobran las oportunidades, pero falta capital para invertir.

Sin embargo, el carry trade también comporta serios riesgos si tiene lugar en entornos inestables. En Argentina, por ejemplo, ha sido una estrategia muy popular entre los inversores extranjeros en los últimos años. El problema es que, en una coyuntura económica tan volátil, con cambios regulatorios constantes, inflación, controles de capitales y gobiernos con baja calificación crediticia, se convirtió en una estrategia a corto plazo que en la práctica generaba grandes oscilaciones en los flujos de entrada y salida de capitales. Todo ello causando, además, una gran presión sobre las reservas del Banco Central y el tipo de cambio.

Desestabilizando países

En entornos inestables, un ciclo de recogida de beneficios puede ser suficiente para desestabilizar la economía de un país

De hecho, en muchos países hemos visto que cuando esta estrategia de inversión se realiza en grandes magnitudes, el impacto sobre la vida cotidiana de las personas puede ser muy fuerte. Cuando llegan los capitales a hacer carry trade, la economía crece, se crean puestos de trabajo y se aprecia la moneda. La gente viaja al extranjero, compra productos importados y se endeuda para consumir, porque comprar en otra moneda es más barato que antes y los tipos de interés bajan.

Sin embargo, esa misma bajada de tipos es lo que incita a los inversores a repatriar sus capitales y no prorrogar sus inversiones. Cuando llega el momento de recoger beneficios, los bancos y empresas empiezan a tener problemas de liquidez, se destruyen puestos de trabajo y se deprecia la moneda del país. La euforia económica se transforma en recesión, a veces poniendo en la cuerda floja la solvencia de los gobiernos.

A la vista de esta experiencia, parecería evidente que esta práctica es nociva para las economías emergentes. Si en la teoría sirve para fortalecer la convergencia económica y la interdependencia, en la práctica ha conseguido desestabilizar a los países pobres, consolidando la brecha con los ricos.

No obstante, no todos los expertos comparten estas críticas. Desde su punto de vista, la culpa de la inestabilidad cambiaria en esos casos no es del carry trade en sí, sino de quienes han generado ese entorno tan adverso en el que se desarrolla. Es decir, que estos movimientos de capital no tendrían que desestabilizar un país con una economía sólida, seguridad jurídica garantizada y gobiernos creíbles.

De hecho, es innegable que cuando la misma estrategia de inversión se desarrolla en entornos más favorables, el efecto desestabilizador sobre la economía es mucho menor, y a veces casi imperceptible.

¿Y si todo fuera un error de cálculo?

Los tipos de interés hacen referencia al precio de los bienes futuros, y ninguna autoridad monetaria puede prever con exactitud esos valores

Todo ello nos lleva a plantear una tercera alternativa. Ya hemos dicho que los tipos de interés dependen en gran medida de la oferta y demanda de dinero. Recordemos que, si hay liquidez abundante en el mercado, será más barato pedir dinero porque los tipos tienden a bajar. Por el contrario, si se demanda más dinero, hay una presión al alza sobre los tipos.

Sin embargo, los bancos centrales también juegan un rol importante. Ellos son quienes marcan la tasa de interés de referencia en el sector bancario, lo que impacta sobre el resto de la economía. El problema es que si esa tasa de interés no coincide con la que pide el mercado, pueden darse grandes desajustes a nivel macroeconómico.

Por ejemplo, si un banco central quiere fortalecer su posición y sube demasiado los tipos de interés, está mandando una señal falsa al mercado. De alguna manera, está diciendo a los capitales internacionales que las inversiones en el país son más rentables de lo que realmente son. El resultado es que esos capitales llegan, se quedan unos años, y al ver que el entorno no se ajusta a las previsiones, salen en masa y desestabilizan la moneda del país.

Por lo tanto, bajo este punto de vista, el carry trade solo sería negativo cuando los tipos de interés están fuertemente intervenidos, o bien mal determinados por los bancos centrales. Esto da lugar a un debate más amplio entre los economistas, ya que los tipos hacen referencia al precio de los bienes futuros, y ninguna autoridad monetaria puede prever con exactitud esos valores.

En resumen, hemos visto que el carry trade es mucho más que una estrategia de inversión que solo interesa a quienes mueven dinero de un país a otro. Más bien, al contrario, se trata de un fenómeno cada vez más frecuente a medida que avanza la globalización, y que puede tener un fuerte impacto no solo en nuestro país, sino también en nuestra economía doméstica.

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¿Cómo encontrar trabajo en internet?

Cuando hablamos de la Cuarta Revolución Industrial y la economía digital, la mayoría de los estudios se centran en el impacto sobre las empresas y trabajadores ocupados. Sin embargo, muchas veces se olvida a los trabajadores potenciales, como los desempleados y los estudiantes. Hoy hablaremos sobre ellos, y responderemos a la pregunta de ¿Cómo encontrar trabajo en internet?

Buscando trabajo

El uso de internet ha cambiado por completo la forma de buscar un empleo

Cualquiera que últimamente haya estado en búsqueda activa de empleo habrá comprobado que esta actividad no tiene casi nada que ver con cómo se hacía hace 20 años. Por supuesto, sigue rigiendo la vieja máxima de que para un desempleado «su trabajo es buscar trabajo», en el sentido de que exige una gran dedicación de horas diarias, especialmente si vivimos en un país con un mercado laboral poco dinámico. Pero la forma de llevarlo a cabo es completamente diferente, más allá de alguna excepción.

El motivo es que, hoy en día, casi todos los anuncios y solicitudes se realizan a través de internet. La presencialidad ha quedado relegada al mínimo, normalmente en las instancias finales de los procesos de selección. Antes, un desempleado podía pasar el día en la calle llevando su currículum a las empresas. Hoy, para hacer lo mismo, debe consumir jornadas enteras delante del ordenador.

¿Dónde puedo buscar?

A través de redes profesionales como LinkedIn, los usuarios no solo pueden buscar ofertas de empleo, sino relacionarse con otros profesionales y ampliar su red de contactos

Uno de los mejores instrumentos para buscar oportunidades laborales son los portales de empleo. Dependiendo del país, suele haber distintos perfiles en estas plataformas. Así, podemos encontrar webs generalistas, pero también otras especializadas por sectores, grado de temporalidad, cualificación, etc.

Otra opción cada vez más utilizada son las webs corporativas de empleo, normalmente para grandes empresas. La estructura es similar a la de los portales genéricos, pero la diferencia es que aquí solo se pueden encontrar las vacantes ofrecidas por la empresa.

Esto, naturalmente, supone una mayor carga de trabajo para el candidato, que debe crearse un nuevo perfil para cada una de las empresas donde busquen empleo. La ventaja es que, una vez esté dado de alta, podrá encontrar todas las vacantes que no sean de promoción interna.

Un concepto también interesante es el de las bolsas de empleo. Esta opción es particularmente popular entre los estudiantes, ya que muchas instituciones educativas cuentan con portales de este tipo. Sin embargo, su alcance no se limita a la educación. Dependiendo del país, los servicios públicos de empleo, ONGs y hasta sindicatos también los tienen.

Por último, el uso de redes profesionales como LinkedIn se vuelve cada vez más popular. A través de ellas, los usuarios no solo pueden buscar ofertas de empleo, sino relacionarse con otros profesionales y ampliar su red de contactos. Por su parte, las empresas pueden buscar perfiles específicos y ponerse en contacto con los potenciales candidatos.

Rutina, filtros y alertas

Los filtros y alertas pueden ayudarnos a hacer más eficiente el tiempo que dedicamos a buscar empleo, pero no nos libran de la necesidad de una rutina

Con respecto a la dedicación, no hay consenso entre los expertos sobre un número óptimo de horas que debemos dedicar a buscar trabajo. Sin embargo, hay un acuerdo casi unánime en que la dedicación debe ser diaria, y que debemos procurar fijar una franja horaria para esta tarea.

La búsqueda en sí, como ya hemos comentado, puede llegar a ser muy  laboriosa. Al fin y al cabo, nos obliga a revisar una y otra vez múltiples portales web donde estamos registrados en busca de novedades. La buena noticia es que tenemos dos instrumentos que pueden ayudarnos a que esta tarea sea más llevadera: los filtros y las alertas.

Los filtros suelen estar en los motores de búsqueda de casi todas las webs de empleo. La clave aquí es filtrar por fecha de publicación, por ejemplo, la última semana. De esta manera, podremos buscar muy fácilmente si se han publicado nuevas vacantes desde la última vez que hemos entrado en esa web.

Las alertas también son muy útiles, ya que nos ahorran el trabajo de entrar a buscar las oportunidades. Muchas webs de empleo nos dan la posibilidad de configurarlas siguiendo los parámetros que queramos definir (por ejemplo, por sector y ciudad). De esta manera, el propio portal nos avisa, normalmente a través de un email, cuando surge una vacante con ese perfil.

Los filtros y las alertas son instrumentos complementarios, no excluyentes. Ambos nos ayudan a hacer más eficiente el tiempo que pasamos buscando empleo, pero no nos libran de la necesidad de establecer una rutina si queremos encontrar trabajo en internet.

Las ventajas de buscar trabajo en internet

Internet ha roto barreras geográficas y ha beneficiado a muchas personas, que han podido emigrar con la seguridad de haber sido seleccionados para un empleo

De hecho, la eficiencia es una de las grandes ventajas de buscar trabajo en internet. Con solo un click, podemos encontrar miles de vacantes de empleo. El ahorro de tiempo, dinero y esfuerzo con respecto a lo que supondría desplazarnos a cada una de esas empresas es enorme. Esto significa que en mucho menos tiempo, podemos presentar nuestra candidatura a muchas más vacantes, sin siquiera movernos de casa.

Además, internet ha hecho que anunciar una oferta de empleo sea asequible para muchos más empresarios. Antes, el coste de un anuncio en un periódico hacía que no todos pudieran publicar las oportunidades que ofrecían, lo que daba mayor visibilidad a las grandes empresas. Ahora, un candidato puede encontrar en internet toda clase de anuncios, incluso de las empresas más pequeñas, lo que multiplica sus oportunidades de encontrar trabajo.

Otra gran ventaja es que internet amplía nuestro horizonte de búsqueda y rompe barreras geográficas que hasta hace muy poco tiempo nos limitaban. Por ejemplo, hace 20 años, lo más habitual era que si una persona quería buscar trabajo en otra ciudad, debía mudarse a ella primero. Hoy, puede buscar oportunidades en otras ciudades e incluso otros países sin desplazarse hasta el final del proceso de selección.

Por ello, cada vez es más frecuente que personas que piensan cambiar de ciudad buscando un trabajo se acaben desplazando después de haber sido seleccionadas. Lo cual redunda, naturalmente, en una mejora de la calidad de vida del candidato, que evita la incertidumbre de emigrar sin tener la seguridad de un empleo.

¿Hay desventajas de encontrar trabajo en internet?

Es preferible ser más selectivos a la hora de buscar, leer bien la descripción de cada puesto al que nos presentamos y estar seguros de que la oferta nos interesa

Naturalmente, no solo hay ventajas en esta transformación del mundo laboral. El principal punto negativo es que, para muchas personas, los procesos de selección se vuelven más fríos, al verse desprovistos de las entrevistas presenciales.

Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo con este enfoque. Algunos expertos opinan que se trata simplemente de adaptarnos y saber dar nuestro toque personal a nuestras interacciones online.

Donde sí hay un claro peligro es en el envío de candidaturas. Como hemos explicado anteriormente, internet nos permite presentarnos a cientos de ofertas por día. Pero esta posibilidad puede hacernos caer en la tentación de hacer envíos masivos, sin apenas leer la descripción de las vacantes ni reflexionar si realmente queremos esos empleos.

Por este motivo, es preferible ser más selectivos a la hora de buscar, leer bien la descripción de cada puesto al que nos presentamos y estar seguros de que la oferta nos interesa. Además, en algunos casos, puede ser positivo personalizar nuestra candidatura, ya sea con una carta de motivación dirigida a la empresa o resaltando aspectos de nuestro currículum que son especialmente relevantes para el puesto.

La gran asignatura pendiente: la formación

La correlación entre salario y estudios depende del encaje de la formación del trabajador a lo que demanda el mercado, pero la formación a distancia hace más fácil adaptarse a esas necesidades

Por último, hay otro aspecto que puede ayudarnos a encontrar trabajo en internet, aunque sea de forma indirecta: la formación. Ya seamos estudiantes, desempleados o trabajadores ocupados, la oferta formativa online es muy variada y puede ampliar nuestro horizonte laboral futuro.

En este sentido, la ventaja fundamental es que podemos acceder a todo tipo de formación sin movernos de casa. Desde maestrías oficiales hasta cursos gratuitos, en internet podemos encontrar ofertas formativas para todos los sectores, perfiles y bolsillos.

Además, la modalidad en línea hace más fácil compatibilizarlas con la vida laboral y familiar, y nos abre la posibilidad de cursarlas independientemente desde cualquier parte del mundo.

Es importante no olvidar este aspecto, porque no se trata de un detalle menor. Como hemos explicado en una publicación anterior, la evidencia demuestra que, a nivel general, existe una correlación positiva entre salario y nivel de estudios, especialmente en el mundo hispano. Por ello, es importante que a lo largo de la vida laboral los trabajadores sigan actualizando y mejorando su formación.

En ese mismo artículo también explicábamos que la correlación entre salario y estudios no se aplica a cada caso particular, porque queda condicionada a que los conocimientos del trabajador se ajusten a las necesidades del mercado laboral.

Pues bien, precisamente esa flexibilidad es la gran ventaja que ofrece la formación a distancia, ya que amplía las posibilidades a las que puede acceder un trabajador para profundizar en un tema concreto o formarse en otras áreas.

En cualquier caso, es indudable que la digitalización de los procesos de selección ha traído grandes beneficios a los candidatos. Solo nos queda hacer uso de ellos para explotarlos al máximo, y hacer algo menos duro el siempre difícil reto de encontrar un empleo.

Por último, decirte que si quieres formarte bien y multiplicar tus posibilidades de encontrar empleo, te recomiendo que visites el campus de Economipedia.

  • Actualidad
  • Análisis económico

Los 5 retos de la economía mundial en 2023

En nuestra última publicación habíamos explicado cómo había sido el año 2022 para la economía mundial. Un año atípico, marcado por la vuelta de la inflación y por factores externos como la guerra de Ucrania, que abre ante nosotros un escenario completamente nuevo. Por ello, en este artículo vamos a explicar cómo se presenta el año que comienza y los desafíos que nos esperan.

¿Combatir la inflación o convivir con ella?

Se trata de encontrar una tasa de interés que permita combatir la inflación sin tirar por la borda todo lo conseguido desde la pandemia

Todos estamos de acuerdo en que la inflación es un lastre para la economía, tanto a nivel macro como para nuestras finanzas personales. Incluso los economistas que defienden que el alza de los precios ayuda a impulsar la producción, como plantea la Curva de Phillips, se refieren a tasas de inflación más bajas que las que tenemos ahora.

Eso significa que casi ningún banco central, en principio, está conforme con la inflación registrada en su país. Lo cual nos lleva a pensar que la tendencia general de la política monetaria será mantener, o incluso reforzar, la senda restrictiva que comenzó en 2022.

Las medidas suelen variar según el país, pero en la mayoría de los casos el instrumento preferido suele ser la subida de tipos de interés. Ya lo han hecho la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra, los cuales también han anunciado que seguirán haciéndolo a corto plazo. Las autoridades monetarias de otros países también se han sumado, y es previsible que se mantengan en esta senda.

Ahora bien, si la inflación es tan negativa y se puede combatir subiendo tipos de interés, ¿por qué no apostar por subidas más agresivas? La razón es que encarecer la financiación restringe el crédito, y esto tiene un impacto negativo sobre el crecimiento económico. Estamos hablando de menos consumo, menos inversión y, por supuesto, menos creación de puestos de trabajo.

Por ello, el reto consiste en encontrar una tasa de interés que permita combatir la inflación sin tirar por la borda todo lo conseguido desde la pandemia. Sin embargo, esa moderación puede retrasar la lucha contra la subida de precios y obligarnos a convivir con tasas de inflación más altas de lo que nos gustaría.

Un nuevo equilibrio monetario

Todas las economías, de una manera u otra, se verán afectadas por las subidas de tipos en EE. UU.

Como hemos explicado en el artículo de «Cuando EEUU tose, el mundo se resfría», las subidas de tipos en EE. UU. suelen empujar al alza la cotización del dólar con respecto a las monedas de mercados emergentes por la atracción de capitales internacionales.

Esta dinámica, a su vez, suele «arrastrar» a los bancos centrales de esos países a subir también sus tipos de interés para evitar una devaluación. Lo hemos visto una vez más en 2022, y si se cumplen los anuncios de la Fed, es probable que lo sigamos viendo en 2023.

En principio, el hecho de que la cotización de las divisas oscile en los mercados internacionales no es algo nuevo. Sin embargo, mientras más tiempo se extienda este efecto «arrastre» de las subidas de tipos, más probable es que afloren las diferencias entre el contexto económico de cada país y el de EE. UU. En otras palabras, los bancos centrales emergentes pueden seguir a la Fed durante un tiempo, pero no indefinidamente.

Para los bancos centrales que ponen objetivos sobre la cotización de su moneda con respecto al dólar, el reto es encontrar una nueva tasa de interés que permita alcanzar esa meta. Todo ello, pensando también en los efectos sobre su propio balance y, en algunos casos, también el crecimiento del PIB o la deuda pública.

En aquellos países donde la cotización de la divisa es más libre, el reto también es significativo, ya que el sector privado se verá afectado igualmente. Un cambio en el precio de la moneda más importante del mundo no solo repercute sobre importadores y exportadores, sino también sobre precios y salarios de toda la economía.

El papel de los inversores

El reto es mantener un nivel de inversión en energía y materias primas para que la producción pueda seguir creciendo, bajo una regulación cada vez más restrictiva

La gran mayoría de los economistas, sobre todo los de la escuela keynesiana, suele afirmar que las subidas de tipos de interés tiene un efecto negativo sobre la inversión. Esto ocurre, en teoría, porque la financiación se vuelve más cara, y ello desincentiva a los inversores a endeudarse y reduce la rentabilidad de muchos proyectos empresariales.

Aquí no comentaremos la discusión teórica, pero podemos señalar que muchos sectores económicos sufren desde hace años un problema de falta de inversión. Además, y esto quizás sea lo más importante, este problema repercute en nuestro día a día a través de los precios de las materias primas y de la energía.

En el primer caso, en 2021 dedicamos un artículo a explicar por qué las materias primas se estaban encareciendo. Pero más allá del problema de la laxitud monetaria, podemos añadir el retraso de la inversión para tener efectos reales en la producción de materias primas.

La razón del problema se encuentra en que, a diferencia de otros sectores, en algunas materias primas la inversión tarda mucho tiempo en impulsar la producción. Si un local de comercio minorista o un pequeño taller pueden estar listos en unas pocas semanas, poner en funcionamiento una mina de cobre o un pozo de petróleo lleva mucho más tiempo.

Por ello, si bien la inversión empresarial se vio impulsada en 2021 y 2022, es probable que tardemos un tiempo en ver sus efectos reales en la economía. En el caso del mercado energético, hay que sumar el efecto distorsionador de las sanciones a Rusia, uno de los mayores proveedores de petróleo y gas natural del mundo. Además, tampoco podemos olvidar las políticas medioambientales de muchos gobiernos, que aplican toda clase de impuestos y restricciones al sector.

En este sentido, el reto de la economía mundial es mantener un nivel de inversión en energía y materias primas para que la producción pueda seguir creciendo. Y lo que es más difícil, conseguirlo bajo un marco regulatorio que no deja de poner piedras en el camino.

El problema de la deuda

Familias, empresas y gobiernos pueden verse obligados a hacer ajustes para afrontar los nuevos tipos de interés

Por otra parte, el impacto de las subidas de tipos sobre los mercados financieros no se limita a la inversión en nuevos proyectos. También afecta a quienes están endeudados con préstamos a tipo variable, y a quienes necesitan refinanciar deudas anteriores.

En el primer caso, muchas familias tienen por delante un desafío importante a la hora de afrontar tipos de interés crecientes. El impacto es diferente en cada caso, pero suele ser mayor cuanto más grande sea el capital prestado. Es el caso, por ejemplo, de los préstamos hipotecarios.

En cualquier caso, estas familias deberán enfrentarse a un escenario en el que su presupuesto de gastos crece sin que su nivel de vida mejore en proporción. Pero eso no significa que no puedan hacer nada para evitarlo, ya que también existen recursos al alcance de la mayoría de personas. Se trata de alternativas variadas, que van desde renegociar las deudas pasándolas a tipo fijo hasta hacer más eficiente el presupuesto familiar, pasando por proteger el ahorro.

En este sentido, también es importante mencionar a uno de los deudores más importantes en la economía mundial: los estados. Ya sea por un déficit excesivo durante la pandemia o por la herencia de un desequilibrio anterior, en la mayor parte del mundo la deuda pública ha crecido hasta niveles nunca vistos.

Esto ha despertado menos preocupación cuando los tipos de interés eran más bajos, ya que bastaba con renovar los vencimientos de deuda a través del rollover. Pero ahora, en un escenario con tipos más altos, el panorama cambia por completo.

Supongamos que un país con una deuda pública del 100 % del PIB paga en promedio un 1 % de interés, y el presupuesto del gobierno equivale a un 40 % del PIB. Cada año, el gobierno pagará el 1 % del PIB (o el 2,5 % de su presupuesto) por intereses de deuda.

Ahora bien, si los tipos suben al 5 %, el pago anual de intereses supondrá un 5 % del PIB, lo que equivaldría al 12,5 % del presupuesto del gobierno. Como podemos comprobar, si lo analizamos a nivel presupuestario el impacto puede ser muy importante.

Naturalmente, esto no ocurre de un día para otro y lo normal es que los gobiernos vayan renovando su deuda gradualmente a lo largo de los años. Sin embargo, eso solo significa que las autoridades tendrán algo más de tiempo para hacer ajustes, no que se verán libres de hacerlos.

¿Y si la recesión no fuera el peor escenario?

Puede haber un cierto conflicto de objetivos entre los bancos centrales, que buscan frenar la inflación, y los gobiernos, que intentar evitar la crisis económica

Como vemos, el remedio contra la inflación suele ser amargo, no solo para la economía a nivel macro, sino también para las finanzas personales de cada uno. Cada vez más analistas hablan de una recesión en 2023, e incluso algunos bancos centrales ya hablan de desaceleración.

A nadie le gusta pasar por una recesión, especialmente si consideramos los efectos sociales que las crisis suelen tener. Las crisis sociales, además, suelen tener efectos electorales, y esto preocupa especialmente a los gobiernos.

Por ello, en algunos países puede haber un cierto conflicto de objetivos entre los bancos centrales, que buscan frenar la inflación, y los gobiernos, que intentar evitar la crisis económica.

En este punto, el desafío consiste en que el deseo de evitar una recesión no nos obligue a convivir con tasas de inflación anormalmente altas durante mucho tiempo. Si esto ocurriera, quizás se pueda evitar una contracción del PIB en 2023, pero a costa de lastrar el crecimiento económico del futuro.

En otras publicaciones hemos hablado de los efectos de una inflación prolongada: se destruye el valor real del ahorro, lo que impide la formación de capital financiero para invertir. Al no haber inversión, el capital físico y humano tiene grandes dificultades para expandirse, lo cual, con el tiempo, frena el crecimiento de la productividad. Y como la productividad se estanca, también lo hacen los salarios reales.

En resumen, se trataría de un escenario engañoso donde parece que se evita la recesión y la economía siempre crece porque indicadores como el PIB nominal se mantienen en positivo. Pero a un nivel más profundo, la economía entraría en un ciclo de larga decadencia, donde el crecimiento real cada vez es más débil y la calidad de vida va empeorando poco a poco.

Este es quizás el reto más difícil de la economía mundial en el nuevo año que comienza. Los desafíos anteriores que hemos mencionado también marcarán la agenda de familias, empresas y gobiernos, y tampoco podemos descartar que surjan otros nuevos.

En cualquier caso, desde Economipedia seguiremos estando a disposición de nuestros lectores para analizar la actualidad económica y cómo nos afecta.

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